Esta semana hemos vuelto al sureste. De la mano de Rubén (Karpov), y dado que la meteorología por la sierra no ha estado en las últimas semanas precisamente propicia para salir en bici por allí, hemos vuelto a tratar de disfrutar de una zona, que aun siendo bastante desconocida puede dar grandes satisfacciones y ser muy, muy divertida.
Esta será la primera crónica que
voy a tratar de ser riguroso con los nombres de los sitios por dónde vamos. Si
el experimento resulta aburrido y tedioso, será la última vez que trate de
buscar los nombres de todos los caminos y pistas por la que pasamos en
internet.
En fin, que a las 8:45 de la
mañana ya estábamos los dos vicalvareños asistentes, con la triste baja de Jesús
por motivos personales y la de Nacho y Aitor por motivos vacacionales, y la de
Murga por no sabemos qué (jeje), en la explanada que hay justo a la salida
hacia las lagunas en Velilla de San Antonio; vamos, justo al lado del portal
del guía, es decir, de Rubén.
Las incorporaciones de última
hora de Juan Pedro y de Marcos hicieron que en el punto de salida nos
juntáramos 14 bikers aunque la mayoría de la ruta la hiciéramos 15 ya que un
compañero de Rubén (encantado Campos), se nos unió a la llegada a Loeches. Tras
pertrecharnos bien, poner en marcha los GPS y terminar de charlar acerca de las
tallas de las equipaciones nuevas, a las 9:10 nos pusimos en camino con la idea
de hacer una ruta de 40 km, cerca de 600 de desnivel y que constaba, en
principio, de cuatro subidas, dos de ellas por trialera, y sus cuatro
correspondientes bajadas, dos de ellas también por trialeras. La falta de
tiempo hizo que tuviéramos que acortarla y no hacer uno de los bucles que
incluía una trialera de bajada y otra de subida; una pena, pero lo bueno es que
volveremos para hacerla…sin duda.
La ruta empieza en llano. La
salida de Velilla de San Antonio la hicimos por la calle de la Era hacia la
antigua vía del tren de Arganda convertida hoy en día en una pista con buen
firme en al que aún se pueden ver los apeaderos conservados perfectamente. La
pista de las antiguas vías de tren desemboca en el pinar de la carretera de
Velilla a Arganda punto en el que, subiendo un pequeño talud y atravesando el
campo hasta la carretera, cruzamos al otro lado de ésta para ir tomando la
dirección hacia Loeches.
Esta primera parte de la ruta la
hicimos bastante agrupados. En realidad, en este punto, empezaron ya a formarse
dos grupos debido principalmente a que el terreno, aunque no con una gran
pendiente, sí que pica hacia arriba y te va machacando poco a poco a no ser que
el ritmo sea muy conservador. Dar caña en este punto sólo supone quedarte sin
fuerzas cuando el terreno empieza a empinarse de verdad.
Una vez cruzamos la carretera de
Arganda, tomamos el Camino Casa de Blanca para, rodeando la Finca Los
Cantillos, llegar al puente de la R3 yendo todo el tiempo en un falso llano que
va minando las fuerzas poco a poco. Cruzar el puente de la R3 y empezar a
aumentar la pendiente es todo uno. El puente de la R3 nos conduce por la Vereda
Carpetana hasta la carretera que une Arganda con Loeches (M-300), que una vez
cruzada toma rumbo directo hacia las colinas bajo las que se encuentra Loeches.
El terreno toma ya una
inclinación importante cuando, llegando a las colinas nos adentramos en un
precioso barranco por donde en teoría baja el arroyo de Valdegatos. Y digo en
teoría porque nosotros no vimos nada de agua, aunque es normal que esto no
suceda ya que los arroyos de barranco sólo suelen llevar agua cuando está
lloviendo.
La trialera de subida de este
barranco es espectacular, muy bonito y con un terreno que agarra bastante bien,
aunque supongo que cuando llueve el barro debe ser de los de hacer vasijas. Lo
único más horrible de la subida fueron los dos o tres zorrillos que vimos
muertos en medio del sendero…no creo que fuera casualidad que los tres murieran
por causas naturales. Pero dejémoslo ahí. Poco a poco todos fuimos completando
la subida, cada uno a su ritmo, unos completando el recorrido montados en la
bici y otros haciendo empujabike, pero al fin y al cabo todos llegamos al mismo
sitio.
La subida del barranco nos dejó
en una pista que por lo que he podido ver llega hasta la Casa de Valdegatos.
Nosotros no llegamos hasta la casa, sino que a medio camino giramos a la
derecha por un camino agrícola entre olivos que nos dejará directamente en el
camino de Campo Real a Loeches y que será nuestra primera bajada del día.
Rubén, abrumado por la
responsabilidad estaba más serio que otras veces, y es que indicar por dónde se
va y dando instrucciones de que si la bajada es peligrosa, que si ojo con las
roderas, que si tal y que si cual, hizo que abandonara sus chascarrillos
habituales. Además, de esta manera se veía casi obligado a ir delante, por lo
que las bromas no eran fáciles de escuchar. Prometemos que no guiará ninguna en
mucho tiempo, aunque sea para poder ir riéndonos con el vocabulario manchego.
La bajada a Loeches tiene su
punto de complicación. Aunque los que conocen la zona dijeran que estaba muy
arreglada, yo vi demasiada piedra suelta al principio y roderas enormes desde
la mitad al final, siendo lo más peligroso las zanjas que se habían formado en
el lateral de la pista y que servían de vierteaguas; meter la rueda allí era
sinónimo de caída…fijo.
Fue aquí, justo al final de la
bajada, y ya a punto de llegar a las calles de Loeches cuando Jesús (Agila),
empujado involuntariamente por Marcos que no le había visto llegar por su
izquierda, acabó bajándose violentamente de la bici. La caída no tuvo mayores consecuencias,
pero teniendo en cuenta de que Jesús venía de no salir por problemas de
espalda, esta caída le dejó bastante maltrecho para el resto de la ruta.
Recupérate pronto, fiera.
Tras solucionar algún problemilla
con la rueda trasera de la bici de Jesús, continuamos nuestra marcha
atravesando Loeches y tomando el desvío hacia la Senda de la Dehesa que a los
pocos metros se convierte en el Camino de Torres de la Alameda, una pista
bastante pestosa con unos sube-baja muy molestos en los que las bajadas no
impulsan suficiente para las subidas y que acaban poniéndote los cuádriceps
como rocas.
En este camino los grupos ya se
hacían bastante notorios. Ya había hasta tres grupetes diferentes con los más
fuertes delante y los que empezaban a pagar el esfuerzo de los primeros
kilómetros detrás. Afortunadamente la reagrupación en el desvío de la pista de
Torres dio un pequeño descanso a todos y nos prepararía para ir camino de nuevo
hacia las colinas a buscar alguna trialerita más.
La salida del camino de Torres de
la Alameda la hicimos por el camino del Cincho observando cómo se habían
congregado a las afueras del pueblo multitud de personas que según un paisano
que venía montado en su carro, estaban “tirándole a los pájaros”. Lo cómico del
asunto es que mientas que ellos estaban congregados cerca del pueblo, a nuestra
izquierda, a nuestra derecha una bandada de decenas de pájaros revoloteaban
entre los matojos.
El camino del Cincho nos deja,
casi sin permitirnos pensarlo, en un camino entre matorrales que circula entre
el Cerro del Arenal donde se encuentra el mirador de los pájaros y el cerro de
la Silla. La subida, quizá más empinada que la primera trialera, no es tan
espectacular como aquella, pero sí que tiene un toque bonito por ir ganado
altura entre los dos cerretes.
Poco a poco, mientras los más
rezagados iban llegando, los demás fuimos dando buena cuenta de nuestras frutas
y barritas. Aprovechamos el momento para decidir que lo mejor era dejar de
hacer el bucle de la trialera de los pájaros e ir directamente a la tercera de
las trialeras previstas. La falta de tiempo es lo que tiene…pero ya volveremos
a quitarnos la espinita.
Al quitar el pequeño bucle de la
trialera de los pájaros, la ruta nos lleva directamente a la bajada del Arroyo
de Las Canteras, una trialera que ya hicimos la otra vez pero de subida. Esta
vez tocaba bajarla y disfrutarla a base de bien. Y es que qué es lo que tendrán
estas trialeras que no parecen las mismas yendo hacia arriba que hacia abajo.
Esta trialera es quizá la más bonita y disfrutona de toda la ruta: cambios de
nivel, peraltes, algún paso por escalones, algún pequeño estrechamiento entre
matorral…vamos, una gozada.
La bajada de la trialera de Las
Canteras nos deja en un llano donde reagrupamos para subir el último sendero de
la mañana. La anterior vez que estuvimos por aquí, bajamos hasta este punto, y
en sentido contrario desde el alto del “mortirolo” por una especie de pedrolera
de cantos sueltos que personalmente no me gustó nada. Esta vez, sin embargo,
subimos por un sendero con cierta dificultad, sobre todo por la pendiente, y
que transcurre por el barranco del Arroyo de Cerro Hundido. Al llegar arriba, y
aprovechando un llano, nos hicimos la foto de grupo, alguna broma que otra, y
alguno aprovechó para retar a los demás a subir por un camino corto pero muy
empinado que se abría delante de nosotros.
Algunos se tiraron por el lateral
haciendo la subida con bastante menos pendiente pero más larga, mientras que la
mayoría nos retorcíamos encima de la bici para coronar la maldita cuesta que en
su punto más empinado alcanza un 19% de desnivel.
Tras la “proeza”, nos volvemos a
reagrupar en las proximidades de la carretera M-220 y después de circular
escasos metros por su arcén, nos desviamos para tomar el camino que nos conduce
al llamado “mortirolo”, “las cadenas”, “torres duro” o simplemente Camino
Viejo, no sin antes tener que atravesar una zona con unos pocos sube-baja,
ideal para castigar un poco más las piernas.
La bajada del “mortirolo” es
bastante peligrosa, muchas piedra suelta, mucha rodera estrecha y cruzada y una
buena pendiente que hace que alcances unas velocidades cercanas a los 50 km/h.
Lógicamente los que mejor conocen la zona acabaron la bajada mucho antes que
los demás. Cuando el camino viejo se convierte de nuevo en la Senda de la
Dehesa, entramos ya en la localidad de Loeches.
Atravesar Loeches es siempre un
poco agobiante. Los conductores no son precisamente pacientes y la estrechez de
las carreteras hace que vayamos en fila de a uno bastante vigilantes y con extremo
cuidado.
La salida de Loeches la hacemos
por la calle del cementerio y de la plaza de toros, camino que según los mapas
corresponde con el llamada Camino de Peralta, que en una bajada un tanto
engañosa en la
que no paras de pedalear en ningún momento, llegas a un nuevo
puente sobre la Radial 3.
La bajada desde Loeches hizo que
el grupo se estirara muchísimo, por lo que hubo que reagrupar sí o sí en el
puente de la R3. Una vez llegados todos y despidiendo a nuestro integrante
número 15
(Campos), que se volvía de nuevo a Torres de la Alameda, seguimos
camino cruzando el puente por
el Camino de las Hiruelas que en menos de dos
kilómetros nos deja de nuevo en la renovada vía del tren de Arganda que nos
conduce enseguida a la explanada donde nos esperan nuestros coches.
Eran las 13:30 cuando unos, por
prisa, deciden irse y otros decidimos ir a celebrar la opcional a la plaza de
Velilla. Allí una cañita o una coca cola, unas patatitas, unas cortecitas y una
foto después, volvemos de nuevo a los coches y enfilar rumbo a casa.
Una ruteja muy interesante en una
zona poco habitual en la que se puede disfrutar a las mil maravillas en un
terreno muy, muy agradecido. Y como siempre, que no por decirlo más es menos
verdad: una compañía del 15…genial como siempre. ¡¡Qué grupo más majo nos hemos
juntado, leche!!.
sinpe trialeras de torres a Mountain Biking video by valiente0299
Fotos de JuanCar
Fotos de Miguel
Fotos de Marcos
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