Libros,
caminos y días dan al hombre sabiduría. (Proverbio árabe)
En
largos caminos se conocen los amigos. (Anónimo)
La ruta de los Caminos de la
Sierra es una de las clásicas de los pueblos serranos de la Comunidad de Madrid
que se organiza todos los años a mediados del mes de diciembre, por la peña
ciclista de Alpedrete y el Ayuntamiento de esa localidad. Este año 2013, el 15
de diciembre, se celebrará la vigésima edición, y si queréis más información e
inscribiros, sólo tenéis que seguir el siguiente enlace: http://caminosdelasierra.com/
El recorrido de la ruta ha
sido siempre el mismo desde hace 20 años con alguna pequeña variación.
Básicamente, la ruta original comienza en Alpedrete y atraviesa las localidades
de Collado Mediano, Navacerrada, Mataelpino, Becerril de la Sierra, Moralzarzal
y termina de nuevo en Alpedrete. Nosotros solemos hacer variaciones sobre la
ruta clásica; en ocasiones salimos desde Navacerrada y en otras acortamos la
ruta sin llegar a Mataelpino.
Para esta ocasión y dado que
lo que necesitaban nuestras piernas era una ruta rápida y sencilla, que no se
alargara mucho en el tiempo para no cocernos de calor y que nos permitiera
disfrutar de una opcional bien merecida, decidimos hacer lo que nosotros
conocemos como la ruta corta y cuya única variación es no pasar por Mataelpino
y evitarnos de esta manera la bajada por las trialeras desde dicha localidad
por la Colada de las Covachuelas.
Así pues, con la ruta, el
día, la hora y el lugar definidos, nos presentamos en el punto de inicio en
Alpedrete, al lado del Bar la Marrmita (para la posterior opcional), 12 bikers:
Jesús (Terminal), Pachi, Rodrigo (Glabre), Javi (Marek), Pablo, Javi (Javi
Carva), Jesús (Agila), Antonio, Nacho (Gorcam), Rai (Pawnee Gray), la sorpresa
del día, Efrén (Diabolik de los Bicivoladores) y yo, JuanCar. 12 bikers que
bien podríamos haber sido 14 si los dos Javis (Jablan y Javi_apf), no hubieran
decidido que se está más cómodo en la cama que dando pedales. Y a lo mejor no
les falta razón, pero de lo que estoy seguro es de que no se lo pasaron tan
bien como nosotros.
A las 8:30, y tras los
saludos de rigor, sobre todo con nuestro amiguete el diabólico, y después de
esperar a que Nacho se ubicara en el pueblo y se acercara con su bici hasta la
plaza, partimos en grupo compacto rumbo hacia Collado Mediano y dispuestos a
superar el, quizá, único punto de cierta dureza del día: la cuesta del
depósito. Es curioso y a la vez lógico que todos los pueblos serranos tengan su
famosa cuesta del depósito, sobre todo Moralzarzal y Collado Mediano. Lógico
puesto que para que el agua baje al pueblo siempre es necesario poner en alto
los depósitos, y curioso, porque en esta parte de la sierra cada pueblo tiene
una “cuesta llamativa”, como es el caso de la de Moralzarzal, cuya ascensión
suele formar parte de pruebas de mtb tales como la 24/12.
Como decía, la salida de
Alpedrete no tiene dificultad ninguna: grupo compacto y rodando casi de forma
homogénea, aunque, como siempre y para no perder la costumbre, los más fuertes
siempre tirando del grupo, incluyendo entre ellos a Efrén, que aunque
últimamente dice no salir mucho, parece que su estado de forma no decae…¿qué
les dan de comer a estos bicivoladores?.
El camino entre Alpedrete y
Collado Mediano, o más bien hasta llegar a la Vía Pecuaria que da acceso a
dicha localidad transcurre en un principio por pista y veredas, y en un punto
entre árboles de dehesa, básicamente encinas, y un conjunto de senderitos
bastante divertidos aunque cortos. Es aquí donde algunos sacan a relucir todas
sus armas y marcan las diferencias. El ritmo hasta este punto es rápido y vivo
con muy pocas reagrupaciones.
El terreno por el que
rodamos está muy, muy seco. La inexistencia de lluvias en el último mes, unido
a la abundancia de ellas de los meses anteriores, han hecho que en el terreno
se acumule gran cantidad de sedimentos en forma de arena, lo que suele
dificultar bastante poder rodar con seguridad y con ligereza. Aun así, llegamos
a Collado Mediano bastante rápido, con buen ritmo; como digo, la escasa
dificultad de la ruta permite medias de velocidad bastante rápidas.
Una vez llegados a Collado
Mediano y atravesar la localidad por carretera, casi a la salida del pueblo en
dirección a Navacerrada, tomamos un desvío a la izquierda en un punto más
alejado del habitual en el que la ruta original se desvía hacia la calle que
enfila la cuesta del depósito. Esta variante, ideada por Marek, permite no
tener que subir la calle de hormigón que deja en la base del depósito, sino
que, por un camino de tierra casi perpendicular al anterior, confluye con éste
en el mismo punto, permitiendo suavizar el ascenso ya que parte se hace por una
calle asfaltada, y la otra parte por un camino de tierra con la única
dificultad, si es que se le puede llamar de ésta manera, de tener que superar
un pequeño talud al inicio del camino y en el desvío de la calle. Incluso este
camino nos permite un pequeño respiro en la corta subida, ya que el camino, en
un momento determinado, se vuelve totalmente llano, dejando que podamos tomar
fuerzas para afrontar la subida hasta lo alto.
Así pues, como siempre, cada
uno marcándose su propio ritmo, ascendemos la cuesta sin tener ninguno que
poner el pie a tierra. ¡¡Qué tiempos aquellos en los que Rodri la hubiera
subido andando!!.
La reagrupación en lo alto
trajo consigo el primer despiste del día. Parece ser que Rai llevaba un track
alternativo con una pequeña variación en su gps y decidió llevarla a cabo. No
sabemos aún la razón por la que ninguno de nosotros nos dimos cuenta de su
ausencia y desde aquí le pedimos disculpas por tal despiste, el caso es que
tras recorrer el camino que separa el alto del depósito del pueblo de
Navacerrada, nos dimos cuenta de que le habíamos perdido.
El camino desde el depósito
de Collado Mediano a Navacerrada es un conjunto de sube-bajas que desde otoño
hasta primavera suele estar lleno de charcos que parecen más bien lagos. Es un
camino que suele ser bastante pestosillo por esta razón y porque los sube-baja
acaban machacando las piernas. Sin embargo, esta vez, el terreno estaba
especialmente seco y especialmente cubierto de arena, por lo que aunque no se
hizo pestoso por el barro y el agua, sí que se hizo costoso por la arena.
En la reagrupación de
entrada a Navacerrada es cuando echamos de menos a Rai. Además ninguno de
nosotros tenía su teléfono. Así pues, confiamos en que si seguía el track que
tenía previsto hacer, era bastante probable que nos pudiéramos reencontrar o
bien a la salida de Navacerrada o bien en los senderos de los Almorchones. Así
pues, sin perder mucho más tiempo, atravesamos Navacerrada, y justo a la
salida, en la unión con el camino que viene desde el embalse, decidimos esperar
un tiempo a ver qué pasaba.
Viendo que Rai no aparecía y
que allí no hacíamos nada, volvimos a decidir que lo suyo sería esperar en la
famosa cancela de acceso al GR-10 una vez finalizados los senderos de los
Almorchones. La salida de Navacerrada la hicimos en grupo compacto.
Muy poco tiempo después,
estábamos ya en la entrada a los senderos, unos negociándolos como podían y
otros disfrutándolos como los gorrinos en los charcos, ¿verdad diabólico
amigo?. Yo, por mi parte, y tratando de seguir su rueda, cosa harto difícil,
atravesé los senderos disfrutándolos como casi siempre. De esta manera nos
quitamos la espina de no haberlos podido hacer el día de la Ruta de los 4
valles.
Una vez bajados los
senderos, volvimos a reagrupar con la esperanza de que Rai diera señales de
vida, y despidiendo a Nacho, que ya en Navacerrada, daba por finalizada su ruta
particular. Por tanto, el grupo de 12 se reducía drásticamente a 10, ya que, en
un momento dado, y gracias a las redes sociales y los smartphones, Rai escribió
un mensaje en Facebook que todos pudimos leer y en el que nos informaba de que
se le había fastidiado el gps y que ante la posibilidad remota de encontrarnos,
y gracias a que con su móvil estaba grabando la ruta, consiguió volver al punto
de origen en Alpedrete.
Los demás, 10 como he dicho,
nos dispusimos ya con la tranquilidad de saber de todo el mundo, a disfrutar
del magnífico y fácil senderito (algún paso delicado tiene, pero poca cosa),
que siguiendo el trazado del GR-10 desciende hasta la localidad de Matalepino a
la que nosotros no llegaremos. De todas formas lo de descender es puro
eufemismo. La primera parte de esta parte del GR-10 sí que es en franco
descenso, sobre todo a la altura de la urbanización Vista Real, donde una
bajadita de poco más de 25 metros hace las delicias de los que nos gustan estas
bajaditas. Es en esta bajada donde Jesús (Terminal) da con sus huesos en el
suelo al derraparle la rueda delantera de su bici, y es que la acumulación de
arena no ayuda a que la bajada sea fácil. Afortunadamente todo se queda en
rasguños en brazo y pierna derechos y Jesús, con dos pares de lo que hay que
tener, se subió a su rockrider y sin inmutarse volvió a bajar esta vez sin más
incidentes.
A partir de este punto es
cuando lo de bajada es un eufemismo, El sendero se convierte en una suerte de
sube-bajas en los que, como te cebes, acabas destrozado. Es un sendero
revirado, en ocasiones con una pendiente un poco curiosa y que en estas fechas
está casi cerrado por las jaras, que como si fueran látigos suelen azotarte las
piernas y las manos causando cierto dolor.
El fin del sendero es un
pequeño talud donde algunos disfrutan tratando de saltar como si fueran motos
de enduro…y alguno lo consiguió, no hay más que ver las fotos.
La reagrupación, momento
barrita y foto de grupo la hacemos en este preciso lugar. Supone prácticamente
la mitad de la ruta y el calor y el hambre aprietan. Así pues, momento
avituallamiento, ponerse guapo, estirar para la foto y sonreír para
inmortalizar el momento y para que quede constancia a nuestras familias de que
estábamos allí.
Enseguida, sin perder
demasiado tiempo montamos de nuevo en nuestras bicis contentos de saber que las
previsiones en cuanto a la duración se van cumpliendo y que si todo sigue igual
nos podremos regalar unas buenas cervecitas.
Es en este punto en el que
la variante de Javi (Marek) acorta la ruta. En vez de seguir por el GR-10
camino de Mataelpino y buscar las trialeras de esa localidad, desviamos nuestra
ruta hacia la derecha para apenas rozar por su parte noroeste la urbanización
Ponderosa de la Sierra, la cual hubiéramos atravesado por su parte sureste en
caso de haber hecho la ruta larga.
El camino hacia Becerril de
la Sierra se hace por pista en buen estado con unas cuantas bajadas cuya
pendiente hace que alcancemos una buena velocidad. En una de ellas y
atravesando una zona de piedras, la rueda trasera de la Giant de Efrén, por
culpa de llevar poco líquido antipinchazos destalona la cubierta, lo que nos
obliga a repararla. Cámara nueva, inflar, colocar y listo…
La medio pista, medio camino
nos lleva, pedaleando de forma agradable y atravesando alguna que otra
carretera hasta Becerril, ¡¡qué diferencia del estado del camino de ahora al
pasado mes de enero cuando pasamos por allí con todo el paisaje nevado!!.
Atravesar Becerril es
siempre agradable aunque haya que hacerlo por carretera. Es un pueblo muy
agradable a la vista y que en esta época desprende un aire veraniego de esos
que te apetece irte a pasar unos días allí. Sin embargo lo nuestro es pasajero,
muy pasajero. Observando fincas con unas casas increíbles, circulamos por la
carretera que supone la avenida principal del pueblo y que nos conduce a sus afueras
por una bajada en una
urbanización donde siempre surgen algunos piques o
alguien aprovecha para darle candela a la bici y desfogarse. Antonio y Jesús
(Agila) lo intentaron, pero éste último, al cambiar a un piñón más pequeño
debió pedalear con demasiada fuerza y la cadena cedió saliéndose del casete.
Afortunadamente lo único que se estropeó fue el pique entre los dos, así pues,
colocar la cadena en su sitio de nuevo, y carreta y manta.
La salida de Becerril es
igualmente por veredas. Dichas veredas se dirigen hacia Moralzarzal bordeando
un bosque de pinos. La entrada en Moralzarzal se hace por la zona del
cementerio, bajando una increíble cuesta por pista con piedras sueltas donde la
velocidad y la inconsciencia a veces dan algunos sustos. Y alguno hubo, pero
afortunadamente sin caídas ni otras consecuencias.
Con la misma velocidad que
entramos en Moralzarzal, salimos de allí. Continuamos por el bosque de pinos en
dirección de nuevo a Alpedrete en una zona de sube-baja muy fácil y sencilla
cuya única complicación, como en el resto de la ruta es la arena acumulada en
el suelo. Uno de los atractivos de esta parte de la ruta es la trialera
de
bajada que hay entre ambas localidades. Una trialera bastante complicada que
sólo he visto bajar montada a los SMS y no a todos, y como hoy no era
diferente, todos la bajamos a pie. Y es que la mañana estaba resultando
perfecta en cuanto a averías e incidencias como para estropearlo casi al final.
Bajar la trialera y cruzar
la M-601 es casi inmediato. Y cruzar la M-601 y llegar a la entrada de
Alpredete es rapidísimo. En un pis-pas nos encontrábamos callejeando por el
punto de inicio. Eran las 12:15 de la mañana, una hora genial para prolongar la
ruta en una magnífica opcional que no todos, sino los que pudimos, aprovechamos
todo lo que había que aprovechar y dimos buena cuenta de unos cuantos cubos
llenos de botellines.
En definitiva, una ruta
sencilla, con una distancia moderada y una dificultad mínima que nos dejó un
muy buen sabor de boca y no sólo por la opcional final…y ya van dos que podemos
hacerla. Sino por la compañía y los reencuentros.
Como dicen en algún programa
de la tele, el próximo día más, pero no mejor, porque seguro que es imposible.
Fotos de Jesus
Fotos de JuanCar
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