sábado, 4 de mayo de 2013

Senderos de Navalmedio, Ortiz y los Almorchones

Crónica de JuanCar

Escribir una crónica de esta ruta resulta de lo más complicado, ¿y por qué?, pues porque es una ruta tan conocida que hay pocas cosas que decir sobre su recorrido.
Desde luego lo que sí que se puede decir es lo variada y lo divertida que es, por la cantidad de lugares que discurre y por lo completa que resulta, siendo del gusto de todo tipo de bikers, desde los más endureros (a los que quizá les queda demasiado sencilla), hasta los más “rally”.
Tras habernos acercado algunos de nosotros el jueves pasado, día de la Comunidad de Madrid, a los montes de El Pardo, la bici nos estaba pidiendo sierra. Nuestro espía serrano (Nacho – Gorcam), tenía la tarea de informarnos del estado de las pistas y de las sendas por las que discurre la ruta. Una vez que Nacho nos dio el OK y nos dijo que el terreno estaba en perfectas condiciones, nos decidimos de una vez por todas a abrir la convocatoria tan sólo con día y medio de antelación ya que el día habitual lo cambiábamos también por el sábado ya que el domingo era el día de las mamás.
Yo pensaba que tan sólo con día y medio de antelación iba a ser imposible que nos juntáramos más de 7 u 8 compañeros, pero la sorpresa saltó. De repente el Facebook empezó a echar fuego y veíamos como los SMS empezaban a pensar en venirse con nosotros. Al final, a las 9:00 de la mañana en la plaza del Gargantón de Navacerrada éramos ni más ni menos que 20 compañeros y eso que el cambio de día hizo que alguno de los habituales no pudiera acercarse.
Ya sabéis que me gusta nombrarlos a todos, así pues, los asistentes al evento fuimos: Javi (Marek), Ángel (Arrojo), Aitor, Jesús (Terminal), Roberto (Murga), Amador (Cronos), Pachi, Nacho (Gorcam), Jose Manuel (Frailman), Rafa (Rafman), Antonio, Víctor (Sheol), Álvaro (NRain), Mariaje, Jesús (Agila), Alberto (Peke), Jose (Negro), Rodrigo (Glabre), Javi (Javi Carva) y yo, JuanCar. Un buen y numeroso grupo de magníficas personas y mejores bikers.
Tras los saludos de rigor ya que había compañeros a los que hacía meses que no veíamos, y con un cierto retraso sobre el horario previsto, conseguimos que el grupo comenzara a rodar.
Objetivo nº1: Ladera del Chiquillo
Nada más salir de las calles de Navacerrada, el grupo, todavía compacto, cruzamos la carretera que sube hacia el Puerto de Navacerrada, para sin pararnos a pensarlo, enfilar cuesta arriba hasta cumplir una parte de la subida por la ladera del Chiquillo. Las primeras “rampitas” hacen que empecemos ya a entrar en calor y algunos, los que iban de invierno, a plantearse si se habían equivocado al elegir el tipo de ropa, ya que en esta época de año es muy difícil elegir entre la ropa de corto y la de invierno.
Habitualmente la subida por la ladera del chiquillo la dividimos en dos partes. Una primera por el propio camino de subida de aproximadamente un kilómetro de longitud hasta un claro en el monte donde aprovechamos a hacer un giro a izquierdas para seguir subiendo hasta la mitad de la ladera. Sin embargo esta vez Nacho nos quería enseñar una variante aprovechando un sendero que sale casi desde el mismo sitio desde donde sale el camino anterior y que en sus primeros metros es estrecho, divertido y picando hacia abajo hasta un punto en que se complica con pequeños taludes y terreno suelto, picando hacia arriba y donde muchos tuvieron que patear hasta enlazar de nuevo con la pista que llega de nuevo hasta la carretera a la altura de la Fonda Real. Una vez cruzada la carretera volvemos a reagrupar ya que el pateo anterior estiró el grupo.
Objetivo nº2: Medio Miedo y los senderos de Navalmedio
Una vez cruzada de nuevo la carretera tomamos la pista que conduce al GR-10, pero sin entrar en él, tomamos la pista paralela a la carretera del puerto de Navacerrada, a la derecha del GR-10 y que nos conduce directamente hacia el embalse de Navalmedio al que nos acercamos poco a poco, mientras el entorno nos regala unas vistas espectaculares de la sierra a la altura de Cercedilla.
Tras aproximadamente un par de kilómetros por pista, cómodos, con algún que otro sube-baja y en la que el grupo ya estaba muy estirado, abandonamos la pista que conduce a la parte superior del 
embalse de Navalmedio para enfilar un sendero en franca subida que sustituye a lo que hace tiempo subíamos por “el miedo”. Es más, el pequeño enlace, con una pendiente y terreno endiablados nos deja en los senderos de Navalmedio a la altura del cruce con el miedo. Yo, desde mi posición no fui capaz de distinguir si alguno fue capaz de subir el sendero totalmente montado en la bici, pero intuyo que quizá Agila, Sheol o Antonio, o incluso Frailman lo pudieron llegar a conseguir. Me consta que Jesús (Terminal), se quedó a escasos metros, lo que le añade ya de por sí un punto de proeza.
El sendero de Navalmedio es espectacular. Entre pinos y jaras, con algún que otro paso un poco más complicado que el resto pero sin requerir la mínima técnica, se va adentrando en el bosque, alejándose paulatinamente del trazado paralelo a la carretera del puerto de Navacerrada y yendo a buscar el Río Navalmedio el cual se cruza por un puente de madera tras una bajada muy divertida que enlaza el sendero con el río.
A estas alturas el grupo era un goteo de bikers. Lógicamente cada uno a su ritmo íbamos completando el sendero y la posterior bajada, y es que ir 20 ciclistas por el monte no es tarea fácil y requiere tiempo y especio entre ellos.
Tras una pequeña reagrupación, nos dirigimos hacia el siguiente objetivo de la jornada:
Objetivo nº3: Parte de subida del Calvario
Desde el paso del puente del río Navalmedio se enlaza a la izquierda con el camino, casi pista, que sube desde Cercedilla hacia lo que eran los antiguos campamentos y de los que aún quedan restos, hasta la estación de tren del Puerto de Navacerrada.
Lógicamente nuestro objetivo no es completar la subida hasta el puerto, por lo que sólo transitaremos por parte del camino de subida que toma el nombre de la calle de Cercedilla de la que sale: calle del Calvario, por lo que todo el mundo lo conoce como “el camino del  Calvario”, aunque en los mapas aparece como “Camino forestal de Vaqueriza”, y también conocido como "camino de las alcantarillas", por las tapas registro del canal que lo acompañan con su numero correspondiente.
El tramo de algo menos de un kilómetro que hacemos por el calvario es bastante duro. Afortunadamente el terreno está hormigonado por lo que la tracción es buena. Lo malo realmente es la pendiente. En los primeros 100-200 metros el camino cruza el río, que en esta época del año y después de las copiosas lluvias baja con muchísima agua, lo cual hace que la mayoría acabemos con los pies y algo más que los pies mojados. Desde ese punto la pista empieza a empinarse. Los siguientes 200 metros, si no lo conoces, presagian que la pista acaba en ese punto, pero una curva a izquierdas, muy cerrada y muy empinada te saca de dudas enseguida. El siguiente tramo, de unos 200 metros más, tiene una pendiente bastante asequible y sostenida que sirve como preludio de una rampón de unos 100 metros que debe tener en torno de un 14% de desnivel. Justo a la mitad de esta 
última rampa del tramo que hemos de hacer, encontramos “el pino de la cadena”, un pino albar en cuya base hay una cadena en cuyos eslabones hay colocadas una letras que forman la frase: “A su querida memoria: 1840-1924” y cuya historia, por lo alargar demasiado este texto, podéis leer aquí:
La subida de este último tramo conduce a un cruce de caminos. Al frente, camino que seguiremos, lleva hasta la estación de El Ventorrillo en plena carretera del Puerto de Navacerrada, y a la izquierda continúa hacia el alto del Puerto.
Objetivo nº4: Subida al Mirador
Una vez abandonado el Calvario y habiendo reagrupado, tomamos todos juntos el resto de pista que nos queda hasta enlazar con El Ventorrillo. Aquí, la salida a la carretera del Puerto de Navacerrada convierte este punto en uno de los más peligrosos de la ruta. Los coches y la velocidad que se alcanza bajando la carretera, hace que tengamos que extremar las precauciones.
Tras poco más de 300-400 metros, salimos de la carretera para enlazar con la pista del pinar de La Barranca en su lado norte, justo en la parte septentrional de la ladera del Chiquillo. Desde aquí, de nuevo, nos toca subir durante aproximadamente 4 kilómetros hasta el primer mirador del valle y que se sitúa previo al mirador de Las Canchas al que no llegaremos por esta vez.
 La subida por el pinar es larga pero tendida. Es de esas subidas que te permite elegir un ritmo de subida y a tu tran-trán ir consumiendo metros e ir admirando el precioso paisaje que poco a poco se abre entre los pinos. Es increíble la altura sobre el pueblo de Navacerrada que alcanzamos en tan pocos metros. Una vista espectacular que por sí sola justifica llegar hasta aquí.
En un momento dado, abandonamos la pista por la derecha, lo cual evita que subamos al mirador de Las Canchas y nos dirijamos a uno de los miradores sobre el valle y punto desde el cual arranca la senda Ortiz.
No sé si es porque llegar hasta aquí supone que ya se ha subido la mayor parte del desnivel previsto, o porque es justo el punto kilométrico mitad de ruta, o porque es el lugar elegido para avituallarnos y hacer la primera foto de grupo, que las caras cambian de semblante. Todos sonrientes, todos contentos…¿será que lo disfrutamos?.
Objetivo nº5: Bajada por la Senda Ortiz
La senda Ortiz discurre por la ladera del Chiquillo y la ladera de Canto Gordo hasta enlazar con el PR-26 que conduce por el pinar de La Barranca hasta el mirador de las Canchas con una longitud de más o menos dos kilómetros en franco descenso y sin grandes pendientes.
La sensación de bajar el sendero Ortiz no se puede explicar con palabras, simplemente hay que vivirlo, aunque lógicamente hay formas y formas de bajarlo. Unos a saco, otros con precauciones y algunos haciendo a pie alguno de sus tramos. Lo que está claro es que esta senda no deja indiferente a nadie, sobre todo los escalones de piedra de bajada (hasta cinco puntos con estos pasos), y sus tres pasos de subida, siendo dos de escalones de piedra y uno de ellos, quizá el más complicado formado por las raíces de los pinos.
Lo bonito de la senda Ortiz, a mi modo de ver, es, excepto los pasos indicados, lo fácil que se baja, la velocidad que se puede alcanzar y los paisajes que se abren tanto al frente como a la derecha de la senda: la maliciosa y la bola del mundo al frente y la Baranca y los Almorchones a la derecha.
Una senda espectacular que gusta a prácticamente todo el mundo y que deja una gran sonrisa en la boca una vez completado y ya en la pista del PR-26. Y más en días como el que lo hicimos, en los que el terreno está espectacular, con el punto justo de humedad y sin demasiada tierra suelta.
Objetivo nº6: El tramo de los senderos Alakan
La salida de la senda Ortiz desemboca, como ya hemos dicho en la pista de la Barranca o PR-26, punto en el que aprovechamos para una nueva reagrupación que nos permite ir todos, más o menos juntos hasta el punto de inicio del tramo que hacemos de los senderos Alakan.
No eres consciente de cómo pica hacia arriba la pista del PR-26 hasta que la haces caminando. Yo tuve oportunidad de hacerla hace poco y me sorprendí del desnivel que había a la altura de la fuente de Mingo, punto por el que lógicamente pasamos con nuestras bicis.
Una vez pasada la fuente de Mingo y atravesados los dos pequeños puentes que salvan en cauce de los Arroyos de Peña Cabrita y el Regajo del Pez y que se juntan escasos 50 metros más abajo para dar lugar al Río Navacerrada, y justo a la mitad de la siguiente curva a derechas, sale a la derecha del camino el punto de entrada al sendero.
El sendero Alakan es muy diferente a la senda Ortiz. Libra la diferencia de altura desde la fuente de Mingo hasta las presas de La Barranca con una pendiente que en algunos puntos es bastante acusada y hasta un poco peligrosa. De hecho suele ser uno de los lugares donde históricamente hay más caídas dentro del grupo. Eso sí, el sendero no deja de ser precioso, con un par de pasos técnicos y circulando a tramos entre pinos y rocas que si vas pasado de velocidad corres el riesgo de acabar contra ellos.
El tramo más largo del sendero Alakan (o mejor dicho, del tramo que hacemos), acaba con el vadeo del Arroyo de la Maliciosa, afluente del río Navacerrada y que estas semanas de atrás bajaba bravío de verdad. Actualmente el caudal es bastante más escaso por lo que la muchos lo pasaron montados en la bici, aunque alguna caída hubo sin más consecuencias.
El último tramo del sendero discurre entre pinos, prácticamente campo a través hasta llegar a la presa más alta de las dos que hay en La Barranca.
Objetivo nº7: Senderos de los Almorchones
Una vez reagrupados en el aparcamiento de La Barranca que estaba a rebosar de coches y de gente que venía a pasar el día a la sierra, nos tiramos a tumba abierta por el camino de los Almorchones, que de no ser porque tomamos un desvío a la izquierda para ir a buscar el sendero, nos llevaría directamente hasta el pueblo de Navacerrada.
Los senderos de los Almorchones son una delicia. Rápidos, revirados, con alguna que otra acumulación de arena que le da un punto de riesgo y algún que otro escalón de piedra que le da el puntito de técnica y que recorren una pequeña ladera de los Almorchones entre jaras y algún que otro arbusto.
Su escasa longitud, de apenas un kilómetro, termina de completar el buen sabor de boca que dejan el resto de los senderos (Navalmedio, Ortiz y Alakan), y completan el póker que hace que esta ruta sea una auténtica delicia.
Objetivo nº8: Embalse de Navacerrada y Torreznos
La ruta se completa con una pequeña subida hacia la falda del Cerro del Hilo y del Cerro de las Cabezas donde nuestro compañero Sheol reventó una de las ruedas de su Jekyll lo cual produjo una nueva reagrupación que acabaría con un descenso hacia el borde el embalse de Navacerrada, totalmente lleno de agua, y cuyos únicos alicientes son atravesar los dos pequeños arroyos que alimentan el embalse por este lado.
La llegada de nuevo a la plaza del Gargantón la hacemos en pequeños grupos, comentando los avatares de la ruta y como siempre, con una sonrisa en los labios.
Afortunadamente, salvo unas pocas caídas sin importancia y el pinchazo de Sheol, no tuvimos ningún otro inconveniente en la ruta, cosa que es de agradecer sobre todo con un grupo tan numeroso.
Una vez acabada la ruta oficial, algunos nos quedamos a disfrutar de los ya archifamosos torreznos del bar el Porron aunque esta vez, la afluencia de público hizo que no pudiéramos disfrutarlos al aire libre.
En definitiva, y como siempre, una magnífica ruta, con multitud de buenos compañeros y que no nos cansamos de repetir…¿o es que acaso nos cansamos de repetir alguna?.

                                                                        Fotos de JuanCar
                                                                        Fotos de Jesus
                                                                        Fotos de Frailman

0 comentarios:

Publicar un comentario