sábado, 12 de julio de 2014

Fin de semana pirenaico (Primera parte)



Crónica de Rubén.
Anatomía de un instante (crónica del sábado 12).

“El camino de la montaña, como el de la vida, no se recorre con las piernas sino con el corazón.”
Andrés Nadal

“Antes que el esfuerzo, las rocas y el viento, la amistad es el componente esencial en la montaña.”
Geyson Millar

            Si tuviera que definir en una palabra, instante o fotografía el fin de semana, sin duda me quedaría con dos, una la citaré yo (La cascada de Prats al bajar el PR que va a Sahún desde el puerto del mismo nombre), la otra se la dejo a Juancar que es especialista en describir detalles y emociones que a mí se me escapan).  La preparación de este fin de semana ha sido larga y ardua, no dejando escapar ni el más mínimo detalle de logística, rutas, actividades, etc. Creo que al final ha merecido la pena tanto esfuerzo, (ya me conocéis, no me vale obtener en lo que hago el grado de excelencia). Arrancaba mal el finde, el pasado domingo 6 de junio, el amigo Agila, parte integrante del núcleo duro del pasado finde de Vinuesa, comentaba que había tenido una mala caída en la sierra de Madrid y causaba baja. Rápido tocaba reajustar el planning inicial, y una vez realizado seguimos desgranando la cuenta atrás para tan magno evento. La verdad sea dicha, parece que nos haya mirado un tuerto, tras lo de Agila ha habido diversas contingencias menores de salud de algún componente que no ha podido disfrutar al 100 % de esta ruta, aunque por nosotros no iba a ser, disfrutaríamos de las rutas como si no hubiera un mañana.  Fue una pena llegar a 

Castejón de Sos de noche, sin poder ver la zona del Congosto del Ventamillo de día, es una zona encajonada sobre paredes verticales, donde la carretera serpentea imitando pobremente el cauce del rio Ésera, brutal panorámica que a la vuelta el domingo dejaría a más de uno con descoyuntamiento de mandíbula (verdad que si amigo Juancar??). A la llegada al hotel prosiguió una cena en una de las habitaciones, con el pobre Juancar tumbado, algo se estaba cimentando en su estómago (y no me refiero a la obra del canal de Panamá de la empresa ACS) que no le dejaría estar a tope en todo el fin de semana.  Tocó descansar, no sin antes probar las bebidas espirituosas de la zona, para después cada mochuelo volar a su nido. A las ocho de la mañana estábamos bajando siguiendo el olor del café que hace Marisa, propietaria del hotel, como si fuéramos las ratas que siguen al flautista de Hamelin, y es que ese café con tostadas y el resto de viandas en un paraje como el que estábamos invita a 

recordar a aquellos monjes de vida contemplativa que con poco eran inmensamente felices, yo ya lo he dicho en muchas ocasiones a quien me ha querido escuchar, este sitio recarga las pilas del alma aunque vacíe las del cuerpo. Tras el yantar, comento con Juancar como se encuentra y me dice que va a intentar subir, aunque su cara era un poema. Si hubiera sido yo hubiera caído a las primeras de cambio, mi punto de sufrimiento no está a su nivel ni de broma. El resto de integrantes estaba deseando coger la bici, Miguel (el mediano de la comarca), Raúl (cuyas patas no tienen que envidiarle a las columnas de Hércules), Rafa ( que voy a decir de este lechón de la naturaleza?? Ah sí, que si hace un casting José Mota para algún personaje, él encajaría al 200 %), Efrén (el King África del Sur ) como integrantes junto a mí y a Juancar (Don Diego de la Vega "el Zorro" y su fiel caballo Tornado, el cual está ya viejuno....cambia de montura querido...que tal una rumana de 29?) conformábamos la expedición. El estado de salud de "Don Diego" obligó a un rápido cambio del track original, y como yo conocía la subida al Puerto de Sahún, pues no hubo mayor problema. Con contingencias y todo comenzamos la ruta saliendo de Castejón con la cabeza alta admirando tan bucólico sitio y de forma pausada, ya que había gente que no llegaba muy sobrada de fuerzas (se trataba de disfrutar, retener en nuestras retinas y cámaras toda aquella belleza, era como una ruta Sinpe...pero a lo bestia). El tramo primero por carretera casi sin transitar nos 

subía al pueblo de Chía, con unas rampas sostenidas de un 10 % durante cuatro kilómetros, hasta llegar a la puerta de entrada de la Sierra de Chía (las fotos os dirán más que mis palabras). Una vez llegados al pueblo realizando las paraditas de rigor, nos disponemos a seguir hasta el mirador del pueblo, que es una zona desde donde se lanza mucha gente que hace parapente (si ya es bonita la vista desde tierra, desde el aire tiene que ser la leche con el pico del Turbón de fondo), para inmortalizar una de las muchas fotos grupales que nos hicimos. Para este tramo yo tenía ya la íntima convicción de que Juancar no duraría toda la ruta, hecho que se confirmó un poco más adelante, cuando nos comentó que se volvía (Tornado no aguantaba sin comer ni beber, y es que el Zorro está muy viejo desde aquellas míticas escaramuzas en tierras californianas con los hispanos invasores...jejeje.), para descansar un poco a ver si mejoraba de sus problemas estomacales que le habían llevado a no probar bocado en más de 24 horas. Tras esta contingencia seguimos los cinco magníficos
para arriba a ritmo Sinpe, para llegar a coronar el puerto de Sahún. Podría decir de dicha zona que es como ese cuadro panorámico que te quedarías mirando hasta que envejecieras, sencillamente espectacular. La subida desde la salida son 17 kilómetros, que yo comparaba con la Fuenfria, craso error que me comentó el Demonio de Tasmania, ya que la media de la pendiente era cerca al 10 (como decía Efrén, subíamos 100 m. por kilómetro). A todo esto Efrén y Raúl (valdría el bicho para un anuncio tipo gayumbos de David Beckham, o para un estudio biomecánico en una clínica del barrio de Chueca..jeje) se fueron por delante dejándonos a ese bufalo que me estaba taladrando la cabeza con sus berridos (sí, me refiero a Rafa...jeje) y a mí con el mediano de la Comarca, que el pobre no hacía más que llorar porque le gustaba más las tierras altas de Gondor (coño....haberte quedado en tu casa); entre los tres nos apañamos para subir, no sin que nos pasaran varios grupos de cicloturistas, y es que ese pista que une Chía con el famoso pueblo de San Juan de Plan (el de la caravana de mujeres) era como una autopista por la que discurrían hasta coches (claro...todoterrenos no menos de 40.000 pavos). A un escaso kilómetro del alto, nos reagrupamos, momento en el que Raúl y yo pusimos un poco de ritmo (tenía que calentar mis piernas y hacer muestra de mi estado de forma ya que no había venido Agila...jeje) y llegamos al alto a 2.000 m. y tras haber subido casi 1.000 de acumulado, siguiéndonos luego los otros tres elementos en discordia. Desde este último tramo veíamos, como aperitivo, la cascada a la que habríamos de bajar luego, por la cual caía salvaje el agua desde alturas casi de 3.000 m. Ya para entonces una vez comenté que pasaríamos por ella, mis compañeros estaban ansiosos por bajar la pista que nos lleva a la cascada del Prats (llamada así por Matías Prats que fue su descubridor..jeje).  Arriba en el puerto hacemos un poco de postureo, nos abrigamos, foto de 

grupo -1 y para abajo, que hacía mucho viento.  La bajada es peligrosa por la cantidad de piedrecitas que suelen tener estos caminos de alta montaña, extremando el cuidado para no tener una mala caída que nos hiciera perdernos este magnífico fin de semana. La llegada a la cascada fue una sucesión de fotos de aproximación de cada uno de los componentes del grupo. Y sucedió lo que tanto me gusta, y es que sí, tengo que reconocer que me gusta dejar a la gente sin poder articular palabra ante la majestuosidad de lo que se encuentra enfrente; pues precisamente eso es lo que me encontré cuando vi al demonio mirando para arriba la caída del agua (el pobre no le sacas del secarral del sur de Madrid y esto es lo que le pasa). Amigo Efrén, es la segunda vez que te pasa (recuerdas la primera?? jeje).  No fue el único al que sorprendió aquella bestialidad, todos estábamos obnubilados, es lo que tiene estar en el paraje para mi más salvaje de todo el Pirineo. Creo que las múltiples fotos os darán queridos lectores idea de la magnitud de esta cascada (pues esperad a ver las de la crónica de Juancar a su paso por la cabaña del Turmo...pero eso será otra historia).  Para haceros una idea, es como la de Litueros...pero a lo bestia. De aquí hasta el pueblo de Sahún se baja un desnivel de más de 700 m. por un PR, que la verdad yo quería hacer de subida (si la llego a hacer así ahora no estaría escribiendo esta ruta...jeje), menos mal que mis contactos en la zona me advirtieron que no lo hiciera.  En fin, que la bajada es ciclable en no más del 40%, bueno sí para Raúl del 80%. Había mucha piedra con desnivel, y un cortado al lado derecho 

que como te caigas no te salva ni Perry Manson. Eso sí, bonito hasta decir basta. Poco puedo decir de la bajada, salvo que me caí con un pequeño golpe en la rodilla (chapa y pintura), creo que me estoy volviendo torpe..jeje. Luego Efrén, sin ver la caída, clavó su dinámica -seguro que en la bajada has ido despacio y has pillado una piedra, no la has superado y has salido por orejas- pues eso es lo que me pasó (dar las gracias al chapista búfalo, que vio en directo la caída, por su rápida asistencia). El resto, pues ya imaginareis, lo pasé sin confianza en la bajada hasta el final, aunque no me impidió disfrutarla al igual que el resto. Fueron como siete kilómetros hasta desembocar en el pueblo cerca de las tres de la tarde. Llamamos a Juancar para comer en la zona y poder ya bajar a Castejón por senderos paralelos al Ésera tranquilamente, pero una vez que molestamos a canillas nos dimos cuenta de que no había ningún restaurante por la zona para comer, con lo cual optamos por seguir por carretera hasta el final de la ruta escoltados por la furgo que conducía Don Diego de la Vega (que señorito esta hecho), parecíamos el equipo de Contador con el director de equipo dando órdenes desde el coche...jajaja.  Por esta zona ya iba yo con mi rodilla maltrecha con molestias pero 

que no me impedían pedalear, menos mal que era en bajada, hecho que aprovecharon los bicivoladores Efrén y  Rafa para demarrar y salir como alma que lleva el amigo de Efrén, seguidos de Raúl (Campeón de España de Sentadillas), Miguel y yo.  Una vez finalizada la ruta, comimos de bocata, aderezado con unas jarras de meado de Orco de la zona de Minas Tirith recomendación del mediano que nos acompañaba junto al anillo de poder...eh Miguel?? jejeje, dando por acabada la etapa de hoy sábado.  Solo puedo dar las gracias por este maravilloso finde, en el que me habéis acompañado, a todos mis compañeros de ruta. Estas cosas unen, y mucho, a la par que dejan escapar las malas vibraciones de la vida cotidiana. Una pena que Juancar no pudiera terminar la ruta y que Jesús no haya venido, pero si vemos el vaso medio lleno, os he mostrado un pequeño botón de lo que es para mí la mejor zona de España (el valle escondido de Benasque), excusa perfecta para volver..jeje.

            Las fotos hablarán por si solas, yo solo me he limitado a reflejar un poco minimalistamente lo que fue un gran fin de semana con amigos disfrutando de lo que nos gusta hacer.
            GRACIAS A TODOS.....hasta la próxima.
                                                      Fotos de Miguel
                                                      Fotos de Ruben
                                                      Fotos de Efren  
                                                      Fotos de Juancar
                                                      Fotos de RaFaRu  
                                                      Fotos del movil de Miguel


           
           


2 comentarios:

RaFaRu dijo...

MUCHAS GRACIAS A TÍ KOMPAÑERO POR CURRÁRTELO CÓMO TE LO HAS CURRADO!!
GRANDE NO, LO SIGUIENTE!!!

Diabolik dijo...

Lo siento pero no has logrado plasmar la belleza de la zona, pero claro es que eso es imposible

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