domingo, 2 de junio de 2013

Majada del Cojo

 Crónica de JuanCar
Una Majada es el lugar en medio del campo o de la montaña que sirve como recogimiento del pastor y de su ganado por las noches durante las épocas del pastoreo y de la trashumancia, cuando ya ha pasado el invierno y se acerca el verano. Se compone de una o varias cassas pequeñas o chozas que sirven de cobertizo al ganado y acondicionadas como refugio para el pastor, rodeadas por una cerca normalmente de piedra, que hace las veces de corral. Se suelen situar en zonas donde el agua, los pastos y el alimento son abundantes y los animales puedan estar suficientemente abastecidos. Normalmente no se encuentran aisladas sino reunidas en pequeñas agrupaciones, dando lugar algunas de ellas a numerosas localidades, las cuales han tomado el nombre de la propia construcción, como es el caso de Majadas de Tiétar (Cáceres), Las Majadas (Cuenca), Majaelrayo (Guadalajara), o Majadahonda (Madrid).
Así pues, ¿cuantos de vosotros sabíais que el nombre de Majadahonda provenía de esta palabra?. La cosa cultureta es así…curiosa.
La ruta que conocemos como la de “la Majada del Cojo”, que debió ser en su día el refugio de un pastor con esa discapacidad, debe tomar su nombre precisamente de dicha construcción, que hoy en día, y que yo sepa, no existe. Tan sólo existe un refugio en forma de caserón y que actualmente se utiliza como refugio juvenil de la Red de Refugios de la Comunidad de Madrid, y del que podéis obtener información aquí:
Pero para lo que a nosotros nos ocupa, no deja de ser el nombre de una de las rutas clásicas más bonitas y con mejor paisaje del valle del Lozoya y en general de toda la Sierra.
La primera sorpresa de la mañana, y que se repetiría al final de la misma, fue en Vicálvaro, en Los Maños. Allí, a la hora acordada pudimos disfrutar un rato de la compañía de nuestro gran compañero Javi Martín, que acompañaba a Arantxa al punto de quedada para que se viniera con nosotros. La verdad, fue un placer verle, tanto como que Arantxa nos acompañara en esta preciosa mañana. Una mañana cargada de reencuentros y de nuevas incorporaciones.
A la hora acordada estábamos llegando todos al punto de encuentro en Alameda del Valle. El frescor de la mañana presagiaba una mañana no demasiado calurosa pero si muy soleada. La luz del sol en estas primeras horas del día así lo hacía presagiar…y no nos equivocamos.
Como siempre, paso a enumerar la lista de asistentes a ésta magnífica ruta, y que en este caso llegamos a ser 19: Jesús (Terminal), Nacho (Gorcam), Javi (Marek), Pachi, Roberto, Amador (Cronos), Jesús (Agila), Javi (Jablan), Javi (Javichu), Rodrigo (Glabre), Paco, Jose (Ballesteros), Antonio, Alberto (Peke). Aparte los reencuentros con Javi Villalba y Manolo, y las nuevas incorporaciones de Macarena y Arantxa, aparte de mí, JuanCar.
La ruta de la Majada del Cojo, tal y como nosotros lo hacemos, sale de Alameda del Valle para recorrer, en terreno llano los 8 kilómetros que separan Alameda de El Paular atravesando Oteruelo del Valle y Rascafría. Estos primeros 8 kilómetros son para mí una delicia ya que ya conocéis lo poco que me gusta empezar subiendo. Estos 8 primeros kilómetros nos permiten ir charlando, contando anécdotas, comentando las cosas del whatsapp y sobre todo nos permiten ir calentando motores de cara a la subida que se nos avecina.
Ya en estos primeros kilómetros el grupo se divide en dos pero no por mucho tiempo ya que a la entrada a Rascafría se produce el primer reagrupamiento para que nadie se quede atrás más de lo debido. Y es que los hay que no necesitan calentar lo más mínimo, es subirse a la burra y empezar a tirar como alma que lleva el diablo. Eso sí, una pequeña confusión con el GPS en el grupo de atrás hizo que el tiempo de espera en ésta primera reagrupación fuese un poco más largo de lo normal al principio de la ruta.
Tras atravesar el casco urbano de Rascafría, tomamos el carril bici/peatonal que separa dicha localidad del Monasterio de Santa María del Paular (que ese es su nombre completo). Sin que sirva de precedente, el paso por el carril bici nos lleva en pelotón bastante agrupado hasta el desvío a la izquierda para atravesar el puente del Perdón. Para no hacer demasiado largo este texto, aquel que quiera saber más acerca del puente del Perdón, no tiene más que pinchar en este enlace a la Wikipedia:
Nada más pasar el puente del Perdón abandonamos el asfalto y empezamos a rodar por pista en muy buen estado. El camino que atraviesa el puente no es ni más ni menos que uno de los ramales de nuestro queridísimo y conocidísimo GR-10, el GR-10-1 y que no abandonaremos hasta bien avanzada la ruta.
El GR-10-1 en este punto se corresponde con el camino de subida hacia el refugio del puerto de la Morcuera. Desde justo el paso del puente hasta el propio refugio hay que ascender durante poco menos de 14 kilómetros para superar un desnivel de cerca de 200 metros.
La subida puede dividirse en dos tramos bien diferenciados. Una primera con una pendiente media no superior al 5% y una segunda, desde el claro que aparece a la mitad de la subida y que en mi plano topográfico aparece como “El Collete” hasta el alto del refugio y cuya pendiente media es algo superior y cercana al 6%.
Así, las primeras rampas empiezan ya, desde el principio, a dividir el grupo en variar unidades. Por delante Agila, Jablan, Antonio, Cronos, Paco y yo ascendíamos a buen ritmo mientras por detrás Roberto y Ballesteros se adelantaban en las primeras rampas al resto del grupo. La situación de cada uno de los componentes del grupo iba cambiando, incluso Agila y Antonio demarraron a falta de 3 kilómetros para “El Collete” y llegaron arriba destacados de los demás, que a buen ritmo y con buena charleta íbamos quemando kilómetros casi sin enterarnos. Es alucinante el paisaje que se ve por estos lugares. La primera parte de la ascensión, entre robles melojos con las yemas de las hojas recién reventadas nos hacen entender que hasta hace muy pocos días aquí ha hecho un frío considerable. Según ganamos altura, y como sucede en toda la sierra, los robles (en algunos sitios encinas y dehesas), van dejando paso a algún que otro acebo que crece entre el bosque cerrado de pinos que en estas latitudes es bastante cerrado y sombrío, lo que no facilitaba mucho la tarea de ir entrando en calor.
Las diferencias en el reagrupamiento de El Collete fueron bastante cortas. Se nota que muchos están sacando partido a las ilegales de entresemana de cara al megarutón del día 15 de Junio. Tras un ratito avituallándonos y descansando de la primera parte de la subida, volvimos a montar en las burritas para completar la segunda parte de la ascensión, que desde el claro del bosque se sucede en un par de primeras bajadas-subidas entre el bosque de pinos, para, en un momento dado, empezar a abandonar el pinar y llegar a la zona de los montes en los que en altura empieza a desaparecer todo rastro de árboles grandes.
Esta zona es la zona del vivero forestal. La subida por la pista es preciosa. A la izquierda, y a veces a la derecha, el discurrir de los arroyos. El primero, cruzando la pista de derecha a izquierda, el arroyo de Navahondilla, que se junta por nuestra izquierda con el arroyo del Aguilón. Superado el vivero, nos encontramos con los arroyos de La Najarra a nuestra izquierda, el más caudaloso y ruidoso de todos, y por nuestra derecha, cruzando la pista para morir en el anterior, el arroyo del Canchal. Todo este agua proviene del deshielo de los aún conservados neveros de los picos que tenemos justo delante de nosotros: La Najarra, el collado de La Najarra y Bailanderos, picos todos ellos de más de 2.000 metros de altura y que se encuentran en la llamada Cuerda Larga que se extiende desde el alto de Las Guarramillas (Bola del Mundo), hasta La Najarra. (Más información, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Cuerda_Larga)
El paisaje es precioso. Delante de nosotros, las cumbres nevadas, los pastos verdes, el agua por doquier, los árboles espléndidos, el ganado posando para la foto, y por detrás, el valle del Lozoya, igualmente con sus cumbres casi cubiertas de nieve. Todo ello bajo un sol magnífico y un cielo azul precioso (qué razón tenía Goya, el pintor, cuando decía que el azul del cielo de Madrid es algo incomparable).
Pues bien, a lo que vamos. En esta segunda parte de la ascensión, el grueso del grupo se adelantó a unas pocas unidades que nos quedamos más retrasados. Roberto y Ballesteros iban por delante de Macarena y Peke y justo por detrás de Javi Marek, Arantxa y yo mismo. Incluso en un momento dado, Macarena, cansada ya de subir, propuso a Peke darse la vuelta para volver sobre sus pasos hasta Alameda del Valle; y así lo hicieron. Curiosamente, acabaron haciendo más kilómetros que los demás, y saliendo de Alameda muy poco antes de que llegáramos todos.
Una vez en el refugio de la Morcuera, cerrado en estos momentos por reforma, volvimos de nuevo a reagruparnos, avituallarnos y hacer la consiguiente foto de grupo, en este caso incompleta ya que nos faltaban Peke y Macarena que como he dicho se dieron la vuelta sin llegar hasta arriba de la ascensión al refugio.
Una vez hechos los deberes, y sin abandonar nuestro querido GR-10-1 (o ramal 1), continuamos por carretera en dirección a Rascafría por espacio de poco más de 400 metros, tomando el primer desvío a la derecha en dirección a la pista que asciende unas pocas decenas de metros más hasta el cruce con la pista que lleva al puerto de Canencia.
Justo en el punto en el que el GR-10 alcanza lo que en mi plano topográfico se llama “El Boquerón”, se produce un curioso cruce de caminos, y es justo en ese cruce de caminos donde debíamos tomar la decisión de si seguir el camino tradicional de la ruta de la Majada del Cojo, o bien hacer una de las posibles variantes que Javi había diseñado para la ocasión. Democráticamente se decidió que lo apropiado era hacer la ruta clásica y dejar las variantes para una mejor ocasión.
En “El Boquerón”, abandonamos el GR-10-1 que seguiría hacia el Puerto de Canencia, dejamos de frente el PR-28 que asciende a las Peñas Viborizas y el Cancho de los Altares (que era una de nuestras posibles variantes), y tomamos el desvío de la izquierda al PR-12. El PR-12 nos conduce en grupo hasta el ya comentado refugio juvenil de la Majada del Cojo. La vista desde un pequeño mirador situado a la izquierda del refugio hace que nos paremos a contemplar las vistas del magnífico valle del Lozoya.
Sin solución de continuidad, y dado por sentado que esta vez, a diferencia del año pasado, no nos íbamos a pasar el desvío del PR-12 que sigue por el camino de la Majada, nos lanzamos en claro descenso hasta dicho desvío, donde Nacho se ha apostado de forma que nadie se lo salte por equivocación. Roberto, por precaución, ya que aún no tiene confianza suficiente con su nueva francesita, bajó por la pista forestal que pasa por las cercanías de la ermita de Santa Ana y que llega a Alameda por el cruce del helipuerto, acompañado por Paco.
Los demás, unos más rápidos que otros, fuimos dando cuenta de los kilómetros de bajada entre piedras sueltas y algún que otro paso algo comprometido. Unos bajaron a bastante velocidad; otros bajamos mucho más despacio, parándonos de vez en cuando para poder bajar más agrupados, haciendo fotos y observando el magnífico paisaje. Incluso en un punto del camino, nos paramos a hacer una foto de “semi-grupo” (ya que sólo éramos 9), en un lugar donde la visión de todo el valle, con las cumbres cubiertas de nieve era francamente espectacular. Desde ese punto se veían perfectamente todos los pueblos del valle del Lozoya, todas las cumbres e incluso se veían perfectamente los caminos que ascienden a todas y cada una de esas cumbres.
Una vez puestos en marcha, volvimos a reagruparnos casi al final de la bajada. Una bajada francamente espectacular, tanto por lo ciclable como por el paisaje. Casi reagrupados, llegamos al cruce del helipuerto donde la pista forestal y el PR-12 se unen para llegar juntos al puente que supera el río Lozoya. Puente desde el cual nos asomamos para observar a dos pescadores tratando de pillar truchas. Truchas que a su vez podíamos ver perfectamente justo debajo de nosotros.
La llegada a los coches nos trajo la segunda sorpresa del día, Javi Martín y familia (parte de ella), se habían acercado hasta allí para caminar y de paso recoger a Arantxa. Saludos y comentarios tras el reencuentro que se prolongó en una magnífica opcional en uno de los bares de la plaza del pueblo y que acabó con el compromiso de que ésta no sería la última ruta en la que Arantxa nos acompañaría, y la promesa de Javi de que en breve podrá acompañarnos el alguna de nuestras rutas.
En definitiva, y como siempre, y para no variar, ¡¡qué magnífica mañana de domingo!!...y con su opcional y todo.
                                                                         Fotos de Jesus
                                                                         Fotos de JuanCar

1 comentarios:

Javier Martín dijo...

Hooooola chic@s!!
Buena crónica del día, yo no pude disfrutar del mismo pero lo hizo Arantxa en mi lugar y es como si disfrutara un servidor tambien. Ya sabeis que los dos no es posible... osea que nos ireis viendo mas de una vez!
A Peke y Macarena creo que los vi cuando llegamos, estaban cargando las bicis en el coche, pero no tengo el placer de conocerles en persona, nosotros (maria y yo) ibamos con el perro.

Si llego ha estar os hubiese animado a que tirarais por un cortafuegos para despues hacer una "bajadita" de un 24% ya sabeis, uno siempre incorporando la chispa jijijiji (creo que lo comento Javi) hubieseis tenido unas vistas tremendas de la sierra y el pantano, creo que tengo el track en wiki, mirarlo y aventuraros hacerla!!

Me quedo con ganas de la de este finde, es por la zona y complementa para futuras rutas haciendo corta pega... la zona merece la pena, peeero no puede ser, nos subimos a Picos de Europa hacer una de las clasicas!!

Cuidaros muuuucho!!

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