domingo, 9 de septiembre de 2012

De Redueña a La Cabrera por las dehesas

 Crónica de Juan Carlos (Juancardido)
La vuelta ciclista a España nos impidió que cumpliéramos los planes que teníamos previsto en un principio. La idea inicial era subir a las Dehesas de Cercedilla para que, saliendo desde casa Cirilo, partiéramos camino a la Camorca, pero dado que la última etapa de salía justo de Cercedilla sobre las 14:00, decidimos evitar la posibilidad de quedarnos encerrados por allí e irnos a buscar otros horizontes. Como además coincide que estamos empezando las primeras rutas después de las vacaciones de verano, y que la ruta de aniversario del Comando sin Rumbo de la semana pasada sirvió como muy buena introducción a la nueva temporada, pensé que una ruta algo más exigente que la anterior sin ser especialmente dura y que nos permita ir cogiendo forma poco a poco era lo más apropiado. Además, si a esto le unimos que la zona por la que transcurre la ruta no es de las zonas habituales, pues entonces la ruta de ayer era firme candidata a ser la elegida finalmente. La ruta transcurre básicamente por tres dehesas: la de El Vellón, la de Venturada y la de La Cabrera. Una ruta circular que en muy pequeñas dosis tiene casi de todo: senderos, caminos, paisajes, alguna pequeña trialera... Así pues, a las 8:45 ya estábamos los diez amiguetes que habíamos quedado en esta ocasión: Javi, Jesús, Pablo, Pachi, Amador, Peke, Jose, Rubén, Adri y yo, listos para empezar a dar pedales desde la ínfima plaza del pequeñísimo pueblo de Redueña que era exactamente el punto inicial de la ruta de ayer.Como yo era el que había propuesto la ruta, tenía la responsabilidad de ir guiándola y de ir pendiente de que la ruta transcurriera perfectamente.


Por tanto, a la hora esperada, inicié el camino enfilando una larga cuesta abajo de 1 km que hizo que nuestros cuentakilómetros marcaran 56 km/h sin dar ni un solo pedal. La bajada era un  espejismo: una corta excursión por la carretera en dirección a Torrelaguna, con una pendiente ascendente más o menos considerable era lo siguiente, y lo siguiente a ésta, el primer giro a la derecha para salir de la carretera y empezar a subir el siguiente kilómetro ya por camino y cuya pendiente media es de cerca de un 8% con algún tramo al 12%. Nada especialmente complicado, de hecho hemos subido tramos mucho peores, pero siempre es molesto que te pille algo así justo al inicio de la ruta, sin calentar y después de la ilusión de la primera bajada. Lo bueno es que es la única subida de estas caracterísiticas en toda la ruta. El resto son pequeñas subidas fáciles de verdad. Esta primera rampa nos lleva a la parte alta de la colina donde se asienta la urbanización “Cotos de Monterrey”, en el término municipal de El Vellón. Una vez coronada la colina, varias veredas nos llevan en tramos de pequeños sube-baja hasta el mismo pueblo, el cual, y por un pequeño error mío, no atravesamos, sino que lo pasamos de largo yendo a buscar la dehesa del pueblo.
 
La dehesa de este pequeño pueblo es enorme, teniéndola que bordear en casi toda su extensión hasta ir a buscar la entrada principal de la urbanización Cotos de Monterrey y atravesar la A-1 por el puente que da acceso a dicha urbanización. Todo el camino es un continuo sube-baja que a alguno ya le empieza a molestar un poco. Nada más cruzar el puente de la A-1, enfilamos una bajada bastante peligrosa por la cantidad de roderas, arena, piedras sueltas y árboles situados en puntos estratégicos, que nos lleva hasta la carretera que comunica la A-1 con Guadalix de la Sierra. Lástima de lo poco que está lloviendo porque da pena ver el estado del pantano de El Vellón...casi vacío. A partir de aquí, de nuevo una subida ya por asfalto nos lleva por la calle principal (y antigua N-I) por el pueblo de Venturada a buscar su dehesa. Las vistas desde lo alto del pueblo de las dehesas de reses bravas y de toda la extensión de la sierra de La Cabrera son espectaculares.


De nuevo bajada desde Venturada hacia su dehesa para llegar recorriendo una pista en perfectísimo estado hasta la entrada del pueblo de Cabanillas de la Sierra. Antes de llegar me doy cuenta de que tanto Amador como Peke, su hermano y yo vamos demasiado deprisa, por lo que tenemos que bajar el ritmo para poder agruparnos convenientemente e ir todos más o menos juntos, cosa difícil ya que tanto Peke como Negro imponen un ritmo infernal en cabeza, jajaja. Aquí, en la entrada de Cabanillas de la Sierra, hacemos la primera foto de grupo y la parada para comer ya que estamos exactamente a la mitad del recorrido.

Como curiosidad, el siguiente tramo de unos tres kilómetros coincide con la llamada “Ruta del Toro de Cabanillas de la Sierra”. Parece ser que en esta ruta senderista se puede encontrar el primer toro de Osborne que se instaló en nuestras carreteras. Si queréis ver el trazado de ésta ruta, podéis pinchar en éste enlace: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=291674
Siguiendo la “Ruta del Toro” subimos la primera de las veredas de la dehesa con fincas de reses bravas tanto a derecha como a izquierda, y tras cruzar la carretera de Cabanillas, seguimos por una vereda en sombra, llenita de fresnos y hasta arriba de arena. Sigo diciendo que es una pena que no llueva puesto que la primera vez que pasé por este mismo sitio, era un espectáculo rodar por suelo granítico que no hace barro y que emanaba muchísima agua en muchos tramos. El final de esta vereda lleva por un sendero fácil y curioso hasta el camping de La Cabrera. A esta altur algunos ya iban un poco tocados. La falta de salidas en un tiempo empieza a pasar factura; gracias al maestro y a sus lecciones de “sierrapedia” como dice Rubén, a algunos la marcha se les hizo más llevadera. Una vez atravesado el pueblo de La Cabrera, enfilamos hacia un sendero que discurre por un precioso robledal (esto ha de estar maravilloso en otoño), hasta un mirador natural en el que podemos apreciar todo lo que hemos subido, y una magnífica vista del macizo de La Cabrera y del Pico de la Miel. Aquí volvemos a hacer foto de grupo y continuamos nuestra ruta teniendo mucho cuidado con una serie de bikers que estaban participando en una prueba ciclista por la zona.

Desde el mirador natural comenzamos la bajada de una pequeña pero traviesa trialerita que a más de uno le ha dejado con ganas de más y a más de otro le ha hecho acordarse de mis familiares, jejejeje, pero al final todos contentos, que es lo que cuenta. El bosque de robles se convierte en bosque de encinas, robles, fresnos y jarales. Un sitio muy, muy bonito con un magnífico olor a campo (tomillo, romero...) y que nos lleva por sus caminos llenitos de arena, de hecho en algún punto parecían verdaderas playas, hasta volver de nuevo a las cercanías de la A-1.

Un par de pequeñas rampas nos llevan hasta las dos últimas bajadas de la ruta, una primera por pista, espectacular y peligrosa a partes iguales con un par de tramos de diferentes características: uno que se pasa más como una vereda, y otro, de mayor desnivel que es más bien una pista. El camino acaba desembocando en las pistas del canal de Isabel II, que en dos o tres zetas y con una pendiente descendente bastante curiosa, nos lleva directamente a la plaza de Redueña, punto final e inicial de nuestra ruta, donde quedo muy satisfecho de cómo ha salido todo: las sonrisas en los rostros lo atestiguaban así.

Ha sido, en definitiva, una mañana genial. Una ruta bonita, variada y poco exigente. El reencuentro con Rubén que hacía mucho tiempo ya que no se apuntaba a una, y la asistencia de nuevos amigos para unos y grandísimos amigos para otros (Adri). Además hemos tenido la suerte de no padecer ningún contratiempo: ni caídas ni averías ni pinchazos. Algo poco habitual últimamente.

La opcional final festejando el cumple de Rubén (gracias tío por la invitación), puso punto final a una magnífica mañana de bici...la próxima más y mejor.
                                                                      Fotos de Jesus
                                                                 Fotos de Juan Carlos
                                                                       TRACK

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