domingo, 24 de febrero de 2013

Por el CYII de el Molar a Venturada

Crónica de JuanCar
Hacía ya bastantes semanas que teníamos esta ruta en la recámara. Siempre nos parecía oportuna para cuando el terreno estuviera encharcado o hubieran pasado bastantes días lloviendo y por alguna razón no pudiéramos salir por los sitios más habituales como es el caso de esta semana en la que las lluvias nos hacían presagiar que el terreno no iba a estar precisamente bien.
La ruta la encontré buceando por wikiloc buscando alternativas a las ya conocidas Pistas del Canal (o Canal alto y Canal bajo), saliendo desde Tres Cantos, o el Cañón del Guadalix. La alternativa de ir por pistas del Canal bien merecía una investigación.
Así pues, y tras valorar alguna que otra opción, se decidió que lo más conveniente era quedar en El Molar, aparcamiento del polideportivo, para, como siempre, salir a las 9:00 dando pedales. La lista, en principio, era de once participantes, pero la enfermedad de Pablo y las tareas de Raúl redujeron la lista un poco. Lista que al final alcanzó los 14 compañeros: Javi (Marek), Jesús (Terminal), Nacho (Gorcam), Enrique (Endpar), Alberto (Peke), Paco, Luis (Lusofor), Roberto, Roberto (Murga), Miguel (Miguelín), Pachi, Javier (Javier Carvajal), Efren (Diabolik) y yo, Juan Carlos (Juancardido).
Desde aquí, los mejores deseos para los lesionados y los enfermos, deseando que se recuperen lo antes posible, y un gran saludo a todos los ausentes por una u otra razón, aunque, a decir verdad, los que no salieron pensando que los pingüinos nos iban a acompañar en la ruta, hicieron muy mal, porque las previsiones del tiempo, tan catastróficas para este fin de semana, se equivocaron totalmente, y aunque no pasamos calor, tampoco tuvimos la sensación de estar en el punto de congelación que algunos auguraban.
En fin, que a las 9:05 más o menos, ya estábamos todos pretrechados y subidos en nuestras bicis camino de la salida de El Molar y en busca hacia las desconocidas pistas del Canal de estas latitudes. Nada más salir del pueblo por su pequeño polígono industrial, una calle a izquierdas nos mete de lleno en las Pistas del Canal del Atazar que no abandonaríamos hasta mediada la ruta. Una rampa hacia abajo cruza por debajo de la A1, llevándonos ya, en menos de un kilómetro hacia lo que será el continuo de hoy: sube-baja, baja-sube que yendo a un ritmo vivo puede dejarte las piernas más duras que el cuello de un cantaor de flamenco…
La primera parte de la ruta, según en el perfil es más o menos llano, sin grandes subidas ni grandes bajadas, por pista revirada, con muchas curvas, como suele ser típico en estas pistas. Al poco de salir de El Molar ya se empieza a adivinar el paisaje que nos acompañará en la mitad de la ruta: una buena vista sobre los campos del valle que riega el río Jarama, y que en esta época del año están rebosantes de verde.
Mientras tanto el grupo rodaba más o menos como siempre: los más fuertes delante y los menos fuertes detrás con una brecha de unos 200-300 metros de distancia. En este punto la ruta tampoco tiene mucho más misterio: un bonito paisaje a nuestra mano derecha, las pistas del canal con firme en buen estado, y lo habitual: sube-baja, baja-sube.
La pista nos lleva cerca del término municipal de El Espartal, y sin demasiada historia ni cambios en el paisaje ni en el devenir de la ruta, atravesamos también la carretera que conecta El Molar con Torrelaguna y que a nuestra derecha se precipita en un conjunto de zetas hasta alcanzar el nivel del valle.
La ruta seguía transcurriendo tranquila, sin averías ni incidentes y con todo el mundo agrupado: en dos grupos, sí, pero compactos.
Al cabo de unos 5 km después de atravesar la carretera de El Molar-Torrelaguna, la pista inicia un claro descenso hacia el valle a la vez que disfrutamos de la vista de Torrelaguna y de los todavía lejanos tubos del Canal Alto que vemos enfrente nuestro. Ese será nuestro objetivo más próximo.
Desde que la pista comienza a descender, el firme cambia, y lo que era una pista en buen estado se convierte en un camino roto, con unos baches bastante desagradables que hacen que el disfrute de la bajada no sea del todo completo. Al final, la pista desemboca en la carretera que une la A1 con Torrelaguna y que viene desde Guadalix de la Sierra.
En el cruce nos reagrupamos ya que desde este punto, un giro a la derecha nos hace tomar el arcén de la carretera durante aproximadamente 1 kilómetro. En fila de a uno y a un ritmo bastante vivo, alcanzamos el desvío hacia la carretera M-124 que de seguirla, nos llevaría hasta La Cabrera. A escasos 200 metros del cruce nos topamos con un edificio llamado Depósito Inferior de Calerizas. Este edificio no es más ni menos que la primera central eléctrica del CYII y que aún sigue funcionando. Según he podido leer por ahí, desde esta instalación, construída en 1912, parte el Canal Bajo hacia los depósitos de Bravo Murillo e Islas Filipinas en Madrid.
Unos pocos kilómetros después de la central, y aún en fila de a uno, nos desviamos a la izquierda por un camino que en principio parece correr paralela a las tuberías del Canal Alto. A partir de este punto de nuevo se empiezan a marcar las diferencias entre los más y los menos fuertes, ya que la subida, de más o menos unos tres kilómetros, si bien no es especialmente dura sí que es un tanto pesadita, con rampas constantes al 6% y algunas al 9% según mi GPS.
Según íbamos ganando altura el paisaje se iba haciendo más bonito. Nosotros, de un lado, cerca de los tubos del Canal Alto, podíamos ver perfectamente la colina del otro lado de nuestra propia ascensión y por la que bajan los tubos del Canal de forma que, aprovechando los efectos de los vasos comunicantes, salvar el valle entre las dos colinas para que el agua pueda circular por las tuberías salvando los desniveles.
Casi en lo alto de la colina, retomamos la pista del canal, en este caso, como digo, del Canal Alto. Las vistas hacia el este nos mostraban Torrelaguna y las cercanías de Patones, al frente, al sur, las colinas del otro lado del valle por las que veníamos rodando toda la mañana y por las que atraviesa el Canal del Atazar, y al oeste, el pueblecito de Redueña , la Urbanización cotos de Monterrey y al fondo la A1.

Ascendiendo la pista nos dimos cuenta de que éste estaba atravesada por trialeras utilizadas por motos, e incluso en las cercanías de Redueña pudimos ver ciertos senderos que salen del pueblo en dirección a la central eléctrica. Estas observaciones nos ponen en la pista de que quizá sea una buena zona para volver marcando esos senderitos y esas trialeritas…ya veremos.
A mitad de camino, y con las vistas de Redueña de fondo, hacemos la parada para comer algo y para la primera foto de grupo. Una parada bastante rápida, al igual que lo estaba siendo la ruta, ya que la falta de incidentes y lo bueno del terreno, propiciaban que la velocidad fuera bastante elevada.
La pista del Canal, a la altura de Redueña, se convierte en la “senda para todos”, discurriendo a lo largo de toda una bonita dehesa, que para no variar, también es dehesa boyal (de bueyes). Esta “senda para todos” acaba prácticamente en las cercanías de la A1 que cruzaremos por un túnel y en donde la pista casi asfaltada se convierte en un camino de tierra, bastante mojado y pestoso que va picando hacia arriba hasta alcanzar una especie de área recreativa a la entrada del pueblo de Venturada.
Desde la A1 hasta éste área, el camino está en obras; mojones de hormigón para marcar la altura del pavimento, bancos y papeleras nuevecitos, hacen prever que de aquí a muy poco tiempo esa “senda para todos” continúe hasta Venturada. Incluso se pueden ver ya sendas preparadas a la salida del pueblo con sus bancos y su suelo bien pavimentado.
Cuando abandonamos la “senda para todos”, abandonamos también los caminos del canal. La ruta, tal y como está trazada abandona Venturada por un camino de servicio que va a parar a la carretera de Guadalix a Torrelaguna, atravesándola y cruzando hacia una nueva pista que por la falda de la colina se dirige hasta la carretera que enlaza con Pedrezuela.
Todos más o menos unidos y más o menos agrupados, a buen ritmo, alcanzamos la carretera que va bordeando el embalse de Pedrezuela o embalse de El Vellón. El desvío hacia la zona de la presa nos sirve de excusa para una nueva reagrupación y una nueva foto de grupo aprovechando las vistas del embalse con la sierra nevada de fondo.
Esta última parte de la ruta es bastante sosa. Salir de las cercanías de la presa, atravesar el pueblo de Pedrezuela haciendo una pequeña parada en su plaza de la iglesia, y salir por la pista que conduce hacia el Mesto es, además de conocido, bastante aburrido y sin casi atractivo.
Al salir de Pedrezuela, y justo a la altura del desvío hacia el Azud del Mesto en el cañón del río Guadalix, tomamos el desvío a la izquierda (hacia el cañón se va a la derecha), y enfilamos camino hacia el cementerio de El Molar, su Plaza Mayor, y callejeando, llegamos al Polideportivo para acabar la ruta del día.
En definitiva, un día con bastante frío pero menos del que esperábamos, una ruta bastante fácil, de 40 km y escasos 500 metros de acumulado que, en una primera parte discurre por una zona entretenida y que la segunda mitad se hace algo monótona y pesada, sin casi atractivo y con mucha carretera. Vamos, que de repetir esta ruta tendríamos que buscar alternativas que la hagan más picante y divertida, que posibilidades seguro que hay.
Tras acabar la ruta bastante más temprano de lo habitual (12:30), y despedir a los compañeros que llevaban prisa, algunos nos quedamos a disfrutar de una merecida opcional en la cafetería del Polideportivo. Unas jarritas, comentarios varios y un tiempo después de nuevo a los coches y para casita.
En fin, si bien es una ruta que no pasará a los anales de la historia, al menos nos sirvió para el propósito que tenía: huir del barro y del terreno mojado. Quizá modificándola gane bastantes puntos.
                                                                    Fotos de Jesus

                                                                    Fotos de JuanCar

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