domingo, 14 de julio de 2013

Caminos de la Sierra version corta

Crónica de JuanCar

Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría. (Proverbio árabe)
En largos caminos se conocen los amigos. (Anónimo)

La ruta de los Caminos de la Sierra es una de las clásicas de los pueblos serranos de la Comunidad de Madrid que se organiza todos los años a mediados del mes de diciembre, por la peña ciclista de Alpedrete y el Ayuntamiento de esa localidad. Este año 2013, el 15 de diciembre, se celebrará la vigésima edición, y si queréis más información e inscribiros, sólo tenéis que seguir el siguiente enlace: http://caminosdelasierra.com/
El recorrido de la ruta ha sido siempre el mismo desde hace 20 años con alguna pequeña variación. Básicamente, la ruta original comienza en Alpedrete y atraviesa las localidades de Collado Mediano, Navacerrada, Mataelpino, Becerril de la Sierra, Moralzarzal y termina de nuevo en Alpedrete. Nosotros solemos hacer variaciones sobre la ruta clásica; en ocasiones salimos desde Navacerrada y en otras acortamos la ruta sin llegar a Mataelpino.
Para esta ocasión y dado que lo que necesitaban nuestras piernas era una ruta rápida y sencilla, que no se alargara mucho en el tiempo para no cocernos de calor y que nos permitiera disfrutar de una opcional bien merecida, decidimos hacer lo que nosotros conocemos como la ruta corta y cuya única variación es no pasar por Mataelpino y evitarnos de esta manera la bajada por las trialeras desde dicha localidad por la Colada de las Covachuelas.
Así pues, con la ruta, el día, la hora y el lugar definidos, nos presentamos en el punto de inicio en Alpedrete, al lado del Bar la Marrmita (para la posterior opcional), 12 bikers: Jesús (Terminal), Pachi, Rodrigo (Glabre), Javi (Marek), Pablo, Javi (Javi Carva), Jesús (Agila), Antonio, Nacho (Gorcam), Rai (Pawnee Gray), la sorpresa del día, Efrén (Diabolik de los Bicivoladores) y yo, JuanCar. 12 bikers que bien podríamos haber sido 14 si los dos Javis (Jablan y Javi_apf), no hubieran decidido que se está más cómodo en la cama que dando pedales. Y a lo mejor no les falta razón, pero de lo que estoy seguro es de que no se lo pasaron tan bien como nosotros.
A las 8:30, y tras los saludos de rigor, sobre todo con nuestro amiguete el diabólico, y después de esperar a que Nacho se ubicara en el pueblo y se acercara con su bici hasta la plaza, partimos en grupo compacto rumbo hacia Collado Mediano y dispuestos a superar el, quizá, único punto de cierta dureza del día: la cuesta del depósito. Es curioso y a la vez lógico que todos los pueblos serranos tengan su famosa cuesta del depósito, sobre todo Moralzarzal y Collado Mediano. Lógico puesto que para que el agua baje al pueblo siempre es necesario poner en alto los depósitos, y curioso, porque en esta parte de la sierra cada pueblo tiene una “cuesta llamativa”, como es el caso de la de Moralzarzal, cuya ascensión suele formar parte de pruebas de mtb tales como la 24/12.
Como decía, la salida de Alpedrete no tiene dificultad ninguna: grupo compacto y rodando casi de forma homogénea, aunque, como siempre y para no perder la costumbre, los más fuertes siempre tirando del grupo, incluyendo entre ellos a Efrén, que aunque últimamente dice no salir mucho, parece que su estado de forma no decae…¿qué les dan de comer a estos bicivoladores?.
El camino entre Alpedrete y Collado Mediano, o más bien hasta llegar a la Vía Pecuaria que da acceso a dicha localidad transcurre en un principio por pista y veredas, y en un punto entre árboles de dehesa, básicamente encinas, y un conjunto de senderitos bastante divertidos aunque cortos. Es aquí donde algunos sacan a relucir todas sus armas y marcan las diferencias. El ritmo hasta este punto es rápido y vivo con muy pocas reagrupaciones.

El terreno por el que rodamos está muy, muy seco. La inexistencia de lluvias en el último mes, unido a la abundancia de ellas de los meses anteriores, han hecho que en el terreno se acumule gran cantidad de sedimentos en forma de arena, lo que suele dificultar bastante poder rodar con seguridad y con ligereza. Aun así, llegamos a Collado Mediano bastante rápido, con buen ritmo; como digo, la escasa dificultad de la ruta permite medias de velocidad bastante rápidas.
Una vez llegados a Collado Mediano y atravesar la localidad por carretera, casi a la salida del pueblo en dirección a Navacerrada, tomamos un desvío a la izquierda en un punto más alejado del habitual en el que la ruta original se desvía hacia la calle que enfila la cuesta del depósito. Esta variante, ideada por Marek, permite no tener que subir la calle de hormigón que deja en la base del depósito, sino que, por un camino de tierra casi perpendicular al anterior, confluye con éste en el mismo punto, permitiendo suavizar el ascenso ya que parte se hace por una calle asfaltada, y la otra parte por un camino de tierra con la única dificultad, si es que se le puede llamar de ésta manera, de tener que superar un pequeño talud al inicio del camino y en el desvío de la calle. Incluso este camino nos permite un pequeño respiro en la corta subida, ya que el camino, en un momento determinado, se vuelve totalmente llano, dejando que podamos tomar fuerzas para afrontar la subida hasta lo alto.

Así pues, como siempre, cada uno marcándose su propio ritmo, ascendemos la cuesta sin tener ninguno que poner el pie a tierra. ¡¡Qué tiempos aquellos en los que Rodri la hubiera subido andando!!.
La reagrupación en lo alto trajo consigo el primer despiste del día. Parece ser que Rai llevaba un track alternativo con una pequeña variación en su gps y decidió llevarla a cabo. No sabemos aún la razón por la que ninguno de nosotros nos dimos cuenta de su ausencia y desde aquí le pedimos disculpas por tal despiste, el caso es que tras recorrer el camino que separa el alto del depósito del pueblo de Navacerrada, nos dimos cuenta de que le habíamos perdido.
El camino desde el depósito de Collado Mediano a Navacerrada es un conjunto de sube-bajas que desde otoño hasta primavera suele estar lleno de charcos que parecen más bien lagos. Es un camino que suele ser bastante pestosillo por esta razón y porque los sube-baja acaban machacando las piernas. Sin embargo, esta vez, el terreno estaba especialmente seco y especialmente cubierto de arena, por lo que aunque no se hizo pestoso por el barro y el agua, sí que se hizo costoso por la arena.

En la reagrupación de entrada a Navacerrada es cuando echamos de menos a Rai. Además ninguno de nosotros tenía su teléfono. Así pues, confiamos en que si seguía el track que tenía previsto hacer, era bastante probable que nos pudiéramos reencontrar o bien a la salida de Navacerrada o bien en los senderos de los Almorchones. Así pues, sin perder mucho más tiempo, atravesamos Navacerrada, y justo a la salida, en la unión con el camino que viene desde el embalse, decidimos esperar un tiempo a ver qué pasaba.
Viendo que Rai no aparecía y que allí no hacíamos nada, volvimos a decidir que lo suyo sería esperar en la famosa cancela de acceso al GR-10 una vez finalizados los senderos de los Almorchones. La salida de Navacerrada la hicimos en grupo compacto.
Muy poco tiempo después, estábamos ya en la entrada a los senderos, unos negociándolos como podían y otros disfrutándolos como los gorrinos en los charcos, ¿verdad diabólico amigo?. Yo, por mi parte, y tratando de seguir su rueda, cosa harto difícil, atravesé los senderos disfrutándolos como casi siempre. De esta manera nos quitamos la espina de no haberlos podido hacer el día de la Ruta de los 4 valles.
Una vez bajados los senderos, volvimos a reagrupar con la esperanza de que Rai diera señales de vida, y despidiendo a Nacho, que ya en Navacerrada, daba por finalizada su ruta particular. Por tanto, el grupo de 12 se reducía drásticamente a 10, ya que, en un momento dado, y gracias a las redes sociales y los smartphones, Rai escribió un mensaje en Facebook que todos pudimos leer y en el que nos informaba de que se le había fastidiado el gps y que ante la posibilidad remota de encontrarnos, y gracias a que con su móvil estaba grabando la ruta, consiguió volver al punto de origen en Alpedrete.

Los demás, 10 como he dicho, nos dispusimos ya con la tranquilidad de saber de todo el mundo, a disfrutar del magnífico y fácil senderito (algún paso delicado tiene, pero poca cosa), que siguiendo el trazado del GR-10 desciende hasta la localidad de Matalepino a la que nosotros no llegaremos. De todas formas lo de descender es puro eufemismo. La primera parte de esta parte del GR-10 sí que es en franco descenso, sobre todo a la altura de la urbanización Vista Real, donde una bajadita de poco más de 25 metros hace las delicias de los que nos gustan estas bajaditas. Es en esta bajada donde Jesús (Terminal) da con sus huesos en el suelo al derraparle la rueda delantera de su bici, y es que la acumulación de arena no ayuda a que la bajada sea fácil. Afortunadamente todo se queda en rasguños en brazo y pierna derechos y Jesús, con dos pares de lo que hay que tener, se subió a su rockrider y sin inmutarse volvió a bajar esta vez sin más incidentes.
A partir de este punto es cuando lo de bajada es un eufemismo, El sendero se convierte en una suerte de sube-bajas en los que, como te cebes, acabas destrozado. Es un sendero revirado, en ocasiones con una pendiente un poco curiosa y que en estas fechas está casi cerrado por las jaras, que como si fueran látigos suelen azotarte las piernas y las manos causando cierto dolor.
 El fin del sendero es un pequeño talud donde algunos disfrutan tratando de saltar como si fueran motos de enduro…y alguno lo consiguió, no hay más que ver las fotos.

La reagrupación, momento barrita y foto de grupo la hacemos en este preciso lugar. Supone prácticamente la mitad de la ruta y el calor y el hambre aprietan. Así pues, momento avituallamiento, ponerse guapo, estirar para la foto y sonreír para inmortalizar el momento y para que quede constancia a nuestras familias de que estábamos allí.
Enseguida, sin perder demasiado tiempo montamos de nuevo en nuestras bicis contentos de saber que las previsiones en cuanto a la duración se van cumpliendo y que si todo sigue igual nos podremos regalar unas buenas cervecitas.

Es en este punto en el que la variante de Javi (Marek) acorta la ruta. En vez de seguir por el GR-10 camino de Mataelpino y buscar las trialeras de esa localidad, desviamos nuestra ruta hacia la derecha para apenas rozar por su parte noroeste la urbanización Ponderosa de la Sierra, la cual hubiéramos atravesado por su parte sureste en caso de haber hecho la ruta larga.
El camino hacia Becerril de la Sierra se hace por pista en buen estado con unas cuantas bajadas cuya pendiente hace que alcancemos una buena velocidad. En una de ellas y atravesando una zona de piedras, la rueda trasera de la Giant de Efrén, por culpa de llevar poco líquido antipinchazos destalona la cubierta, lo que nos obliga a repararla. Cámara nueva, inflar, colocar y listo…

La medio pista, medio camino nos lleva, pedaleando de forma agradable y atravesando alguna que otra carretera hasta Becerril, ¡¡qué diferencia del estado del camino de ahora al pasado mes de enero cuando pasamos por allí con todo el paisaje nevado!!.
Atravesar Becerril es siempre agradable aunque haya que hacerlo por carretera. Es un pueblo muy agradable a la vista y que en esta época desprende un aire veraniego de esos que te apetece irte a pasar unos días allí. Sin embargo lo nuestro es pasajero, muy pasajero. Observando fincas con unas casas increíbles, circulamos por la carretera que supone la avenida principal del pueblo y que nos conduce a sus afueras por una bajada en una 

urbanización donde siempre surgen algunos piques o alguien aprovecha para darle candela a la bici y desfogarse. Antonio y Jesús (Agila) lo intentaron, pero éste último, al cambiar a un piñón más pequeño debió pedalear con demasiada fuerza y la cadena cedió saliéndose del casete. Afortunadamente lo único que se estropeó fue el pique entre los dos, así pues, colocar la cadena en su sitio de nuevo, y carreta y manta.
La salida de Becerril es igualmente por veredas. Dichas veredas se dirigen hacia Moralzarzal bordeando un bosque de pinos. La entrada en Moralzarzal se hace por la zona del cementerio, bajando una increíble cuesta por pista con piedras sueltas donde la velocidad y la inconsciencia a veces dan algunos sustos. Y alguno hubo, pero afortunadamente sin caídas ni otras consecuencias.
 Con la misma velocidad que entramos en Moralzarzal, salimos de allí. Continuamos por el bosque de pinos en dirección de nuevo a Alpedrete en una zona de sube-baja muy fácil y sencilla cuya única complicación, como en el resto de la ruta es la arena acumulada en el suelo. Uno de los atractivos de esta parte de la ruta es la trialera 
de bajada que hay entre ambas localidades. Una trialera bastante complicada que sólo he visto bajar montada a los SMS y no a todos, y como hoy no era diferente, todos la bajamos a pie. Y es que la mañana estaba resultando perfecta en cuanto a averías e incidencias como para estropearlo casi al final.
Bajar la trialera y cruzar la M-601 es casi inmediato. Y cruzar la M-601 y llegar a la entrada de Alpredete es rapidísimo. En un pis-pas nos encontrábamos callejeando por el punto de inicio. Eran las 12:15 de la mañana, una hora genial para prolongar la ruta en una magnífica opcional que no todos, sino los que pudimos, aprovechamos todo lo que había que aprovechar y dimos buena cuenta de unos cuantos cubos llenos de botellines.

En definitiva, una ruta sencilla, con una distancia moderada y una dificultad mínima que nos dejó un muy buen sabor de boca y no sólo por la opcional final…y ya van dos que podemos hacerla. Sino por la compañía y los reencuentros.
Como dicen en algún programa de la tele, el próximo día más, pero no mejor, porque seguro que es imposible.

                                                                      Fotos de Jesus
                                                                      Fotos de JuanCar

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