Mira que es complicado hacer la
crónica de una ruta como ésta. ¿Quién no conoce las Zetas de La Pedriza?. ¿Hay
alguien aún que no haya oído hablar de ellas?. ¿Cuántas veces habéis tenido
oportunidad de hacerla en todas y cada una de sus variantes?: Desde la barrera,
desde Canto Cochino, en sentido de las agujas del reloj, en sentido contrario,
subiendo a La Nava, sin subir, sólo por pista, con senderos, etc.
Desde luego, La Pedriza es uno
de los sitios más bonitos para montar en bici de toda la Comunidad de Madrid. Y
no sólo montar en bici, también se pasea, se escala, hay gente haciendo carrera
de montaña, gente de picnic en las proximidades del recién nacido Manzanares,
etc, etc. No es de extrañar que el acceso esté restringido a un número máximo
de coches. Como dato curioso, la limitación del número de coches hasta 2012 fue
de 375, número que fue reducido a 183 para contribuir a conseguir el objetivo
de aumentar la protección de la zona de cara a la declaración del futuro Parque
Nacional del Guadarrama.
Es por ésta razón que si hay que
ir a La Pedriza, hay que llegar allí al poco tiempo de abrir la barrera, a eso
de las 8:00 de la mañana. Nosotros establecimos la hora de quedada a las 8:30
en el aparcamiento de Canto Cochino, lo cual, y dada la afluencia de compañeros
nos permitiría por una parte conseguir superar todos la barrera y empezar a la
hora fijada, es decir, a las 9:00 de la mañana.
El detalle de la mañana no tiene
demasiada historia. El objetivo era recorrer las zetas en sentido horario, sin
subir a La Nava y, como he dicho, desde el aparcamiento de Canto Cochino, lo
que nos permitirá hacer la ruta en un tiempo estimado en tres horas más o menos
y en función del ritmo del último y de las posibles incidencias, ya que un
grupo numeroso es más susceptible de ellas que uno con pocos integrantes.
A la cita del domingo acudimos 19
compañeros…a ver si soy capaz de enumerarlos a todos: Javi (Marek), Jesús
(Terminal), Pablo, Nacho (Gorcam), Ángel (Arrojo), Alberto (Peke), Jose Antonio
(Ballesteros), Antonio, Javi (Javi_apf), Javi (Javi Carva), Jesús (Agila), Javi
(Jablan), Miguel (Miguelín), Chani, Roberto, Rodrigo (Glabre), Amador (Cronos),
Manuel (Manuelsunn) y servidor, JuanCar.
La nota más sobresaliente en el
punto de salida, tras los saludos de rigor fue contemplar las dos nuevas y
flamantes Scott Spark 29er de Agila y Jablan…dos pedazos de máquinas para dos
pedazo de bikers. También Pablo estrenaba para la ocasión (aunque no es la
mejor ruta para ello), su nueva tija pija Reverb. Y es que últimamente estamos
que lo tiramos, y en todas las rutas siempre hay alguien que estrena algo…en la
próxima le toca a Roberto, y suma y sigue.
Menos mal que la quedada fue a
las 8:30, porque eran las 9:10 cuando empezábamos a dar pedales pista arriba en
busca del primer objetivo: el collado de los pastores.
Poco hay que decir de lo sucedido
en las primeras escasas dos horas de ruta hasta el collado. Como siempre, los
más fuertes delante, los menos fuertes a escasa distancia, y luego un rosario
de compañeros cada uno al ritmo que le dejaban sus piernas. Los 11 kilómetros
de ascensión a una media del 6,5% son machacones, y gracias a que en este
sentido, más o menos a la mitad de la subida hay un pequeño falso llano que
incluso permite en algún punto dejar de dar pedales, las piernas pueden
descansar algo. Entre Canto Cochino y el collado hicimos unas tres
reagrupaciones, y es que de no reagrupar, como les pasó a los más “heavies” en
la última parada, el tiempo de espera puede llegar a hacerse muy largo. No en
vano, más de uno y más de dos pasaron prácticamente una hora completa en el
collado entre la reagrupación, el momento barrita y la foto de grupo.
Lo que más me maravilla de la
subida al collado de los pastores es lo rápidamente que se asciende y lo
maravilloso de las vistas: el pantano de Santillana sobre el que se distingue
claramente el castillo de Manzanares o castillo de los Mendoza, el embalse de
El Pardo, la vista perfecta (era un día bastante claro y despejado) de las
torres de la castellana y más allá…
Además el domingo me llamaron
especialmente la atención dos cosas: la cantidad de agua que cae por todos los
lados y la cantidad de nieve que queda todavía por las alturas. Con tantos
neveros, no es de extrañar que tengamos deshielo hasta mediados de Junio…o más,
y eso contribuye a ver agua por todos los arroyos y regueros que contribuyen a
que el Manzanares baje como baja…embravecido, precioso. Es más, es la primera
vez que estando en La Pedriza me llama la atención el ruido del agua del río;
tal es la cantidad de agua que lleva.
La reagrupación en el collado
fue, como siempre, suficiente como para comer y hacer la foto de grupo,
exceptuando los que llegaron primero, que como he dicho pasaron allí casi una
hora de reloj. En el collado el frío era bastante intenso debido a cómo soplaba
el viento. Un día despejado pero no especialmente caluroso, sino todo lo
contrario, muy agradable para dar pedales cuesta arriba, pero que merecía un
cortavientos o una manga larga a la hora de bajar.
Si 11 son los kilómetros que
separan Canto Cochino del collado de los pastores, 7 son los que separan el
collado del comedero de buitres. Eso sí, nada que ver unos con otros. Mientras
los primeros 11 son en subida continua, los siguientes 7 tan sólo tienen un par
de kilómetros de subida. Y son justo esos dos kilómetros los que te machacan
casi literalmente. Vienes de bajar casi de forma continua por espacio de 4
kilómetros y en los últimos 3 antes del comedero, unas fastidiosas rampas te
frenan en seco y te castigan los músculos ya fríos por la bajada.
Y fue aquí donde se produjo la
primera incidencia del día, más o menos a la mitad de la distancia que separa
el collado del comedero Jablan estrena su Scott y revienta la cámara de la
rueda trasera. En ese momento se produce un revuelo como si se tratara de un
pit-stop de Fernando Alonso y en menos de un pis-pas ya están varios compañeros
metidos en harina para que la avería se solucionase cuento antes. Y así fue, en
menos de un decir amén, camara cambiada y de nuevo en marcha.
La reagrupación en el comedero tampoco
tuvo más trascendencia. La mayoría observando la posición de La Nava por si
algún día se tercia subir a ella. Hoy desde luego no era el día; la premura de
tiempo de algunos y las escasas fuerzas de otros aconsejaban no tratar de
recorrer los 5 kilómetros de ascenso continuo al 6-7% y su correspondiente
bajada que nos hubiera llevado más de hora y media. Así pues, una vez
reagrupados todos, iniciamos la bajada hacia el aparcamiento.
La mala fortuna junto con una
rodera seca y dura tuvieron la culpa de que Nacho, yendo a una velocidad
bastante aceptable, enganchara su rueda trasera en dicha rodera y perdiera el
control de su Mondraker, dando con los huesos en el suelo. Afortunadamente la
caída sólo le produjo magulladuras y un fuerte dolor en su hombro derecho y
alguna rozadura en las rodillas. Nacho, compañero, que no sea nada y que te
recuperes pronto. La bici también se llevó lo suyo: la rotura de una maneta.
Vaya rachita que lleva la Mondraker 29!!...durará poco, seguro.
Una vez nacho se pudo poner de
nuevo en macha, retomamos la bajada reagrupando en el puente sobre el
Manzanares. La preocupación por nacho no nos dejó disfrutar mucho del entorno,
pero lo poco que pudimos ver era espectacular. Afortunadamente Jesús pudo hacer
unas magníficas fotos de cómo bajaba el río en ese punto y lo hemos podido
disfrutar después.
La llegada a Canto cochino la
hicimos 3 horas y 20 minutos después de salir. Todos los que llevábamos prisa
salimos escopetados hacia Madrid (y no éramos pocos), el resto se quedaron en
el chiringuito a disfrutar de una opcional como dios manda.
Y poco más que añadir.
Simplemente desear a nacho una pronta recuperación y dejar constancia de una
maravillosa mañana de bici. Desde luego, las zetas de La Pedriza jamás
defraudan.
Fotos de Jesus
2 comentarios:
Crónica siempre impecable!!
Muchas gracias Javi!!!
Publicar un comentario