Este fin de semana hemos cambiado radicalmente de zona. Por una vez hemos abandonado nuestras rutas serranas o casi serranas, para ir al este de Madrid, tan cercano como desconocido para la mayoría de nosotros. Quizá no sea una zona tan bonita y con paisajes tan impresionantes como los de la sierra, pero el secarral también tiene su encanto sobre todo si lo visitamos cuando la temperatura no es elevada. Y es que perderse en verano por esta zona debe ser, cuando menos, agobiante.
La propuesta de ruta empezaba en
Mejorada del Campo, pasaba por Loeches y tras acercarnos por los cerros
cercanos a Torres de la Alameda, volver de nuevo a Loeches para cerrar un
primer bucle y volver de nuevo a Mejorada pero pasando por Velilla de San
Antonio y las lagunas del río Jarama tan cercanas a los cortados.
Eran las 8:36 de la mañana cuando
los vicalvareños aparcábamos ya en la explanada del recinto ferial de Mejorada
del Campo. A los pocos minutos se iban incorporando compañeros hasta completar
los 13 asistentes que fuimos al final. Lástima que se nos cayeron de la lista
algunos compis como Charco, Rai y
Mariaje y Álvaro, éste último por culpa de una molesta ciática.
El caso es que a las 9:00 de la
mañana ya estábamos prácticamente listos los 13 de la partida: Jesús
(Terminal), Ángel (Arrojo), Rafa (RaFaRu), Efrén (Diabolik), Manuel
(Manuelsunn), Rodrigo (Glabre), Rubén (Karpov), Jesús (Agila), Javi (Jablan),
Alfonso (Foxi), Alberto (Peke), Fernando (FZarcero) y yo, Juan Carlos
(JuanCar). Además, contamos con la visita de Valentín (Valiente), que se acercó
a saludarnos ya que nuestro punto de partida coincidía con el del Comando
Lechuzos para la jornada de ayer.
Ayer también era un día de
celebración: nuestro querido Rafa (RaFaRu) estrenaba su flamanta “búfala
negra”, una Focus Raven de 29” que sinceramente es preciosa y que a él le queda
como anillo al dedo. Tío, desde aquí te deseamos que la disfrutes con muchísima
salud y que te diviertas todo lo que puedas encima de ella, aunque no nos cabe
duda de que lo harás.
Así pues, venciendo la bajísima
temperatura, y buscando el sol como los caracoles, iniciamos la marcha hacia
nuestro primer objetivo del día: llegar hasta Loeches.
No hicimos más que salir de la
explanada del recinto ferial dirección al cementerio, cuando al volver la tapia
Jablan nos advirtió que ya había pinchado. En realidad más que un pinchazo fue
un reventón ya que la cámara estaba rajada: quizá una piedra mal pisada provocó
ese extraño pinchazo tan pronto, y es que aún no habíamos recorrido ni un solo
kilómetro.
Una vez reparada la rueda,
reiniciamos la marcha para enseguida cruzar el puente de lo que en teoría es la
autovía M-203 y que yo he dado en llamar “la autovía fantasma” ya que no
circula ni un solo vehículo por ella. Tras atravesar el puente, el camino que
transitamos circula paralelo a la autovía y se va elevando poco a poco tal cual
el falso llano que es, y que a los que odiamos empezar así se nos hace bastante
duro y a los que van sobrados les invita a tirar y tirar hasta dejarnos a los
más retrasados a más de 500 metros de distancia.
Tras unos pocos kilómetros por éste
camino, nos desviamos a la derecha para disfrutar una pequeña bajadita hacia lo
que nuestro guía ayer (Rubén – Karpov), llamó “el secarral del Velilla”, y es
que no ver un solo árbol en todo el llano, hace pensar cómo debe ser ese lugar
en pleno mes de Julio y Agosto. De todas formas la temperatura el domingo era
fresca, muy fresca, lo que contribuía a que el suelo estuviera totalmente
congelado. Y no es que hubiera indicios de barro, pero esta temperatura tan
baja desmontaba toda posibilidad de que nos encontráramos barro en el camino,
¡¡y menos mal!!, porque este terreno mojado debe ser un auténtico suplicio:
barro botijero en toda la regla.
Así pues, por el camino que
atravesaba el “secarral velillense”, circulamos unos cuantos cientos de metros
antes de tomar un desvío a la derecha que iniciaba una nueva subida que aunque
con un desnivel prácticamente inapreciable, es de esas que no te das cuenta, vas
más rápido de lo que puedes mantener, y en un rato acabas fundido de verdad.
El camino en cuestión desemboca
en la carretera M-217 que atraviesa el pueblo de Loeches. Una vez en la
carretera, tuvimos de nuevo que detenernos: la rueda trasera del tractor de
Karpov (y no es de color amarillo), perdía aire. Afortunadamente el tubeless
hizo correctamente su trabajo y tras darle un poco de aire pudimos continuar
nuestra marcha no sin antes indicarle a un camionero un tanto despistado
(portugués para más señas), donde se encontraba el polígono industrial.
A estas alturas de la mañana el
sol, afortunadamente, empezaba a calentar tímidamente, y con él también
empezaban a calentarse los chascarrillos manchegos que nos amenizan cada
jornada. Y es que llevar a Rubén en las rutas y además de guía, es garantía de
al menos no aburrirse..¡¡qué crack eres jodío!!.
Así pues, circulando por la
carretera y atravesando la localidad de Loeches, llegamos al punto en el que
emprendíamos la marcha hacia nuestro segundo objetivo del día: subir la cuesta
de las cadenas también conocido con el sobrenombre de Torres Duro o Mortirolo
del Este. Yo distinguiría en la subida (tal y como nos dijo Rubén) dos partes
bien diferenciadas: una primera bastante tendida, con un desnivel muy asequible,
y una segunda que va, poco a poco endureciéndose hasta acabar con una rampa al
14% que hace que si no te has dosificado lo suficiente, puedas sufrir más de lo
normal. Yo, por mi parte, me lo tomé con muchísima tranquilidad, y junto con
Javi, fuimos cerrando el grupo y viendo como muchos bikers de otros grupos nos
adelantaban sin remisión. Llegar a lo alto del cerro y ver allí a todos los
compañeros con cara sonriente y todos preguntando qué tal vas, es una
satisfacción fuera de lo común. Y mira que a veces los retrasados somos lentos
y hacemos esperar, pero jamás he visto una cara de desagrado, cosa que desde
aquí os agradezco infinito y que es una de las cosas por las que me gusta ir
con vosotros a cualquier ruta sea de la dureza que sea.
La primera trialera de bajada se
me hizo bastante corta. No es una bajada técnica, simplemente requiere un
cierto cuidado con un par de roderas de bastante profundidad y con las piedras
sueltas del tamaño de un puño que están desperdigadas por toda la extensión de
la bajada. El caso es que con tiento, cuidado y buen ojo, todos acabamos
bajándola sin más consecuencias. Unos se divirtieron más que otros, y los más
pedroleros estoy seguro que pensaron que la trialera no debería siquiera tener
tal nombre; pero a mi personalmente me pareció muy divertida.
Tras la trialera de bajada, la
trialera de subida. Ésta sí ya fue otro cantar. Una trialera técnica, con
rampas, cambios de dirección, matorrales, piedras y alguna que otra raíz y en
ciertos tramos bastante inclinación. No sé cómo subieron los que iban delante,
pero sí vi como subíamos los que íbamos detrás: algunos se la patearon
prácticamente en su totalidad, otros aprovechaban las partes lisas y más llanas
para pasar sobre la bici, y otros, como yo, pusimos el pié en tierra en un par
de ocasiones e hicimos “empujabike” en tan sólo una decena de metros. Supongo
que los de adelante, más potentes y técnicos se la subieron totalmente porque
difícil, lo que es difícil no lo vi yo. Supongo que conociéndola se puede subir
perfectamente llegando con bastantes fuerzas.
A mí, desde luego me pareció preciosa y me divirtió muchísimo.
Tras la reagrupación en lo alto
del cerro, enfilamos en dirección al mirador. La verdad es que las vistas desde
allí son muy chulas: toda la llanura hasta el Cerro de El Viso, el Gurugú, y
más cerca, el pueblo de Torres de la Alameda y Loeches. Aprovechamos el
descanso para comer algo y hacer la foto de grupo y siempre entre bromas,
chistes y chascarrillos.
Una vez cumplido el objetivo del
mirador, nos tocaba bajar por una nueva trialera que ya divisamos desde el
mirador y volver a Mejorada vía Velilla por las Lagunas.
La bajada de la trialera o
“trialeraca” como le gusta a Jesús llamarla es espectacular. Aunque tiene
bastante pendiente, es fácil, aunque supongo que en otras épocas del año en que
el terreno esté más seco o embarrado, puede llegar a ser bastante peligrosa.
Desde mi punto de vista tiene también tres tramos. Uno inicial con una
pendiente muy acusada pero bastante liso y sin roderas que permite llevar la
dirección bastante estable. Un segundo tramo un poco más técnico con unas pocas
piedras bien asentadas pero sin tanto desnivel, y un tercer tramo que
corresponde simplemente a un talud de unos 20-25 metros con un desnivel muy
aceptable pero que si dejas correr la bici te lo pasas pipa porque no tiene una
salida difícil, sino todo lo contrario, termina en un camino donde coges
bastante velocidad.
Desde este punto, ya sólo nos quedaba
pistear hasta casi la entrada de Torres de la Alameda, y desde allí hasta
Loeches. Todo ese tramo es bastante rompepiernas. Continuas bajadas y subidas
y, como quieres hacerlas a toda velocidad, acaban fundiéndote, al menos a mí.
De nuevo nos reagrupamos en la entrada de Loeches para que, juntos, acabáramos
de cerrar el bucle más pequeño de la ruta y termináramos por callejear por la
localidad hacia nuestro siguiente destino: salir de Loeches hacia Velilla de
San Antonio.
Desde la salida de Loeches hasta
Velilla el camino es totalmente de bajada. No tiene una pendiente acusada, pero
si para poner plato grande y piñón pequeño para alcanzar con facilidad los
30-33 km/h sin apenas esfuerzo. Así, a toda velocidad llegamos a la altura de
la depuradora de Velilla. La zona que viene a continuación me recuerda a mis
principios con la bici: ¡¡la de veces que habré rodeado yo las lagunas de
Velilla en aquellos días!!. El caso es que ayer tampoco nos paramos demasiado
tiempo a contemplarlas. Las ganas de llegar, lo llano del terreno y la buena
conversación nos tenían más centrados que las lagunas o el río en sí.
A mitad del camino de las lagunas
nos dejó nuestro guía Rubén, tal y como dice RaFaRu, “El José Mota de Velilla”,
momento en que aprovechamos para llamar a nuestro maestro Marek para decirle
que en breve estaríamos en el punto de llegada.
En menos de media hora, y tras
acabar por las pistas de los sembrados de Mejorada y atravesando la localidad,
llegamos finalmente a nuestro punto de final. Allí, junto con Javi-Marek,
estaba también Javi Villalba.
Los compañeros se fueron despidiendo,
y los que pudimos, ocho en total, nos quedamos a disfrutar de un par de rondas
de cervecita en el bar “La Parada”. Allí pudimos degustar un par de mini
racioncictas de “langostino de tierra” (RaFaRu dixit) para cerrar el agujero en
el estómago que ya iba dejando el hambre.
Así pues, y de nuevo, una
magnífica mañana que empezó fría, casi helada, y que el sol se encargó de ir
arreglando. Bueno, el sol y lo divertido de la ruta en una zona muy poco
explorada por la mayoría y que estoy seguro que no nos dejó indiferente a
ninguno.
Fotos de Jesus Fotos de RaFaRu
Fotos de Ruben
Fotos de JuanCar
2 comentarios:
Es cierto no merece llamarla trialera, sendero de bajada lo mas que se le puede otorgar jajajajaja
Todo es segun el color del cristal con que se mira, que nos conocemos.
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