domingo, 21 de octubre de 2012

Por la Hoya de San Blas en sentido horario

Crónica de Juan Carlos (JuanCardido)

Toda la semana consultando el tiempo. Toda la semana esperando a ver si la previsión nos daba un respiro. Al principio de semana iba a caer el diluvio universal por la zona de Soto del Real. A mediados de semana solamente iban a ser chubascos continuos, y al final de la semana poco menos que íbamos a poder ir a tomar el sol. El mismísimo sábado, la previsión del Maldonado era muy clara: encapotado hasta las 12:00, hora  a la que empezaría a llover pero muy poquito, tan sólo 0,1 mm.
Otra cosa es la asistencia. Alucinados estamos de la cantidad de amigos que nos acompañáis en nuestras rutas. Es increíble la cantidad de bikers diferentes que os acercáis a pedalear con nosotros y lo agradable que es compartir con vosotros todas y cada una de las rutas que proponemos, pues como dice Javi, nosotros hacemos exactamente eso, proponemos las rutas, no las guiamos; de hecho, y siguiendo con lo que dice Javi, ayer fue un claro ejemplo de que la ruta la guía quien quiere y quien tiene el track, y por supuesto cambia el guía durante la ruta.
Al igual que el tiempo, la lista de asistentes también ha sufrido una clara transformación a lo largo de la semana. Al principio estábamos apuntados muy pocos, pero según se acercó el día, se empezó a animar la lista y al final pensábamos que íbamos de nuevo a ser más de 20. Y de hecho lo hubiéramos sido si no tuviéramos la enfermería casi a tope y algún que otro incondicional perdido por el norte: Nacho, Amador y Enrique en el dique seco, Karpov disfrutando de las fabes y la sidriña y otros “casi” fijos como Valentín que no ha dado muchas señales de vida esta semana. Además, ha habido bajas de última hora que no se presentaron en la salida y que suponemos que estarán bien (así lo deseamos), como Fernando, Adri y Nelson.
Vamos, en definitiva, que a la hora pactada, el aparcamiento de al lado del parque e iglesia de Soto del Real estaba ya hasta arriba de amiguetes que de nuevo volvían a la Hoya a hacer un buen cocido. Al final, después de tantas idas y venidas en la lista, acabamos siendo 18, entre los que había alguno que desgraciadamente no conozco sus nombres, aunque me quedé con la cara de todos y algunos de sus nombres, por ejemplo Raúl y Miguel... Eso sí, aunque fue un placer verles a todos, a mi me causó una especial alegría volver a ver a nuestro gran amigo Jablan y su vecino Jesús...¡¡cómo mola dar pedales contigo, tío!!. Y también me gustó volver a ver de nuevo a Santi y a sus colegas después de su caída el domingo pasado, a Joseuno y su preciosa Canyon y como no a Chani, que estrenaba bici, una preciosa Cube. También fue genial ver como se recupera Peke de las heridas y cómo se acerca con nosotros Javi “el cordobés”, que con tanto Javi ya se hace uno un lío.
Y como no nombrar al “núcleo duro”, a Javi Marek, Jesús, Pablo, Pachi, Ángel....los de siempre, que están siempre y que hacen que siempre sea un placer madrugar tanto un sábado o un domingo para ir a dar pedales a los sitios tan maravillosos a los que vamos.
En fin, el caso es que a las 9:00 de la mañana (9:06 según mi GPS), salíamos del aparcamiento dirección a nuestro primer objetivo del día: el canto del Berrueco. Y no, no es un Berrueco (piedra gorda de granito) que se tire por soleares, no, es un pedazo de trozo de piedra que según Javi antes se podía visitar y que ahora se encuentra detrás de una valla y que se asoma al camino con una forma un tanto extraña que recuerda por un lado al perro del museo Guggenheim Bilbao, y por otra parte a la mascota de Barcelona 92, al Cobi. En este punto el grupo era aún compacto. Extrañamente íbamos bastante agrupados, charlando algunos y bromeando otros (¡ay! Karpov como se echan de menos los chascarrillos manchegos), algo atrancadas las respiraciones porque, aunque no lo pareciera, estábamos subiendo...con muy poca pendiente, pero cuesta arriba.

Tras cruzar un pequeño Arroyo, que creo que se llama el “arroyo del Mediano”, aunque el Maestro me corregirá a buen seguro si no es así, enlazamos con la pista que llega hasta ese mismo punto desde Soto del Real. Ésta es la pista de salida hacia la Hoya digamos que “clásica” y por la que subimos siempre en dirección a la Ermita de San Blas. La pista en cuestión tiene un desnivel ya bastante aceptable y a los mantas como yo nos fuerza a empezar a mantener un ritmo bajito para no consumir las fuerzas antes de tiempo. 
Pues bien, yo siempre que he hecho esta ruta, al llegar a la pequeña presa que según el Google Earth se llama “los palancares”, he seguido recto, dejando la pista principal a la izquierda y por la que siempre he vuelto haciendo una especie de “ocho” para volver a Soto por el camino de la Ermita. Sin embargo esta vez la intención era otra. Se trataba de tirar por la pista, a la izquierda, y recorrer la Hoya de San Blas en sentido de las agujas del reloj...y así lo hicimos.
Al principio no supe cual era la razón por la que el grupo se deshizo tanto. Yo sólo sabía que iba de los primeros y que por delante iban al menos dos o tres amigos más (entre ellos, como no, Jesús – Agila.-). Pero al llegar al puente que cruza el arroyo justo antes de la entrada a la Hoya me dicen que Jesús había pinchado y que Javi había tenido que volver hacia atrás porque las bombas que tenían no inflaban la rueda correctamente. A partir de aquí el grupo se deshizo bastante. Pachi, como es habitual en él tiró el primero para no quedarse frío (así luego no hay quien le pille), y al rato, temiéndome que a mi me iba a pasar lo mismo, decidí salir yo también. Junto a mi vinieron, en un principio, Ángel, Chani, Peke y Jablan, pero antes de cruzar la barrera de entrada a la Hoya ya vi que éramos unos cuantos más.
La pista de la Hoya de San Blas, a escasos metros de cruzar la barrera era uno de los puntos a tener en cuenta de la ruta, y no sólo porque hay dos o tres tramos de una pendiente bastante curiosa, sino porque el terreno está muy roto, con mucha piedra suelta. Hace aproximadamente dos años pasaron máquinas por ahí y lo dejaron muy curioso, pero la nieve y el agua hacen su trabajo, y ahora mismo vuelve a estar tan roto como antaño. Afortunadamente las últimas lluvias han caído muy bien, lentas y poco a poco, y el terreno está empezando a perder la arena acumulada, lo cual facilita el agarre de la rueda de tracción y permite que se pueda manejar la bici bastante mejor en esas subidas tan rotas.

Algunos compañeros se bajaron de la bici, otros, con más pena que gloria conseguimos mantenernos sobre el sillín, y poco a poco salvamos esa primera barrera y continuamos por la pista, que ya habiendo ganado en altura, empezaba a mostrarnos un paisaje espectacular. Y es que la Hoya de San Blas es uno de los lugares más bonitos de la sierra de Madrid. Las rocas de la cercana Pedriza, el bosque de pinos y el de robles, y ayer, especialmente, las nubes amenazadoras que desde lejos parecían como la continuación de la montaña y que gracias al viento en contra que nos soplaba en la pista de la Hoya, bajaban a una velocidad de vértigo haciéndonos presagiar que Maldonado iba a tener razón de nuevo, y que no nos escaparíamos de la lluvia.
La verdad es que los primeros que fuimos llegando al alto de la Hoya estuvimos poco avispados. Era allí donde teníamos que haber hecho la primera foto de grupo, pero el viento que soplaba tan frío y las ganas de ponerse a resguardo hicieron que algunos de nosotros continuáramos camino hacia el siguiente objetivo, subir la pista de la Morcuera en busca del sendero SL-02. Al poco de salir de la parada que hicimos en el alto de la Hoya, entendí como cuando hacemos esta ruta en sentido inverso, las últimas rampas de subida se me hacen un calvario: y es que bajarlas les añade su dimensión real...mi cuenta kilómetros registró casi 50 km/h. Y es que el calvario de subir es largo y tedioso, pero bajarlo no nos llevó más de 4 minutos.
Hicimos una pequeña reagrupación en la valla que da acceso al camino de vuelta, y es que en ese punto es donde el camino de ida y vuelta coinciden y desde donde técnicamente comienza la pista de subida a la Morcuera. Nos encontramos en el llamado “Perímetro de Aguirre”.
Al principio la subida es más o menos suave, lo que no quita para que yo tome mi ritmo “Pedricero” (el ritmo al que subo la Pedriza), y a mi trantrán vaya consumiendo metros de subida. Hoy acompañado en “mi subir” por Jablan, al que también le encanta el ritmo lento en las subidas...como a los buenos.
Subir las zetas de la pista de la Morcuera es alucinante. Y lo es por varios motivos. El primero es el paisaje y lo frondoso del robledal al principio y el bosque de pinos después, el segundo es la altura que se va ganando y que se pone de manifiesto cuando ves a los compañeros en la pista, por encima de ti después de haber girado 180 grados en las zetas, el tercero es que vayas en la época que vayas es precioso; ahora en otoño el color marrón de los helechos, el verde de la hierba que acaba de salir con las últimas lluvias, y las hojas de los robles empezando a cubrirlo todo...una maravilla.
Otra de las razones de que la subida sea alucinante es por el penúltimo rampón. Lástima que esta vez tuviera que poner el pié a tierra gracias a que se me salió la cadena, pero la estaba negociando perfectamente, a ritmo y casi sin jadeos. Gracias a Javi “el cordobés” que me ayudó a recobrar el ritmo perdido por culpa de mi transmisión, llegamos al desvío del SL02 sin más problema. Tan sólo quedaba por detrás Jablan, que en menos de medio minuto ya nos estaba acompañando.
Justo antes de coger el sendero hicimos la parada para recobrar fuerzas y para darnos cuenta de un par de hechos: el primero, estaba empezando a llover, así que, todos a ponerse el chubasquero, que aunque el agua no hace daño, cuando empieza a caer moja, lo cual incómodo es para pedalear. El segundo hecho era la hora; las 12:00...¡¡éste Maldonado es un crack!!, ha clavado la hora casi al minuto.
Así pues, con el terreno y las piedras bastante mojadas, habiendo repuesto fuerzas, y con los chubasqueros a tope, fuimos uno por uno bajando por el divertido y algo peligroso SL02. No es un sendero especialmente difícil, pero en algunos pasos si que es bastante complicado sobre todo teniendo en cuenta lo mojado de las piedras, que las hojas cubrían gran parte de los pasos y que algunos de nosotros bajamos bastante cohibidos debido a nuestras recientes caídas. No es éste el caso de Agila, que aunque la Cercegovia le dejó un hombro algo maltrecho, sigue bajando como alma que lleva el diablo...y me consta que alguno más le va a la zaga.
Y es aquí donde hay que hacer una mención especial: Jablan...¡¡qué máquina bajando!!, pero, ¿qué le ha pasado?. Quizá es que la tija pija le ha transformado en un killer!!!. Por dos veces me pasó por la izquierda como un auténtico misil...incluso estuvo apunto de llevarse la C de Cannondale de mi bici!!!. Y que conste que no fui al único que arrancó las pegatinas, que yo vi como en caso de haber tenido suficiente espacio, hubiera estado muy cerca de la rueda trasera de Agila...Señoras y señores, Rockshox y KTM deben llevarse muy bien porque ayer hicieron que naciera un nuevo monstruo de las bajadas.
Casi al final del sendero, y en la gran piedra que sirve de mirador, paramos, reagrupamos y hacemos la foto de grupo. Más de uno es la primera vez que llega allí, y aprovecha el tiempo para observar Miraflores de la Sierra, el monte San Pedro, la densa capa de nubes que teníamos encima, etc...
La lluvia agiliza nuestros pasos, ya deseando llegar a los coches para dejar de mojarnos. De esta manera, y al salir a la pista que viene de la fuente del cura hacia el perímetro de Aguirre, unos cuantos salen escopetados mientras que los demás vamos en pequeños grupos tratando de no sufrir demasiado en esas últimas rampas que ya se hacen un poco pesadas.
El giro radical de 180 grados que tenemos que hacer para tomar la pista de bajada hacia la Ermita de San Blas hace que alguno esté apunto de despistarse y que muchos nos preguntemos donde andan los que iban de avanzadilla. Al fin y al cabo, desde ese punto la vuelta al aparcamiento de Soto no tiene ninguna pérdida y decidimos tomar camino casi sin parar. Lo mojado del suelo en algunos puntos y tratar de ponerse unas gafas soltando el manillar es algo incompatible con montar en bici por lo que al tratar de hacer esta maniobra. Ángel se nos cae al suelo revolcándose en el suelo casi empapado. Afortunadamente todo queda en un pequeño susto. Cosa de tan poco fue, que yo ni siquiera me di cuenta de que se había caído hasta que un rato después el vi el chubasquero lleno de barro.
Desde el punto de la caída de Ángel ya sólo nos quedaba bajar y bajar, y además hacerlo por los senderitos del camino de la Ermita que lleva de nuevo a Soto. ¡¡El terreno estaba de dulce!!. Éstos son los senderos que realmente nos gustan: pasos rápidos, peraltitos, rampitas bien lisas...vamos, lo que viene siendo lo nuestro: sin pedrolos mejor. Una vez acabados los senderitos y cogiendo la pista principal de salida de Soto, llegamos al aparcamiento de la iglesia donde estaban los coches. Una llamadita a los “adelantados” para ver donde estaban, y la sorpresa de saber que estaban en el hogar del jubilado dando buena cuenta de una cerveza mientras nos esperaban.
Llegados ya a los coches, ya no llovía. Un ambiente muy agradable con una temperatura fresquita pero muy llevadera que sirvió para que nos fuéramos despidiendo los que teníamos prisa de los que se quedaron a disfrutar de una merecida cervecita en la clásica opcional.
Quiero hacer dos menciones especiales: la primera para el tiempo (meteorológico) y el paisaje. Rutas así en días como el de ayer son de las que hacen afición, porque la ruta por la Hoya nos brinda de todo: pistas, senderos, subidas, bajadas, paisajes y si además acompaña un otoño genial como el que hacía ayer, mejor que mejor. La segunda mención es para Chani: enhorabuena campeona por el rutón que te marcaste con tu flamante nueva bici. Se nota que el gusanillo del MTB se ha apropiado de ti.
Y esto es todo. Como siempre, un inmenso placer que ruta a ruta va en aumento...¡¡no sé donde vamos a llegar!!.
                                                                    Fotos de Jesus
                                                                Fotos de Juan Carlos
                                                                     Fotos de Raul
                                                                    Fotos de Santi
                                                                    Fotos de Rolan 

3 comentarios:

Juan Sin Rumbo dijo...

Que placer leeros, he oido mucho hablar de la hoya de San Blas y nunca la he hecho, estare mas atento para la proxima, aunque la sierra en invierno que yuyu.

Juan Carlos dijo...

Juan, es una zona que drena muy bien y además no se embarra. La solemos hacer muy a menudo así que si la próxima te viene bien será un placer que nos acompañes o nos acompañéis.

Marek dijo...

La sierra en invierno es mas agradecida que la zona sureste, el barro se coge y se suelta, si salimos por nuestra zona cogemos el barro y no hay quien lo suelte, si a eso le añades el decorado, no hay color.

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