domingo, 31 de marzo de 2013
domingo, 24 de marzo de 2013
El cerro del Telegrafo pasando por el deposito de Moralzarzal
Crónica de JuanCar
Fotos de JuanCar
Fotos de Frailman
Después de unas cuantas semanas
un poco extrañas debido principalmente al tiempo y a las lesiones y
enfermedades, por fin este domingo pudimos reunirnos unos cuantos de nosotros
en Alpedrete. Aunque las previsiones del tiempo no eran precisamente
halagüeñas, esta vez decidimos no hacer caso a nuestro amigo Maldonado y
lloviese o no lloviese estábamos dispuestos a salir.
En un principio íbamos a ser muy
pocos, no más de 10 los que íbamos a acudir a la cita, pero al final nos
juntamos 18. Y es que la presencia de algunos amigos con los que no contábamos
hizo que el número de participantes en la ruta fuera considerablemente mayor de
lo esperado. Así pues, a las 9:00 de la mañana nos disponíamos a salir desde
Alpedrete: Jesús (Terminal), Javi (Marek), Pablo, Alberto (Peke), Javi (Javier
Carvajal), Jose (Frailman), Miguel (Miguelín), Roberto, la gratísima sorpresa
de la aparición de Álvaro (NRain) después de una larguísima lesión, Mariaje y
su hermano Jose (un placer conocerte), y la no menos agradable comparecencia de
Ángel (Arrojo), después de estar en el dique seco desde el mes de enero, el
reencuentro con Javi (Jablan) después de bastantes semanas y con Jesús (Agila)
después de sus problemas de espalda, y la siempre agradable sorpresa de contar
de nuevo con Fernando (FZarcero) después de muchísimo tiempo, Joseuno y uno de
nuestros amigos catalanes que nos acompaña siempre que puede: Prometeo. Aparte
de mí, JuanCar, claro está
Así pues, una mañana llena de
reencuentros y de sorpresas que ya por sí solas han justificado el poder
volvernos a ver. Y es que las ganas de pasarlo bien con los amiguetes es
siempre muy superior a la posibilidad de lluvia.
La ruta elegida por Javi (Marek)
para la ocasión, fue una variante de la subida al Cerro del Telégrafo
añadiéndole el picante de la subida al depósito de Moralzarzal y la bajada
final de la trialera de Alpedrete. Y es que este Javi sabe lo que nos
gusta…rutas variadas, con subidas, bajadas, pistas, senderos y trialeritas;
vamos, rutas de las que no decepcionan nunca y que siempre tienen algo al gusto
de todo el mundo.
La salida de Alpedrete la hacemos
en grupo compacto, con numerosas charlas (demasiadas rutas sin compartir buenos
ratos con muchos de los presentes ayer), hacia el polideportivo de Alpedrete
para buscar el cruce con la M-601 y rodando por la vereda que lleva a
Moralzarzal, acometer el primer objetivo del día: la cuesta del depósito. La
vereda que une Alpedrete con Moralzarzal es una pasada; aún recuerdo el día que
estuvimos por allí con los SMS y estuvimos más de media hora parados en el paso
de las piedras viendo como bajaban estos locos por los escalonacos. El caso es
que esta vez tocaba subirlos, y que yo tenga constancia, nadie los subió
montados en la bici.
Tras el paso de los escalones, la
vereda discurre por un paisaje que ayer estaba precioso: lleno de agua por
todos los lados, con suelo firme aunque algo pastoso y pegajoso, y todo
alrededor de un color verde intensísimo. Todo esto hace presagiar una primavera
excepcional…¡¡qué ganitas de que llegue!!.
La llegada a Moralzarzal la
hacemos, como casi siempre en varios grupetes desperdigados, y como siempre,
los más fuertes delante y los más perjudicados detrás…sobre todo Javi, que
ayer, con la tos que tenía hizo la machada del día, y es que mira que es difícil
rodar sin poder respirar.
A la salida de Moralzarzal
empezaba la primera de las dos subidas del día: la ascensión al depósito. Aquí
sí que la pendiente pasó factura. Unos se tomaron su tiempo subiendo, otros
hicieron un rato a pie y otro andando (como el tren de San Fernando), y otros,
los sobrados, por la senda paralela al margen derecho. Lo que no vi fue que
alguien subiera por el sendero de la izquierda, que como me dijo Álvaro,
corresponde con la senda Zarzo...¿por qué será?.
El final de la subida es un
mirador desde el que hay unas vistas estupendas. A nuestro pie se pueden ver
claramente Becerril, Cerceda, Navacerrada, y se adivina el embalse de
Santillana. Enfrente, un poco a nuestra izquierda, la Maliciosa, y justo
delante de nosotros, la Pedriza. Un paisaje precioso, con nubes cerradas en la
parte alta de la cumbre y nieve, mucha nieve en las alturas. No me extraña que
haya habido aludes por allí arriba en las últimas semanas.
Una vez hubimos llegado todos al
alto del depósito, unos decidieron que la mejor forma de descender era por el
sendero que discurre paralelo a la pista, y otros decidieron que mejor tiraban
pista abajo. Los que tiramos por pista, aparte de por falta de confianza, consideramos
que el terreno no estaba en las mejores condiciones, aunque los que bajaron por
el sendero nos dijeron que estaba en perfectas condiciones. Y blandito debía
estar porque Jablan, por ir demasiado despacio en un paso nada complicado,
clavó su rueda delantera y salió por orejas afortunadamente sin ninguna
consecuencia para él aunque sí para el remoto de su tija pija que se llevó la
peor parte.
Una vez comentada la jugada y
habiendo reagrupado en el camino que une Moralzarzal con el embalse de Santillana,
nos dispusimos a rodar unos kilómetros más en busca del segundo objetivo de la
ruta: la subida al cerro del telégrafo. La aproximación al cerro la hicimos
yendo hasta Cerceda directamente por pista de forma que en muy pocos kilómetros
estábamos ya en el punto de desvío a la pista de ascenso por la Ladera de
Matarrubia que es como se conoce a la subida hacia el cerro del Telégrafo o
Cabeza Mediana o Cerro Cañal que son todos los nombres con los que se conoce a
esta curiosa montañita perteneciente al macizo de la sierra de Guadarrama pero
aislado de ella. No en vano,a este tipo de formaciones he leído que le llaman
“monte isla”.
Justo en este punto paramos a
avituallarnos y a que Jesús, el reportero fotográfico oficial hiciera la foto
de grupo que ilustra esta crónica. Tras dar buena cuenta de plátanos, manzanas,
barritas y refrescos, decidimos que era hora ya de no hacernos más los
remolones y tirar pista hacia arriba de una vez.
La subida al cerro de Cabeza
Mediana es una subida bastante tendida, con una pendiente bastante constante
que se endurece algo en los giros de 180 grados que buscan ascender con más
celeridad. Tiene una longitud total de unos 7 kilómetros desde el punto de acceso
y con una pendiente media de más o menos un 6% con puntos más duros que rozan
el 10% y que realmente comienza en el bosque o pinar de la Tejera desde el que
se tiene acceso desde Moralzarzal. En la ascensión, como de costumbre, cada uno
fijó su propio ritmo y enseguida los más fuertes se distanciaron de los demás.
Una vez arriba, los componentes del grupo íbamos llegando con cuentagotas, y
mientras llegábamos, algunos se entretenían haciendo fotos a la torre del telégrafo.
El telégrafo es un antiguo
telégrafo óptico conocido como Torre de Monterredondo y que fue edificado en
1841 y restaurado en el año 2008. El telégrafo del Cerro Mediano formaba parte
de una cadena de torres que mantenían contacto visual entre sí, mediante la
cual se propagaban los mensajes de un punto a otro. Otras torretas próximas se
alzaban en los términos de Torrelodones y Navacerrada. Como curiosidad, decir
que el telégrafo óptico de Collado Mediano (otro de sus nombres), era la torre
número 5 de la línea de Castilla dentro del proyecto de telegrafía óptica.
Mientras esperábamos que llegaran
todos tuvimos que hacer uso de los chubasqueros, una cortina de nubes
proveniente directamente del alto del León barrió las cercanías del cerro y
gracias al viento nos trajo algo de lluvia que afortunadamente y de nuevo por
culpa del mismo viento, se alejó como llegó, es decir, a toda velocidad.
Una vez hubimos reagrupado en lo
alto, nos dispusimos a acometer la consiguiente bajada en busca del tercer
objetivo de la mañana: la trialera de Alpedrete. El descenso desde el Cerro del
Telégrafo es bastante peligroso y traicionero. A algunos nos recordó a ciertos
tramos del descenso del Cebollera Vieja o pico de las Tres Provincias, y es que
la pendiente tan acusada, las curvas de 180 grados tan cerradas y las piedras
sueltas son aquí tan mala combinación como lo son allí. Me consta que más de
uno tuvo algún pequeño problemilla para controlar la rueda de la bici en algún
giro y que le faltó poco para salir disparado campo a través.
Eso sí, la bajada, aunque no deja
mucho tiempo para la relajación ni para recrearse, es una pasada gracias al
paisaje que se contempla. Y es que la nieve, siempre tan espectacular tiene
cubierto prácticamente todo el macizo del paso de Guadarrama. Una estampa
preciosa y desafortunadamente poco común.
Una vez hubimos bajado del Cerro
Mediano nos dirigimos casi sin entretenernos a buscar la trialera. El único
parón digno de mencionar fue en el punto en el que un pequeño talud con una
bajada ciertamente acusada distrajo nuestra atención y la de los más osados que
la bajaron montados en sus bicis.
Desde ese punto hasta el inicio
de la vereda que da origen a lo que llamamos trialera de Alpedrete, aún nos
quedaba un obstáculo que superar: el vadeo de un profundo charco, casi un lago,
que algunos tuvimos la suerte de pasar montados y que otros, menos afortunados
gracias a que tropezaron con las piedras del fondo, tuvieron que atravesar con
los pies metidos hasta casi la rodilla.
Casi en fila de a uno nos fuimos
acercando a la entrada de la trialera. ¿qué tendrá esta bajada que saca el lado
más oscuro de casi todos?. A mi parecer, y después de haberla bajado varias
veces, creo que es debido a la cantidad de posibilidades que hay para
atravesarla. Aparte de los dos primeros escalones, que como dice Frailman se
pasan simplemente haciendo un acto de fe, el resto de la bajada tiene multitud
de trazadas, desde la más killer pasando por encima de las planchas de granito
y atravesando todos los escalones posibles, hasta la menos osada que va
buscando los diferentes senderitos que salen a un lado y otro de la vereda.
En cualquier caso, bajarla
siempre es un placer, excepto si ese placer te cuesta una caída aunque sea sin
consecuencias, como fue el caso de Roberto, que aunque no tuvo más
complicación, el plato grande le podía haber dado un disgusto si se hubiera
clavado con más violencia en su gemelo derecho (hay que acostumbrarse a bajar
con la cadena en el plato grande).
Al final de la trialera, como
siempre, reagrupamos en la entrada de la urbanización de Alpedrete. Las caras
son la sonrisa marcada y las expresiones de satisfacción de la mayoría son el
colofón perfecto de una ruta muy chula, muy variada en la que el tiempo nos ha
respetado y que nos ha dejado disfrutar de la mañana.
Una vez hubimos vuelto al lugar
de origen, la mayoría de nosotros cargamos las bicis en los coches con el
objetivo de llegar pronto a casa para darles un agua y quitarles el barro, y
alguno que otro se quedó por allí a disfrutar de una opcional de la que debería
ser pecado prescindir.
Fotos de JesusFotos de JuanCar
Fotos de Frailman
martes, 19 de marzo de 2013
domingo, 3 de marzo de 2013
La Marmota antihoraria
Crónica de Jesus (terminal)
Fotos de Javichu
Bueno pues otra hecha, la archiconocida ruta del puente de la Marmota,
haciendola al reves es totalmente diferente, aparte de que es la
primera vez que nosotros la hacemos de
esta manera, es que en este sentido
antihorario se disfruta mucho mas de la ruta, para empezar por la
trialera que siempre subimos en ultimo lugar antes de llegar a Colmenar Viejo, al hacerla de bajada, se nos ha puesto una cara de felicidad a
todos que no hay foto que pueda reflejar ese instante, se te hace hasta
muy corta, hoy no nos hemos metido por
los senderos zarzo por si tenian mucha agua, hemos ido por los toboganes que tanto se
atraviesan a todos y en este sentido se hacen a plato plato y todo
gas(que gozada), cuando terminamos los toboganes que nos dejan al inicio
del sendero que sale del puente (esta vez en bajada) paradita, para dejar subir a un biker y
topabajo, sin conocimiento (aunque he parado y luego los compis para
hacer fotos de los pasos mas bonitos) ha sido un orgasmo el bajar hasta
el puente del tiron y que tiron, en el puente momento barrita, y mirar
lo
que nos quedaba de subida, decir que hemos intentado subir
montados, pero hay muchas piedras, que te hacen perder el equilibrio,
asi que hemos subido andando lo menos posible, y asi lo hemos
subido, para no hacer luego la pista del cementerio desde el arroyo Tejada, cuando hemos terminado la tapia en vez de tirar a la derecha,
direccion Tres Cantos, hemos subido por la izquierda para llegar a una
pista que va a Colmenar, al llegar a dicha pista hemos sopesado, la idea
de ir a buscar el camino, bueno trialera, que baja hasta el
puente de la Marmota desde arriba y aqui hemos partido el grupo de los seis que
ibamos, en tres y tres, unos que se han ido hacia los coches pues no
querian hacer otra vez este bucle, y otros que nos hemos ido hacer
la bajada hasta el puente de nuevo, trialera muy muy juguetona (ya
entiendo la cara de felicidad de nelson cuando la baja) una vez abajo en
el puente han llegado mucha gente del club mammut con sus pepinacos,
aqui ya
nosotros decidimos volver a subir o desandar lo andado y nos
hemos vuelto a subir por la trialera que hemos bajado (subirla doy
fe que cuesta bastante mas que bajarla) volviendo a salir a la
pista que nos llevara a Colmenar Viejo, unos mas enteros y otros mas rotos,
pero todos con ganas de repetir, al llegar a los coches nos estaban
esperando Nacho, Roberto y Peke para despedirse de todos y cada
mochuelo a su olivo, era tal la excitacion de bajar el sendero, que se nos ha olvidado hacer la foto de grupo.
Fotos de JesusFotos de Javichu
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