Por fin una ruta en la que no tenemos que lamentar caída
alguna de consideración.
Si tuviéramos que resumir la mañana de hoy en una sola
frase, diríamos algo así como: “tranquilidad absoluta”. Y es que lo que debería
ser lo más habitual, se ha convertido en lo extraordinario, y bendito sea lo
extraordinario que nos deja días como hoy de disfrute casi total, aunque alguna
cosita si que ha habido.
La lista de apuntados el martes ya prometía una ruta de
nuevo bastante concurrida. Lo que en un principio iba a ser una ruta de 14 o 15
bikers, se ha convertido al final en una concurrida reunión de 21 amigos y
amigas. A las 8:30 de la mañana ya estábamos casi todos, y a eso de las 8:45 ya
no faltaba nadie. Nos sorprendió la asistencia de Toñi y Rebekop, de Pachi y de
Amador que sorpresivamente se presentaron en el punto de salida en Cercedilla.
Así pues, éramos de la partida los cinco bicivoladores
asistentes: Charco, Golden, Diabolik, Davygon y Kiko, los cuatro mencionados
anteriormente (Toñi, Rebekop, Pachi y Amador), y Arrojo, Marek, Pablo, Nacho,
Jesús, NRain, Mariaje, Karpov, LCPRIM, JoseMMolina, Sergio (y1polla, que nos
esperó en la Fuenfría) y yo mismo (Juancar).
La verdad es que nos estamos acostumbrando a estas rutas tan
concurridas. No hay convocatoria a la que no acudan un montón de amigos de
varios grupos del MTB de Madrid, y además, de lo más selecto. Si la semana
pasada en el Tres Provincias éramos un grupo heterogéneo en el que destacaban
los SMS, hoy la palma se la han llevado nuestros amigos los bicivoladores.
A las 8:50 nos poníamos todos en marcha destacando ya desde
el primer metro los bicivoladores, que cogieron la cabeza que no soltaron en
toda la ruta. El primer rampón desde la mismísima salida ya nos hizo a más de
uno sacar la lengua y subir resoplando en los primeros 200 metros hasta coger
el Puricelli.
A diferencia de las últimas veces que hemos hecho o
pretendido hacer esta ruta, esta vez salimos desde Cercedilla en vez de desde
Los Molinos, y todo porque algunos pretendíamos evitar los primeros 2 km de la
subida hacia los campamentos desde Los Molinos. A cambio había que tirar calle
arriba hasta enlazar con el Puricelli.
A mi personalmente el Puricelli es un camino que me encanta.
Además hoy, con la humedad de las lluvias recientes y los primeros minutos de
sol, olía fenomenal, el terreno estaba perfecto y la temperatura, aunque
fresca, era ideal para esas primeras rampas de subida a la Fuenfría.
Enseguida perdimos de vista a los bicivoladores; mientras
tanto los demás nos íbamos dispersando por el camino de subida. La primera
reagrupación la hicimos después de las dos rampas de subida del Puricelli, que
la mayoría, unos descansando entre la primera y la segunda y otros del tirón,
la hicimos montados en la bici.
Tras recobrar el resuello, reiniciamos la subida a la
Fuenfría por la archiconocida pista que va hacia Las Dehesas y que pista de la
República hacia arriba llega hasta lo más alto del puerto.
De nuevo los bicivoladores salieron escopetados en cabeza,
mientras los demás de nuevo nos dispersábamos en la subida. Hoy el primer
tramo, hasta el rampón asfaltado que llega al cruce con la via XXIV se me ha
hecho muy llevadero. La culpa la ha tenido “el hijo secreto de Marek”, que de
secreto ya tiene poco, y como digno sucesor de él (como a él mismo le gusta
llamarse), no ha parado de cascar y soltar chascarrillos que nos han hecho a
Pablo y a mi la subida mucho más amena. Pero cuando han llegado las rampas mas
empinadas, nuestro amigo Karpov nos ha abandonado y ha ido a buscar la cabeza
de pelotón a seguir con sus chistes y su maravilloso buen humor.
Mientras tanto, por detrás, el genuino Marek llevaba puesta
la radio que hacía a su vez más llevadera la subida de Nacho y Mariaje. De
flipar ha sido ver cómo adelantábamos a Golden y Charco mientras reparaban la
rueda trasera de JC, y cómo en menos de un santiamén nos pasaban como dos
auténticos pros, y que viéndoles a los dos se queda uno flipado de cómo van
encima de la bici...¡¡qué cracks!!.
La subida hasta el mirador de los poetas, como siempre, la
hemos hecho cada uno a nuestro ritmo. Aún recuerdo lo mucho que flipé en ese
mirador la primera vez que llegué en bici hasta allí. Ahora, habiendo subido
unas seis veces en un año, pasamos por allí como si se tratara del pasillo de
nuestra casa. Tras la reagrupación correspondiente y después de que el último
recuperara el resuello, retomamos nuestro camino hacia el alto de la Fuenfría,
que desde el mirador se adivinaba con una buena capota de nubes que según nos
ha contado Sergio, venían de una niebla intensa del lado segoviano.
De igual manera, y cada uno a su ritmo, hemos llegado al
mirador de la Reina, donde esta vez hemos podido observar una panorámica preciosa.
Me ha gustado mucho parar hoy allí, he podido hablar con muchos de los
compañeros de ruta, disfrutar de las vistas y gozar con el excelente buen rollo
que se respiraba en ese momento. Si bien hemos pasado como una exhalación por
el mirador y por los relojes de sol, en el mirador de la reina hemos estado un
buen ratito que a mi personalmente me ha encantado.
Sin pausa, hemos continuado hasta la cima del puerto de la
Fuenfría. Esta vez no hemos parado allí. ¡¡Qué maravilla llegar hasta ahí
arriba sin una sola incidencia!!. Como digo, sin parar, hemos continuado por la
pista de la Marichiva disfrutando de buena conversación y de unos paisajes
alucinantes.
La siguiente reagrupación la hemos hecho en el desvío de la
pista de la Marichiva, justo en el lugar en el que empieza la bajada que
conduce a la pista del Río Moros. Y esta parada ha sido bastante larga: mucha
charleta, mucha broma, Karpov repartiendo chascarrillos a diestro y siniestro,
momento barrita, foto de grupo…y a seguir!!!.
Desde aquí, los más atrevidos (incluso osados), han tirado
por los senderitos de fuera de pista, mientras que los menos atrevidos (o más
comedidos), hemos bajado por la pista que ya de por si tiene una inclinación
bastante respetable. Algunos (verdad Ángel?), la han disfrutado de lo lindo,
otros, por culpa de los últimos avatares la hemos sufrido más de normal, pero
en general todos hemos bajado con una buena sonrisa en la cara.
A la salida de la pista, y ya en la carretera del Río Moros,
hemos vuelto a agruparnos con los osados de los senderitos. Justo cuando íbamos
a iniciar la marcha, hemos echado de menos a Santi. La verdad es que nos hemos
quedado un poco chafados cuando hemos visto que se había caído en el sendero y
que no nos habíamos percatado de que no había llegado hasta un rato después en
el que, todo sea dicho de paso, varios de nosotros ya nos habíamos dado la
vuelta para ir a buscarle. Afortunadamente todo ha quedado en unos pocos
rasguños y algún encontronazo con el manillar…¡¡menos mal que la maldición no
ha podido hoy con nosotros!!.
La bajada por la pista del Río Moros es rápida y no
demasiado complicada, aunque la gravilla suelta a veces hacía que extremáramos
las precauciones. Eso sí, más de uno ha echado de menos el culotte largo, y es
que del lado segoviano el fresco era más bien frío. Un pequeño problema de
Diabolik con su tija pija, y otro también pequeño de la rueda mal talonada de
la bici de Charco han sido las únicas incidencias dignas de mención en la pista
del Río Moros.
Una vez pasada la puerta de acceso a la pista del Río Moros,
enseguida enfilamos la senda del Arcipreste de Hita. Lo cierto es que el camino
inicial de la Senda es precioso, con los helechos ya secos en esta época del
año, todo húmedo y con un olor excelente.
El objetivo de algunos hoy era subir la senda del Arcipreste
sin poner pie a tierra, pero ninguno lo hemos conseguido. La mayoría hemos
subido bastantes tramos encima de la bici, incluso algunos como NRain y yo
hemos tenido un momento disfrutón intentando alternativamente ir superando
pedrolos. Aún no me explico como los hay que son capaces de subirlo sin bajarse
de la bici prácticamente en su totalidad. De todas formas, subir esta senda ya
sea a pie, ya sea en la bici es un lujazo; es uno de los sitios más bonitos de
esta zona de la sierra, al menos de los que yo conozco. Y que el jodío
Arcipreste se buscaba unos caminos de órdago para ir a buscar su inspiración
(femenina…).
Tras la correspondiente reagrupación, enfilamos la bajada
del cortafuegos de las torretas eléctricas para enlazar a continuación con la
pista de La Molinera. Unas fotos de la bajada, unas pocas risas y algún que
otro chascarrillo manchego y de nuevo sobre la bici para rodar los últimos
kilómetros de la ruta.
La pista de la Molinera es traicionera. Te engaña al
principio regalándote una bajadita muy para gozar, te castiga sin compasión en
una subida casi inesperada que lleva hasta la fuente y te deja en un bajadón
con dos curvas muy peligrosas y un terreno muy suelto y resbaladizo.
Curioso ha sido el comentario que me ha hecho NRain poco
antes de llegar a la fuente al ver por ahí abajo a los demás compis bajando a
toda velocidad por la pista; me ha dicho: “parece que han superado la curva
diabólika sin más problema”. Lo que no sabíamos era lo equivocado que estaba.
En la famosa curva, Charco ha hecho un recto y se ha salido, afortunadamente
sin consecuencias, pero dejando a los que iban el susto en el cuerpo…la maldita
curva busca víctimas continuamente. Y justo una curva más abajo Pablo ha estado
a punto de hacerse un recto también…es que la pista de la Molinera es
traicionera de verdad.
Una vez bajada la pista, hemos tomado los senderos desde Los
Molinos que conducen hacia la entrada del Puricelli en Cercedilla, punto final
de la ruta.
Una mañana genial en una estupenda compañía y que
afortunadamente no hemos tenido que lamentar incidencias como las que estamos
últimamente acostumbrados.
Eran ya más de la una y media cuando cargábamos las bicis en
los coches para que algunos de nosotros saliéramos escopetados de allí sin ni
siquiera podernos plantear una pequeña opcional que por supuesto nos reservamos
para la próxima.
Así pues, lo dicho. La próxima más y mejor…y al ritmo que
llevamos, más multitudinaria.
Fotos de Jesus
Fotos de Juan Carlos
Fotos de Santi
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