sábado, 6 de octubre de 2012

Tres Provincias 2012


Crónica de Juan Carlos (JuanCardido)                           

VEO UN HOMBRE QUE HUELLA CON SU PLANTA
LOS CIEN CAMINOS ROJOS DEL ESTÍO,
QUE ARDE DE SED Y SUEÑA QUE ES UN RÍO,
UN MURO ANTE EL DOLOR QUE SE AGIGANTA.

Esta es la inscripción que hay escrita en la placa que está insertada en el monolito que conmemora el 125 aniversario de los Agentes Forestales y que se encuentra en lo alto del Pico Cebollera o Pico Tres Provincias.

Llegar a leer esa placa era el objetivo que nos marcamos hace ya bastantes semanas cuando decidimos que algunos queríamos subir hasta allí y otros repetir e incluso tripitir o cuatripitir la subida...¡¡y es que los hay masoquistas!!.
La ruta de subida al tres provincias tiene un punto de mítica. Es una de las rutas más duras que se pueden hacer en MTB por Madrid y es la culminación a un montón de fines de semana saliendo en bici por todos los rincones de la geografía de nuestra comunidad autónoma. En mi caso, llevo tres años (desde que se me ocurrió empezar en este magnífico deporte), escuchando historias acerca de la ruta, su dureza, sus paisajes, las sensaciones al llegar arriba. Y poco a poco iba creciendo en mí la necesidad de cumplir ese reto, llegar a más de 2000 metros de altura sobre dos ruedas, tener la sensación de estar en lo más alto y de ser capaz de, una vez llegado allí, poder llegar a cualquier sitio.
Como sabíamos que la ruta se alarga en tiempo, decidimos que lo más sensato era empezar cuanto antes: 8:15 en Horcajuelo para salir pedaleando a las 8:30. Con este horario no quedó más remedio que pegarse un buen madrugón para llegar a tiempo.
Con puntualidad suiza, a las 8:15, estábamos llegando al punto señalado en el pueblo de Horcajuelo de la Sierra, a más de 90 km de Madrid. Al llegar encontramos ya a bastantes compañeros que estaban preparándose para empezar. Algunos habían anunciado su asistencia, otros no, el caso es que entre unos y otros, nos juntamos 21 amiguetes para darle al pedal rumbo al Pico Cebollera Vieja.


La verdad es que fue un alegrón volver a ver a un montón de colegas que no veíamos desde hace tiempo, y conocer a otros nuevos que se van sumando a nuestras propuestas, y es que últimamente nuestras rutas no bajan nunca de los 20 participantes, todo un éxito.
La temperatura a la hora de salida era bajita; escasos 8 grados nos hacían a algunos buscar formas de calentarnos: montando en bici, estirando...el caso era ir entrando en calor, pero fue empezar a salir el sol, y la temperatura empezó a subir de forma radical. No había viento, no había nubes: el día se presentaba genial para “escalar”.
Si bien fuimos bastante puntuales a la hora de llegar, la salida en bici la hicimos con mucho retraso: la rotura del sillín de Fernando nos distrajo un buen ratito antes de empezar a pedalear. Menos mal que se pudo arreglar de una manera bastante poco ortodoxa ya que tener que darse la vuelta una vez llegado hasta allí era bastante fastidioso para él, y es que la cizalla que IvanJC llevaba en el coche, nos salvó de tener la primera baja antes de empezar. Este atraso sirvió para que llegara Marcos que venia con retraso, sino creo que nos lo habríamos dejado allí. Así pues, a las 9:10 nos subimos a las bicis y empezamos a dar pedales saliendo de Horcajuelo de la Sierra. Este retraso iba a ser la norma del día: no sabíamos hasta que punto.

El caso es que tras la primera bajada a la salida de Horcajuelo en la que el frío era más bien intenso, enfilamos el primer giro a izquierdas para empezar, ya y sin anestesia, la primera subida del día. ¡¡Qué pestosito se hace ese primer rampón antes de la vereda y qué poquitos la subieron montados!!. No llevábamos ni diez minutos de salida cuando ya, a las primeras de cambio y justo al final del rampón, Álvaro tuvo que pararse para reparar la pérdida de aire de la rueda trasera de su Jekyll, y es que no cambiar el líquido antipinchazos en 8 meses es lo que tiene, que ya no es líquido ni es nada.
Mientras algunos se quedaban a reparar la rueda de NRain, los demás tiramos vereda arriba. Muchos iban bastante sobrados mientras otros íbamos resoplando como búfalos (término bicivolador) ante lo interminable de esa primera subida por la vereda que desemboca en la pista que conduce hacia el puerto del Cardoso.

Una vez abandonada la vereda y tomado la pista, el paisaje cambia por primera vez: las retamas, zarzas y monte bajo, dan paso a un robledal precioso. También cambia el terreno, de un suelo pegajoso, lleno de hierba, con roderas tanto a los lados como por el centro, pasamos a una pista con buen firme, piedrecita suelta pero muy agradable de rodar.
La primera subida nos había hecho entrar ya en calor, y los guantes largos de entretiempo dieron paso a los guantes de verano, nos desprendimos de manguitos, mangas largas y de todo aquello que ya nos estaba asfixiando. Todo esto en el primer reagrupamiento, en la denominada “fuente del macarra”, en pleno robledal.
Tras la llegada de los que se quedaron reparando el pinchazo, iniciamos de nuevo nuestro camino por un falso llano en el que las charlas amenas con los colegas nos hicieron la marcha muy amena hasta las primeras rampas de subida hacia el puerto del Cardoso donde ya no quedaba nada del bosque de robles. Antes incluso de llegar a estas rampas, escuchamos por los walkies que Álvaro había vuelto a pinchar...es lo que tiene no haber quitado todos los abrojos y haber colocado una cámara nueva.
También subiendo estas primeras rampas, el primer percance del día, en una subida un tanto pestosita y llena de piedras sueltas, a Peke no le da tiempo a soltar sus pies de los pedales automáticos, y hace el primer vuelo del día. Una caída tonta que no tiene consecuencias especiales, pero que hace que la cabeza de Peke empiece a no funcionar como debería.

Poco a poco y algunos con más pena que gloria y otros con más gloria que pena, vamos llegando a la siguiente reagrupación: la pradera anterior a la subida final al puerto del Cardoso. Allí, acompañados de unos cuantos representantes de la raza vacuna de la sierra madrileña, agrupamos, cogemos fuerzas y tras un pequeño receso, enfilamos la pradera que yo acabé llamando: “la pradera del velcro”, porque joer como se pegaban las ruedas al suelo, y no sólo por la pendiente, que en ciertos puntos era bastante pronunciada. Alcanzamos así el alto del puerto del Cardoso a 1380 metros de altitud. Es decir, habíamos recorrido tan sólo 12 o 13 kilómetros y ya habíamos ascendido casi 400 metros de altitud.

Y fue justo aquí, en el alto del Puerto Cardoso cuando recogimos al integrante número 22 del grupo, nuestro querido amigo “Canelo”, un perro chucho, aunque alguno que sabe dijo que era un podenquillo, que no nos dejó de acompañar en todo lo que quedaba de ruta (magnífico animal), y que alguno de nosotros juraría que ya vio a primera hora de la mañana en Horcajuelo de la Sierra.

Así pues, los 22 seguimos camino de la pista que conduce al Collado de los Mosquitos, unos 6 o 7 kilómetros de ascenso por pista en buen estado y que muchos empezaron tomando un desvío a lo que llamamos “el desvío de los campeones”, una serie de fuertes subidas que conducen hacia la misma pista de ascenso pero acortando unos cuantos centenares de metros.
Los demás, los que no somos nada campeones seguimos la ruta por la pista que en ese momento se adentraba en un precioso bosque de pinos y que transcurría por las cercanías del Hayedo de Montejo. Hayedo que en ningún momento vimos, pero que supimos de su presencia por las indicaciones de nuestra wikipedia particular de la sierra: el maestro Marek.
Poco a poco y a un ritmo bastante constante íbamos alcanzando una altura espectacular. Los paisajes son sencillamente alucinantes: las postrimerías de la sierra de Ayllón, el pico del Lobo en La Pinilla por su cara norte, el valle que forma el nacimiento del río Jarama, y en una de las revueltas, cuando ya el terreno empieza a ser algo más difícil de ciclar, los pinos empiezan a desaparecer por la altura alcanzada, y quedaba aproximadamente un kilómetro para llegar al collado de los Mosquitos, allí al frente, divisamos por primera vez el vértice del Pico Cebollera o de las Tres Provincias. Incluso se llegaba a adivinar la pista por la que teníamos que sufrir subiendo.

La llegada al collado de los Mosquitos fue con cuenta gotas, hasta el punto que los que llegaron primero tuvieron mucho tiempo de espera hasta que llegamos los últimos. Es lo que tiene el compañerismo entre bikers: el ritmo lo marca el último, jamás los primeros (y eso a mi me beneficia, jejeje).
En el collado de los Mosquitos estuvimos parados un buen rato. Las vistas, de nuevo espectaculares, ya que desde allí se abría ante nosotros la cara norte del valle del Lozoya y se podía ver perfectamente la silueta de la sierra de la Cabrera y del pico de la Miel. También, mirando al otro lado se ve sin problemas la sierra de Ayllón, y hacia el norte, la llanura castellana que se empezaba a adivinar ante nuestros ojos.

La parada en el collado de los Mosquitos fue suficiente para reponer fuerzas, beber y comer y para disfrutar viendo como nuestro amigo “Canelo” se lo pasaba pipa espantando a una pareja de caballos que andaban pastando por allí...jodío Canelo, aparte de comentar entre nosotros que ya llevábamos 18 kilómetros de ascensión casi ininterrumpida y que nos encontrábamos ya a 1830 metros de altitud...y que cómo no, nos quedaba lo más chungo, subir 5,5 km más hasta los 2130 metros de altura.
Con ganas ya de llegar al monolito, iniciamos lo que nos quedaba por completar. Una serie de rampones con un terreno en bastante mal estado y que durante más de 5500 metros nos llevarían al Tres Provincias.
Fueron pocos los que completaron la subida entera. Lo que si que sé es que yo tan sólo puse pie a tierra en dos ocasiones lo que para mi no sólo es un triunfo, sino un orgullo y una motivación y la esperanza de que si alguna vez vuelvo por esos lares, quizá pueda hacer la subida completa sin bajarme de la bici.

El caso es que las primeras rampas llevan el camino a la loma de una primera ascensión desde donde se abre ante nosotros un auténtico espectáculo: todo el llano segoviano, el puerto de Somosierra allá abajo, la horizontal de Navafría...magnífico. Y es que nos encontrábamos ya a más de 2000 metros, y aún nos quedaban un par de rampas.
La reagrupación la hicimos unos 200 metros antes de coronar. Hubo muchos compañeros que esperaron pacientemente a que llegáramos los más rezagados, y no sólo eso, sino que al llegar nos animaban, nos jaleaban, nos hacían fotos, y siempre con una sonrisa en la cara....qué genial es esta afición con gente tan maravillosa.
Como a esa altura el frío y el viento empezaban a ser ya bastante notables, nos abrigamos bien y reanudamos la marcha, para que en un santiamén, y con un alegría en el cuerpo más allá de lo que se puede describir, llegar al monolito y al vértice geodésico del ansiado Pico Cebollera Vieja...qué subidón!!!, y no sólo por la altura alcanzada, sino porque en ese momento me sentí, y creo que no fui el único, en la cima del mundo, una muesca más en el cuadro de mi bici, un reto más conseguido!!!...Qué alegrón!!.

Casi media hora estuvimos en el alto del Tres Provincias los 22 integrantes del grupo (por supuesto Canelo incluido). Fotos de grupo en el vértice geodésico y en el monolito, momento bocata, chistes, bromas, admirar el paisaje, hacer cientos de fotos...en definitiva, disfrutar allí arriba de la satisfacción de haber llegado.
Al cabo de un rato, comenzamos la bajada desde el alto. Mira que es peligroso aquello!!. Cuando Javi y yo empezamos a bajar caminando y vimos que todo el grupo estaba a un lado del pedregal, nos asustamos de verdad...y en principio había motivos, Peke se había caído de la bici al bajar por ese camino de cabras y se había clavado el manillar en el pecho. Estaba en el suelo, consciente y hablando, pero el susto fue brutal. Afortunadamente, al cabo de un rato se pudo poner de pié y poco a poco se fue recuperando hasta poder ir caminando cuesta abajo al lado de Javi. Menos mal que todo se quedó en un susto y por suerte no le ha pasado nada grave. Unas buenas dosis de antinflamatorios y unos días de dolor y descanso y como nuevo.

Los demás fueron bajando aquello unos montados y otros, como yo y bastantes más, a pie. Hasta que unos minutos más tarde, y al ver Javi, Sheol, Álvaro y Dalopo un walkie talkie que alguien había perdido (luego supimos que se le cayó a Rober) tirado en medio del camino y pararse a recogerlo, a Fernando (Ciclo), no le dio tiempo a frenar bien, y tras pararse su bici casi en seco contra Javi y Víctor, salió volando como si fuera superman para sin saberlo como ni el mismo caer bien y no hacerse más que magulladuras en uno de sus antebrazos....otro susto para el cuerpo...
A partir de aquí, y una vez dejado el cruce con el cortafuegos que sube al Tres Provincias (joder que desnivel tiene todo aquello), ya no tuvimos más accidentes, afortunadamente. Lo que sí hubo fue un sinfín de pinchazos.
Primero el de Dalopo, que más que pinchazo fue una pérdida de aire algo inexplicable, y que hizo que tuviéramos que esperar a la salida del cortafuegos hacia la pista que llega de nuevo a Horcajuelo.

Para no quedarnos muy fríos, y dado que Peke iba tocado por la caída, se decidió que él y yo tiráramos hacia delante para ir despacito y poco a poco de vuelta a los coches, aunque aún nos quedaban más de 16 kilómetros de ruta. Así pues, iniciamos la marcha Peke, Canelo (el tío seguía espantando vacas y caballos), y yo, y al poco rato se nos unieron Nacho y Amador.
Al ratito paramos en la única fuente de la bajada (la otra fue la del Macarra, en la subida), y aprovechamos para rellenar bidones y camelbacks...poco ratito de parón para que Peke no se enfriara, y vuelta a los pedales.
En un ratito nos alcanzan Valentín y Marcos que salen flechados hacia adelante por una pista en falso llano y a veces picando hacia arriba, cuando nos enteramos de que aparte de haber reparado el pinchazo de Dalopo, también ha pinchado Pachi...
Sin parar en ningún momento y a un ritmo tranquilo por momentos y algo más vivo en otros, aprovechamos para admirar las magníficas vistas del puerto de Somosierra y de los pinares que se abrían a nuestros pies. Si la subida tenía paisajes brutales, la bajada no se le queda atrás.

Al llegar a la última cancela volvemos a reagruparnos todos. Bueno, todos no, Trisqui decide ir bajando hacia el pueblo (ya solo quedaban 4 o 5 km) con Canelo, que el pobre animal tiene ya un palizón alucinante. Una vez reagrupados iniciamos la bajada por pista, una pista bastante peligrosa por los regueros y por las piedrecitas sueltas.
Antes de terminar, y a escaso kilómetro y medio del fin, le toca el turno de pinchazo a Nacho, y justo en la entrada del pueblo pincha Sheol (creo que fue él).
Total, que entre las tres caídas, los seis pinchazos y algún que otro acontecimiento inesperado, llegamos a los coches después de 7 horas de haber iniciado la marcha. Eran ya las 16:30 de la tarde.


Los que más prisa tenían cargaron sus bicis rápidamente y se fueron, mientras que otros nos quedamos en el pueblo a disfrutar de una opcional de las de verdad. Al principio éramos 13, pero al cabo Víctor se fue con Ivan JC y nos quedamos 12 a dar buena cuenta de unas cuantas raciones de morcillita, empanadillas de queso, croquetas, entrecots, horcajuelitos (panecillos rellenos con lo que parecía panceta y morcilla), y una buena cantidad de jarras y cañas de cerveza.



Eran ya las 18:15 de la tarde cuando salíamos de Horcajuelo despidiéndonos convenientemente del integrante número 22, Canelo, que seguía por allí chinchando a otros perros...y eran ya las 19:30 cuando un servidor atravesaba el umbral de la puerta de casa después de haber pasado uno de esos días que se quedaran mucho tiempo en el recuerdo.
Qué maravillosa jornada.

No he querido recargar mucho de fotos pero al final pasa lo que pasa, de todas formas falta el plato fuerte, las casi 200 fotos de David (Dalopo), en cuanto las tenga se pondrá el correspondiente enlace.
                               
                             Recopilacion de todas las fotos (+- 700) gentileza de David (Dalopo)
                                Se recomienda proveerse de bebida y comida
                                                              
                                                        

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