Crónica de Rubén.
Anatomía de un instante (crónica del sábado 12).
“El camino de la
montaña, como el de la vida, no se recorre con las piernas sino con el
corazón.”
Andrés Nadal
“Antes que el
esfuerzo, las rocas y el viento, la amistad es el componente esencial en la
montaña.”
Geyson Millar
Si
tuviera que definir en una palabra, instante o fotografía el fin de semana, sin
duda me quedaría con dos, una la citaré yo (La cascada de Prats al bajar el PR
que va a Sahún desde el puerto del mismo nombre), la otra se la dejo a Juancar
que es especialista en describir detalles y emociones que a mí se me escapan). La
preparación de este fin de semana ha sido larga y ardua, no dejando escapar ni
el más mínimo detalle de logística, rutas, actividades, etc. Creo que al final
ha merecido la pena tanto esfuerzo, (ya me conocéis, no me vale obtener en lo
que hago el grado de excelencia). Arrancaba
mal el finde, el pasado domingo 6 de junio, el amigo Agila, parte integrante
del núcleo duro del pasado finde de Vinuesa, comentaba que había tenido una
mala caída en la sierra de Madrid y causaba baja. Rápido tocaba reajustar el
planning inicial, y una vez realizado seguimos desgranando la cuenta atrás para
tan magno evento. La
verdad sea dicha, parece que nos haya mirado un tuerto, tras lo de Agila ha
habido diversas contingencias menores de salud de algún componente que no ha
podido disfrutar al 100 % de esta ruta, aunque por nosotros no iba a ser, disfrutaríamos
de las rutas como si no hubiera un mañana. Fue
una pena llegar a
Castejón de Sos de noche, sin poder ver la zona del Congosto
del Ventamillo de día, es una zona encajonada sobre paredes verticales, donde
la carretera serpentea imitando pobremente el cauce del rio Ésera, brutal
panorámica que a la vuelta el domingo dejaría a más de uno con descoyuntamiento
de mandíbula (verdad que si amigo Juancar??). A
la llegada al hotel prosiguió una cena en una de las habitaciones, con el pobre
Juancar tumbado, algo se estaba cimentando en su estómago (y no me refiero a la
obra del canal de Panamá de la empresa ACS) que no le dejaría estar a tope en
todo el fin de semana. Tocó
descansar, no sin antes probar las bebidas espirituosas de la zona, para después
cada mochuelo volar a su nido. A
las ocho de la mañana estábamos bajando siguiendo el olor del café que hace
Marisa, propietaria del hotel, como si fuéramos las ratas que siguen al
flautista de Hamelin, y es que ese café con tostadas y el resto de viandas en
un paraje como el que estábamos invita a
recordar a aquellos monjes de vida
contemplativa que con poco eran inmensamente felices, yo ya lo he dicho en
muchas ocasiones a quien me ha querido escuchar, este sitio recarga las pilas
del alma aunque vacíe las del cuerpo. Tras
el yantar, comento con Juancar como se encuentra y me dice que va a intentar
subir, aunque su cara era un poema. Si hubiera sido yo hubiera caído a las
primeras de cambio, mi punto de sufrimiento no está a su nivel ni de broma. El
resto de integrantes estaba deseando coger la bici, Miguel (el mediano de la
comarca), Raúl (cuyas patas no tienen que envidiarle a las columnas de Hércules),
Rafa ( que voy a decir de este lechón de la naturaleza?? Ah sí, que si hace un
casting José Mota para algún personaje, él encajaría al 200 %), Efrén (el King África
del Sur ) como integrantes junto a mí y a Juancar (Don Diego de la Vega
"el Zorro" y su fiel caballo Tornado, el cual está ya
viejuno....cambia de montura querido...que tal una rumana de 29?) conformábamos
la expedición. El
estado de salud de "Don Diego" obligó a un rápido cambio del track
original, y como yo conocía la subida al Puerto de Sahún, pues no hubo mayor
problema. Con contingencias y todo comenzamos la ruta saliendo de Castejón con
la cabeza alta admirando tan bucólico sitio y de forma pausada, ya que había
gente que no llegaba muy sobrada de fuerzas (se trataba de disfrutar, retener
en nuestras retinas y cámaras toda aquella belleza, era como una ruta
Sinpe...pero a lo bestia). El
tramo primero por carretera casi sin transitar nos
subía al pueblo de Chía, con
unas rampas sostenidas de un 10 % durante cuatro kilómetros, hasta llegar a la
puerta de entrada de la Sierra de Chía (las fotos os dirán más que mis
palabras). Una vez llegados al pueblo realizando las paraditas de rigor, nos
disponemos a seguir hasta el mirador del pueblo, que es una zona desde donde se
lanza mucha gente que hace parapente (si ya es bonita la vista desde tierra,
desde el aire tiene que ser la leche con el pico del Turbón de fondo), para
inmortalizar una de las muchas fotos grupales que nos hicimos. Para este tramo
yo tenía ya la íntima convicción de que Juancar no duraría toda la ruta, hecho
que se confirmó un poco más adelante, cuando nos comentó que se volvía (Tornado
no aguantaba sin comer ni beber, y es que el Zorro está muy viejo desde
aquellas míticas escaramuzas en tierras californianas con los hispanos
invasores...jejeje.), para descansar un poco a ver si mejoraba de sus problemas
estomacales que le habían llevado a no probar bocado en más de 24 horas. Tras
esta contingencia seguimos los cinco magníficos
para arriba a ritmo Sinpe, para
llegar a coronar el puerto de Sahún. Podría decir de dicha zona que es como ese
cuadro panorámico que te quedarías mirando hasta que envejecieras,
sencillamente espectacular. La subida desde la salida son 17 kilómetros, que yo
comparaba con la Fuenfria, craso error que me comentó el Demonio de Tasmania,
ya que la media de la pendiente era cerca al 10 (como decía Efrén, subíamos 100
m. por kilómetro). A todo esto Efrén y Raúl (valdría el bicho para un anuncio
tipo gayumbos de David Beckham, o para un estudio biomecánico en una clínica
del barrio de Chueca..jeje) se fueron por delante dejándonos a ese bufalo que
me estaba taladrando la cabeza con sus berridos (sí, me refiero a Rafa...jeje)
y a mí con el mediano de la Comarca, que el pobre no hacía más que llorar
porque le gustaba más las tierras altas de Gondor (coño....haberte quedado en
tu casa); entre los tres nos apañamos para subir, no sin que nos pasaran varios
grupos de cicloturistas, y es que ese pista que une Chía con el famoso pueblo
de San Juan de Plan (el de la caravana de mujeres) era como una autopista por
la que discurrían hasta coches (claro...todoterrenos no menos de 40.000 pavos). A
un escaso kilómetro del alto, nos reagrupamos, momento en el que Raúl y yo
pusimos un poco de ritmo (tenía que calentar mis piernas y hacer muestra de mi
estado de forma ya que no había venido Agila...jeje) y llegamos al alto a 2.000
m. y tras haber subido casi 1.000 de acumulado, siguiéndonos luego los otros
tres elementos en discordia. Desde
este último tramo veíamos, como aperitivo, la cascada a la que habríamos de
bajar luego, por la cual caía salvaje el agua desde alturas casi de 3.000 m. Ya
para entonces una vez comenté que pasaríamos por ella, mis compañeros estaban
ansiosos por bajar la pista que nos lleva a la cascada del Prats (llamada así
por Matías Prats que fue su descubridor..jeje). Arriba
en el puerto hacemos un poco de postureo, nos abrigamos, foto de
grupo -1 y
para abajo, que hacía mucho viento. La
bajada es peligrosa por la cantidad de piedrecitas que suelen tener estos
caminos de alta montaña, extremando el cuidado para no tener una mala caída que
nos hiciera perdernos este magnífico fin de semana. La
llegada a la cascada fue una sucesión de fotos de aproximación de cada uno de
los componentes del grupo. Y sucedió lo que tanto me gusta, y es que sí, tengo
que reconocer que me gusta dejar a la gente sin poder articular palabra ante la
majestuosidad de lo que se encuentra enfrente; pues precisamente eso es lo que
me encontré cuando vi al demonio mirando para arriba la caída del agua (el
pobre no le sacas del secarral del sur de Madrid y esto es lo que le pasa).
Amigo Efrén, es la segunda vez que te pasa (recuerdas la primera?? jeje). No
fue el único al que sorprendió aquella bestialidad, todos estábamos obnubilados,
es lo que tiene estar en el paraje para mi más salvaje de todo el Pirineo. Creo
que las múltiples fotos os darán queridos lectores idea de la magnitud de esta
cascada (pues esperad a ver las de la crónica de Juancar a su paso por la
cabaña del Turmo...pero eso será otra historia). Para haceros una idea, es como la de
Litueros...pero a lo bestia. De
aquí hasta el pueblo de Sahún se baja un desnivel de más de 700 m. por un PR,
que la verdad yo quería hacer de subida (si la llego a hacer así ahora no
estaría escribiendo esta ruta...jeje), menos mal que mis contactos en la zona
me advirtieron que no lo hiciera. En
fin, que la bajada es ciclable en no más del 40%, bueno sí para Raúl del 80%.
Había mucha piedra con desnivel, y un cortado al lado derecho
que como te
caigas no te salva ni Perry Manson. Eso sí, bonito hasta decir basta. Poco
puedo decir de la bajada, salvo que me caí con un pequeño golpe en la rodilla
(chapa y pintura), creo que me estoy volviendo torpe..jeje. Luego Efrén, sin
ver la caída, clavó su dinámica -seguro que en la bajada has ido despacio y has
pillado una piedra, no la has superado y has salido por orejas- pues eso es lo
que me pasó (dar las gracias al chapista búfalo, que vio en directo la caída,
por su rápida asistencia). El
resto, pues ya imaginareis, lo pasé sin confianza en la bajada hasta el final,
aunque no me impidió disfrutarla al igual que el resto. Fueron como siete
kilómetros hasta desembocar en el pueblo cerca de las tres de la tarde.
Llamamos a Juancar para comer en la zona y poder ya bajar a Castejón por
senderos paralelos al Ésera tranquilamente, pero una vez que molestamos a
canillas nos dimos cuenta de que no había ningún restaurante por la zona para
comer, con lo cual optamos por seguir por carretera hasta el final de la ruta
escoltados por la furgo que conducía Don Diego de la Vega (que señorito esta
hecho), parecíamos el equipo de Contador con el director de equipo dando órdenes
desde el coche...jajaja. Por
esta zona ya iba yo con mi rodilla maltrecha con molestias pero
que no me impedían
pedalear, menos mal que era en bajada, hecho que aprovecharon los bicivoladores
Efrén y Rafa para demarrar y salir como
alma que lleva el amigo de Efrén, seguidos de Raúl (Campeón de España de
Sentadillas), Miguel y yo. Una
vez finalizada la ruta, comimos de bocata, aderezado con unas jarras de meado de
Orco de la zona de Minas Tirith recomendación del mediano que nos acompañaba
junto al anillo de poder...eh Miguel?? jejeje, dando por acabada la etapa de
hoy sábado. Solo
puedo dar las gracias por este maravilloso finde, en el que me habéis
acompañado, a todos mis compañeros de ruta. Estas cosas unen, y mucho, a la par
que dejan escapar las malas vibraciones de la vida cotidiana. Una
pena que Juancar no pudiera terminar la ruta y que Jesús no haya venido, pero
si vemos el vaso medio lleno, os he mostrado un pequeño botón de lo que es para
mí la mejor zona de España (el valle escondido de Benasque), excusa perfecta
para volver..jeje.
Las
fotos hablarán por si solas, yo solo me he limitado a reflejar un poco
minimalistamente lo que fue un gran fin de semana con amigos disfrutando de lo
que nos gusta hacer.
GRACIAS
A TODOS.....hasta la próxima.
Fotos de Miguel
Fotos de Ruben
Fotos de Efren
Fotos de Juancar
Fotos de RaFaRu
Fotos del movil de Miguel
Fotos de Ruben
Fotos de Efren
Fotos de Juancar
Fotos de RaFaRu
Fotos del movil de Miguel
2 comentarios:
MUCHAS GRACIAS A TÍ KOMPAÑERO POR CURRÁRTELO CÓMO TE LO HAS CURRADO!!
GRANDE NO, LO SIGUIENTE!!!
Lo siento pero no has logrado plasmar la belleza de la zona, pero claro es que eso es imposible
Publicar un comentario