sábado, 24 de noviembre de 2012

Por Picadas, casi de monteria

Crónica de JuanCar          

LA RUTA DE LA MONTERÍA.
Vaya por delante: En esta época del año, lo más inteligente para evitar los problemas que tuvimos nosotros es ponerse en contacto con el Ayuntamiento más cercano a la zona donde nos vayamos a desplazar a hacer la ruta, ya que es la única forma de evitar sorpresas inesperadas.
Dicho ésto, cambiamos nuestro día habitual para salir el sábado ya que algunos de los compañeros tenían compromisos el domingo y a los demás nos daba igual un día que otro. Quizá esa sea la razón por la que es la primera vez en unas cuantas rutas en la que nos hemos juntado menos de 20 bikers. Aún así, a las 8:45 éramos 14 los que nos habíamos concentrado en el aparcamiento del restaurante El Puerto situado en el kilómetro 48 de la M-501.
Javi (Marek), Pablo, Jesús (Terminal), Nacho (Gorcam), Pachi, Javi (Jablan), Jesús (Agila), Glabre (Rodrigo), Adrián, Alberto (Peke), Ángel (Arrojo), Marcos (Markievich), Manuel (Manuelsunn), y yo, JuanCar (Juancardido), fuimos los asistentes a una ruta que, en principio, nos iba a permitir terminar prontito y por fin poder disfrutar de una opcional como dios quiere y manda.
La ruta elegida era la clásica de Picadas, no más de 33 km con cerca de 500 m de acumulado, cuya única dificultad se sitúa en las primeras dos subidas que nos quitaríamos de encima en los primeros 8 km de ruta.
Así pues, tras prepararnos todos, iniciamos la marcha a las 9:03 (según mi GPS) recorriendo unos pocos cientos de metros por la M-501 dirección Pelayos de la Presa, para, enseguida, tomar un desvío a la izquierda casi jugándonos la vida, ya que había que cruzar la carretera por un punto un poco complicado y además los conductores no iban precisamente despacio ni estaban muy por la labor de facilitarnos la maniobra.
Nada más tomar el desvío y sin tiempo para pensárselo dos veces, ya empieza la primera subida de la mañana. Insisto e insistiré...estas subidas nada más montarme en la bici me matan, me asesinan, me dejan para el arrastre, pero en fín, qué le vamos a hacer...bajar plato y subir piñones es todo el consuelo que me queda.
La primera subida, de unos 3 km de longitud, empieza tendidita, pero en tramos alcanza una pendiente considerable. Menos mal que el tipo de terreno (asfalto), el fresco de la mañana,  lo bonito de la zona en esta época ya que las lluvias han dejado todo el campo verdecito, y la charla distendida con los que, como yo, sufrimos lo indecible en estas condiciones, hacen más llevadero nuestro calvario particular, y en menos de lo que cabía esperar, habíamos terminado de subir esa primera dificultad.
Tras reagruparnos en un cruce en el que la pista asfaltada daba paso a una pista de tierra en muy buenas condiciones, reiniciamos la marcha poco más de media hora después de haber salido del aparcamiento.
Una zona de bajada/llano de aproximadamente 2 kilómetros da acceso a una de las zonas más bonitas de la ruta. Nos encontramos al lado de una lagunilla natural que según los que han estado por allí más veces, está bastante llena de agua. Justo en ese punto, una pequeña subidita hace las delicias de los más intrépidos mientras que algunos siguen su camino ascendente sin ni siquiera detenerse en ese punto. Cinco minutos después, reiniciamos la marcha camino de la segunda y (supuestamente) definitiva subida.
Este segundo arreón ascendente es algo más complicado que el primero debido principalmente al terreno. Afortunadamente no es un tipo de tierra que se embote con la humedad o al mojarse, sino que aunque lastra lo suyo, deja rodar sin hundirse las cubiertas en él.
Al igual que en el primer tramo de subida, el grupo se deshizo, yendo cada uno un poco a su trantrán, gestionando sus fuerzas como creía conveniente.
La ruta discurría perfectamente. No había problemas, no había pinchazos ni sobresaltos; hasta tal punto iba la cosa bien, que el fin de la subida llegó tan sólo 50 minutos después de haber iniciado la ruta.
Fue justo cuando creíamos que habíamos terminado de subir, cuando algunos compañeros hicieron la broma de seguir subiendo por una pista que se abría a nuestra derecha y que se desviaba del camino principal. La mayoría descartamos la opción y confiados enfilamos camino abajo en busca de las rampas de desnivel negativo que nos empezaran a sacar la sonrisa de la cara (si es que alguna vez se nos fue). De repente, y para nuestra sorpresa, nos topamos con una cinta blanca a rayas rojas en cuyo extremo se situaba un cartel que decía: "Peligro, no pasar, Montería"...cagüen la mar...ahora que nos habíamos hecho la ilusión de bajar, teníamos que decidir qué hacer, si saltarnos la advertencia con el consiguiente peligro o tirar pista hacia arriba por allí donde los compañeros habrían bromeado que fuéramos.
Un breve debate, que si aún no ha empezado, que si falta una fecha, que si yo oigo tiros, que si esto es peligroso, dio como resultado tirar con nuestras bicis pista hacia arriba en busca de una pista alternativa que nos llevara directamente a Villa del Prado, nuestro siguiente objetivo.
Decidimos que si hay otros tracks que nos llevan paralelo al nuestro hacia la localidad de Villa del Prado, lo único que teníamos que hacer era tomar un camino perpendicular a las dos pistas y así llegaríamos a la siguiente pista y a un track alternativo algo más largo...tan sólo unos 5 o 6 km más.
Conseguimos encontrar el camino que nos llevaría a una pista paralela, pero cuando conseguimos ver la susodicha pista, una nueva cinta blanca a rayas rojas con el mismo cartel que la cinta anterior, nos cortaba de nuevo el camino...en este punto ya habíamos subido bastante más de lo que la mayoría hubiéramos deseado, pero qué le íbamos a hacer.
Tras tratar de ponernos en contacto con el Seprona, con la policía de Villa del Prado y con la Guardia Civil todo de forma infrustuosa, y tras haber hablado con unos motoristas que, ellos sí, hicieron caso omiso a la señal y se tiraron pista abajo, se decidió, y dado que Adrián se negó en redondo en bajar por la pista cortada y para no dejar que volviera solo a los coches con el consiguiente peligro para él, que buscaríamos una pista aún más alejada e igualmente "paralela" a las dos que habían sido cortadas para que, de una forma u otra, llegáramos a Villa del Prado.
Un desvío en el camino que nos llevó a la segunda pista nos condujo a una nueva pista asfaltada donde, más de dos horas después de haber empezado la ruta y casi una hora después de haber visto la primera cinta, vimos una gran cantidad de todoterrenos que sin duda se dirigían a iniciar la montería...¡¡una pena no haber hecho caso a nuestra primera intención y haber tirado por la primera pista hacia abajo!!...total, las monterías no suelen empezar hasta las 12:00 de la mañana tal y como apuntaba Ángel y tal y como nos dijo una patrulla del Seprona y otra de la Guardia Civil cuando nos las cruzamos por la pista asfaltada.
En esa misma pista asfaltada hicimos el momento barrita justo antes de encontrarnos con una pareja que circulaba en un todoterreno y que con muy buena voluntad nos indicaba un camino directo a la carretera de Villa del Prado.
En ese momento no les hicimos caso, pero era lo mejor que podíamos haber hecho. Si les hubiéramos hecho caso, nos hubiéramos ahorrado cerca de 6 kilómetros, muchos de ellos por carretera, aunque si hubiéramos estado un poco avispados, un poco antes de haber cogido la pista asfaltada, podíamos haber enlazado por una pista que nos hubiera llevado a poder hacer la segunda y tercera Marías para haber terminado también con un buen sabor de boca.
El caso es que los dos cortes nos habían situado en una posición bastante conservadora, sobre todo pensando en que lo que nos quedaba a partir de donde estábamos era tan sólo bajar y llanear. Así pues, tiramos pista asfaltada hacia abajo hasta que nos dimos de cara con una nueva caravana de todoterrenos que iban a la susodicha montería, y enseguida contra la M-403, carretera de Ávila a Toledo y que tomamos justo en el punto del límite provincial con la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.
Un rápido descenso en fila de a uno con algún que otro adelantamiento nos condujo rápidamente al cruce con la carretera M-507 que nos llevaría 8 km después hasta la localidad de Villa del Prado. Las caras en el cruce eran un poema (sobre todo las de los que íbamos más tocados), ante nosotros se mostraba una larga y tendida subida que nos hubiéramos evitado en caso de haber hecho caso a la pareja del todoterreno.
En fín, con paciencia y piñones se sube todo, así que, unos antes y otros después, llegamos a coronar la subida inesperada con la esperanza que después se hizo realidad, de iniciar un largo descenso con cruvas viradas muy divertidas, aunque por careretera y que nos llevó con unos cuantos piques muy sanos entre Jesús (Agila), Ángel, Pablo y yo, a la entrada de la localidad de Villa del Prado donde por fin pudimos enlazar con el track original; eso sí 13 kilómetros después y unos cuantos metros de ascenso acumulado más.
Desde Villa del Prado y cogiendo la antigua vía del tren de Almorox (gracias Marcos por decirnos el nombre), llegamos plácidamente a la Ermita de Nuestra Señora de la Poveda donde pudimos observar las dotes sociales de Ángel haciéndose súper-amigo de un gran perrazo que había allí durmiendo la 
siesta y que se despertó justo para posar en la foto de grupo y para que junto a Ángel nos regalara el momento cómico del día, y es que hay algunos que van haciendo amistades allá por donde van...
La salida de la Ermita fue un poco complicada. Adrián, presa de los días de no haber tocado la bici, tuvo un momento pajarón que conseguimos resolver con unos pocos consejitos acerca de la forma de pedalear y de utilizar el cambio. Por delante, el resto de compañeros nos esperaban en el cruce de la carretera M-507 a la altura del Rincón, justo pegados a la valla del Safari Park.
Yo les dije a los compañeros que tiraran adelante, que ya nos quedábamos Adrián y yo detrás, de cierre, que él iba un poco tocado y que llevando yo el track no había problema. Ellos no accedieron a mi oferta, pero cuatro compañeros (Jesús (Terminal), Alberto (Peke), Glabre (Rodrigo), y Pablo), apremiados por el tiempo tiraron sin pararse hasta el aparcamiento para que nos se les hiciera tarde en sus obligaciones. Y es que a esa hora, cuando llegábamos a la valla del Safari Madrid, ya teníamos que estar llegando al final de la ruta y estar empezando nuestra opcional. Eran ya las 13:00 y aún nos quedaban cerca de 15 km para finalizar.
Lástima de la premura del tiempo, porque de haber ido con tiempo, nos hubiéramos parado a buen seguro a ver los animales sueltos del Safari, pero no pudo ser así, y sin tiempo para contemplaciones, iniciamos la última subida del día, una pequeña ascensión que nos llevaría hasta la presa del embalse de Picadas.
La ascensión se hizo lenta, respetando el ritmo de los más perjudicados. Al coronar, pudimos observar un precioso paisaje: la presa de Picadas en todo su esplendor y el monte adyacente precioso por el verdor de las lluvias de otoño.
Desde la presa de Picadas la ruta ni tiene mucha historia ni nada de desperdicio. Es una zona preciosa, siempre rodando a la orilla del embalse, lleno hasta rebosar, embutido en una vaguada preciosa, fresca y con un magnífico olor. Quizá fuera por ello que tres o cuatro de nosotros nos sentimos con fuerzas y estimulados por el ambiente nos lanzamos a un sprint que nos hizo sostener una velocidad de más de 23 km/h. Y es que a los que nos gusta llanear, aquel entorno es de lo más propicio.
De aquel tramo, una de las cosas que más me gustó fue atravesar un túnel sin iluminar, lleno de piedras que casi había que adivinar para no tropezar con ellas. Una sensación estupenda de riesgo que me gustó mucho.
En menos de media hora desde que atravesamos la presa de Picadas, recorrimos los siete últimos kilómetros que nos llevarían de nuevo a la M-501 para acabar en el aparcamiento del restaurante.
Miré mi reloj y eran ya las 14:00 de la tarde. Una pena haber teminado la ruta una hora y media después de lo previsto, lo cual no nos permitió a algunos disfrutar de las cervecitas y de las patatas revolconas con aire abulense que algunos si tuvieron la suerte de disfrutar.
Tan sólo uno hizo la machada del día, nuestro amigo Marcos (Markievich), tras avituallarse y recargar de agua su camelback, tiró hacia el otro lado de la M-501 y con un par completó la ruta con la Cuerda de la Parada...un macho-man sin lugar a dudas.
En fín, que independientemente de las trabas que nos pongan en las rutas, independientemente de monterías y otros avatares, la verdad es que lo pasamos muy bien,.. como siempre, lo que siempre nos deja ganas de que llegue el siguiente fin de semana para poder de nuevo compartir una gran mañana dando pedales con unos grandes amigos.
¿Qué nos encontraremos el próximo día?.
DATOS FINALES DE LA RUTA (Según Perfils):
-          Distancia: 47,25 Km
-          Desnivel acumulado positivo: 847,70 m
-          Tiempo en movimiento: 3 horas, 40 minutos
-          Tiempo total: 4 horas, 44 minutos.
-          Velocidad media en movimiento: 12,95 km/h (10 km/h de velocidad media total)
                                                                        Fotos de Jesus
                                                                      Fotos de Marcos

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