domingo, 20 de octubre de 2013

El cañon del rio lobos

Crónica de Rubén (Karpov)


“Non nobis domine, non nobis, sed nomine tuo da gloriam”.
“Haz lo que puedas, con lo que tengas. En donde estés….pero siempre llévanos a la gloria”.
Proverbio templario

Preparar la logística de esta empresa ha sido fácil la verdad, la ilusión por compartirla muy grande, la pena por no haberla podido disfrutar con todos los que realizo las rutas de los fines de semana también y la incertidumbre por como saldrían las cosas bastante acusada (hasta el punto de no dejarme dormir mucho por las noches).
Ya hace bastante tiempo que realice esta ruta, y varias veces, siempre a pie como un paseo que te das por el parque cercano a tu casa (eso sí, si tu paseo incluye el vadeo varias veces del rio Lobos, metido en un cañón de caliza con unas paredes verticales inmensas y rodeados del majestuoso vuelo del buitre leonado), y la verdad que tenía ganas de al menos realizarla en parte en bici.

La oportunidad me la dio la necesidad de compensar al amigo Jesús (Agila) por no haber podido ir a hacer este año la Pedales de Occitania por la avería de mi viejo coche (queda en la bandeja de pendientes para el año que viene), así que puse la idea en el foro de los pedrolos pensando que no se animaría gente, cuál fue mi sorpresa cuando cuatro amiguetes más se apuntaron(al final se cayó zarzo, una pena), con lo cual los ingredientes para un finde completo estaban más que servidos.
Tras la ruta de ayer 19 subiendo al pico Urbión (ver crónica de Juancar) respetándonos el tiempo y con el palizón aun en las piernas y el alma henchida, sabedores de haber hecho algo grande y en la mejor compañía afrontábamos hoy una ruta totalmente diferente de todas, de las de cámara en mano a full de batería y parar a cronos en su inexorable y cruel avance, de abrir los ojos del alma e imprimirla de cada color, cada sonido, cada brizna de aire, DE TODO.
Para los que les guste el tema cultureta (homenaje a Juancar), os diré que el Cañón del rio Lobos nace en Burgos y pasa enseguida a Soria, son 25 kilómetros de paredes calizas mesozoicas donde confluyen una doble erosión, la propia del rio y la de la estructura de las propias paredes que disueltas por el agua han producido muchas zonas cóncavas (lermas). La zona que nosotros realizamos fue desde la entrada del cañón en Ucero (Soria) hasta Hontoria del Pinar (Burgos). El agua discurre subterráneamente con lo que se crea una zona de lecho que parece un pedregal en varias zonas. Como dato adicional comentaros que en todos los farallones de las paredes habitan multitud de aves pero sobre todas aparece el buitre leonado con su majestuoso vuelo.

Una vez soltado el rollo, voy a la chicha. Tras una noche de buen vino y de mejor compañía (como diría Carlos Goñi en su gran canción San Pedro), amanecimos con el día bastante encapotado pero con esa sensación de los toreros ante una gran tarde (algo que yo ya sabía), desayunamos y dejamos nuestro alojamiento en Vinuesa camino de San Leonardo de Yagüe para recoger a Vicente (amigo de Fernando “ciclo”), que vendría a la ruta prevista para hoy. Una vez ensamblado el quinto elemento en discordia, nos dirigimos a nuestra salida en el parking de la entrada del Cañón en la zona de Ucero, pero antes y a modo de aperitivo paramos en el mirador que hay de dicha zona pasado el pueblo de Casarejos. Yo que estaba atento a las caras de mis compis de ruta, disfruté mucho al verlos “ojiplaticos” por el paisaje (lástima que los buitres no nos deleitasen aun con sus vuelos rasantes por la zona, era bastante temprano y supongo que aun las corrientes térmicas no serían las adecuadas para ellos).
Significar que durante el viaje al lugar de salida, Juancar y yo comentábamos la obra y milagros de Fredy Mercury y su obra extensa con Queen (incluso íbamos escuchando parte de su discografía), y como había ido conociéndolos con el devenir de los años…ya veis, a la vejez viruelas (y chupa con tachuelas….y zapatos de chúpame la punta…jeje).
Los preparativos discurrieron entre chanzas y bromas, hasta que una vez montadas las bicis y vestidos los protagonistas, nos disponíamos a iniciar la que es una de las rutas más bonitas que puede hacer todo amante del btt.
Fue comenzar y se hizo el silencio, encajonados entre el comienzo del cañón, era como el escenario al que sale un tenor en la Scala de Milán o como un helado gigante de los que le gustan a Peque…una mezcla de reverencia y de deseo de abrir la puerta templaria de la aventura. Los primeros dos kilómetros Vicente, para evitar la pestosa carretera, nos introdujo por un sendero a la izquierda del parking (el que hay después del restaurante), sendero, que varias veces de manera caprichosa se iba cruzando con el rio y pasando por diversas zonas de agua con muchos nenúfares (vamos de postal la foto), haciendo las delicias de los presentes, pero todo en un significativo mutismo.

Terminado el sendero, y rodeando a derechas un recodo se nos presenta lo que a buen seguro es la joya de la corona e imagen por excelencia de esta ruta, la ermita de San Bartolomé. Muy significativo fue para mi ver a Efrén (ese tío compacto y achaparrado que tiene unos jamones por patas…vamos al más puro estilo bicivolador) que no fue capaz de articular palabra, y yo sabía porque, aquella construcción te había dejado sin palabras amigo Efrén. Los demás tampoco le andábamos a la zaga empapándonos de las imágenes, y es que esta ermita del siglo XIII, mezcolanza de románico y gótico (con solo la capilla ya de origen templario) y encajada en una pared con dos cuevas (la grande y la chica) hace las delicias de todo aquel que le guste la fotografía de paisajes singulares, y vive Dios que este es uno de ellos.
A la ermita le surgen multitud de leyendas (como que por allí pasó el Santo Grial en los tiempos en que desaparecían los caballeros del Temple, o que la cueva grande fue escenario de ritos iniciáticos templarios, o que unida esta ermita con otras de la península forman una Cruz de Malta, emblema templario, etc.), pero como mayor curiosidad de este centro de energía o telúrico es que es un Omphalos, es decir, que dista la misma distancia de los dos puntos más externos de nuestra amada piel de toro (cabo de Creus y de Fisterra, distando a ambos 521 kms y 127 m.), ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo?.
De la belleza del lugar, testigo que mejor lo explica son las fotos que tomamos, y multitud que pululan por los mundos cibernéticos.
Aquí a Efrén y Juancar les dio por subir a la cueva grande subidos en sus monturas un buen repechon, pero su rapidez no me dio tiempo a inmortalizarlos, aunque si a su salida, con espectadores de fondo.

Aún con la vista y el alma henchida, y pareciendo auténticos templarios, seguimos camino, pasando por una oquedad en una pared pasados unos metros la ermita, nos encontramos con “el panal de los frailes”, zona en la que los frailes templarios se dedicaban a la apicultura (la verdad que es curiosa la foto, las colmenas parecen setas). Desde este punto hasta la próxima parada (puente de los siete ojos), vamos transitando por el Cañón que se va cerrando, con el amigo Agila a la cabeza, seguido del oriundo de la zona (Vicente…el hombre que jamás verá la película de los Picapiedra….que poco le gustan al jodío las zonas pedroleras con la bici.jeje), Efrén y cerrando más en plan cicloturista Juancar y yo., entre vadeos del rio, alguna pequeña zona técnica y charcas con nenúfares, amén de los vuelos de los buitres que ya nos tenían localizados por si las moscas.

Tras unos diez kilómetros de sendero, llegamos al puente de los siete ojos, de aquí a Hontoria del Pinar (lugar de nacimiento del Cañón) tenemos 12,4 kms. de más sendero algo más técnico por las zonas de piedras existentes. Parada de rigor para tomar fotos y continuar la parte más dura del rutón, con constantes sube y bajas con piedras, raíces y estrechamientos entre árboles.
Desde el Hontoria del Pinar al puente de los siete ojos, el rio Lobos transcurre bajo tierra (estilo ojos del Guadiana), dejando un auténtico pedregal que nosotros bordeamos por un lado.

Conforme avanzan los kilómetros hasta el pueblo burgalés se va abriendo el estrechamiento que conforma el Cañón, saliendo hacia una zona de merendero que pertenece a esta última localidad. Resaltar que esta parte puede ser divertida pues invita a coger velocidad y circular próximo a los árboles le da un plus de flow (en el argot biker).
En Hontoria, Efren propuso deshacer nuestros pasos y retornar por el cañón (propuesta totalmente acertada una vez que hemos hecho la segunda parte, ya contaré porqué….en cierto modo la segunda parte de la ruta creo que decepcionó un pelín), pero al final convinimos siguiendo las indicaciones de Vicente, y las mías propias (siempre he sido de pensar que las rutas hay que hacerlas con el track completo) seguir con lo planeado inicialmente, y es que yo pensaba que la zona del GR 86.1 que salía de la carretera de Casarejos y que nos unía de nuevo al Cañón sería el fin de fiesta perfecto (trialera divertida), cosa que como luego contaré no fue así.
Con la decisión tomada, los cinco bikers nos dirigimos por una pista en subida tendida, pero que a más de uno nos pasó factura debido a la ruta del día anterior, dirección San Leonardo de Yagüe (donde vive Vicente). Este tramo no tiene ningún secreto. Se pasa por una fábrica de puertas que lleva tiempo cerrada, comentando Vicente que volvería a abrir en no mucho tiempo (ojalá, porque es uno de los sustentos de la gente del lugar). Posteriormente se llega a la citada localidad, donde repostamos agua, que tiene un sabor un poco grueso, y es que el oro líquido de esta zona ha de ser tratada ya que al estar rodeados de superficies calcáreas estas aguas no resultan muy potables, necesitando un tratamiento a conciencia.

Aquí Vicente, nos lleva por sus terrenos, el track iba por una zona de pista en subida, y nuestro amigo nos propone algo más suave a priori saliendo desde una zona del pueblo que da a un pinar y llega a la carretera de Casarejos. La primera rampa que vemos es larga, rota y con mucha pendiente y Efren, Juancar (que iba algo más en reserva) y yo miramos como Agila y Vicente tiran hacia adelante y a los tres nos asalta la misma duda (como tiren por ahí o matamos al soriano o no los pillamos y nos funden), afortunadamente giran a la derecha y nosotros respiramos, craso error, lo siguiente eran como cinco o seis sube y bajas cortopetantes y nos vuelve a asaltar la idea de matar al soriano (y eso que la alternativa era fácil…jejeje).

Una vez finalizada esa zona de pinares, bonita de por si, tenemos una bajada rápida y algo peligrosa por los regueros formados en el centro del camino y que a veces te arrinconaban en los laterales del mismo, llegando acto seguido a la carretera de Casarejos, por donde discurriremos unos tres kilómetros (el primero en subida tendida pero ya matadora), hasta el ya comentado sendero del GR 86.1. En este tramo de carretera le pregunto al oriundo Vicente como estaría la zona que yo había pensado como la guinda del pastel, comentado que estaba muy bien y era muy chulo (que jodío el soriano, claro que estaba bien….no había casi piedras….jajajaja, es broma).
Llegamos al citado GR, casi 4 kilómetros de zona en falso llano, que en realidad es un arroyo seco llamado de Valderrueda que desemboca en el río Lobos, la trazada está hecha y solo hay que seguirla, este tramo es exigente, porque no paras de dar pedales y hay giros donde se pierde la perspectiva del sendero y te puedes ir de largo. Se cruza varias veces el lecho pedregoso de este arroyo (me recuerda al arroyo seco de Arganda del Rey, aunque más largo). Agila y Efren van delante y yo intento seguirlos, pero como son dos máquinas pues terminan sacándome bastante ventaja, después llegan juntos Vicente y Juancar. Es aquí donde le comento a Efrén, que su idea primitiva de volver por el Cañón hubiera sido más acertada (pero bueno nos sirve como excusa para volver algún día), ya que este tramo a mí personalmente me ha dejado algo chafado (es difícil, cuando lo comparas con el resto de la ruta, tal vez ese sea el fallo, y haya que mirar el lado bueno, al final el arroyo Valderrueda ha sido divertido…y exigente).

Retornamos los últimos 5 kilómetros, volviendo a pasar por la ermita templaria, eso si, muchos buitres nos sobrevuelan en unos majestuosos planeos, y es que ellos aquí son los reyes, incluso vemos sus siluetas recortadas en las bóvedas del Cañón con los rayos de sol de fondo (vamos todo un espectáculo). Vuelta a hacer fotos (incluida la de grupo) en la Ermita, cruzándonos con muchas familias senderistas (por eso es recomendable madrugar para hacer esta ruta, logrando hacerla casi solos, al menos la ida), teniendo que sortear a la gente en varias ocasiones.

Así en esto llegamos al coche con la sensación de habernos transportado en el tiempo a otra época, esa de los caballeros templarios adalides de aventura y humildad, tanta como la que nosotros mostramos ante esta Naturaleza salvaje que nos hace tan pequeños y tan libres a la vez. Abrazos y risas…y yo me relajo, conocedor que he dado a estos buenos amigos una dosis de adrenalina de vida y un imperceptible hilo que hace que el ser humano se una y disfrute en estos malos tiempos que nos ha tocado vivir.
Mención especial para Vicente (gran persona) por su acompañamiento e invitación al final de la ruta con un opcional y diverso picoteo…VICENTE ERES GRANDE….ya sabes donde estamos…eso si…la próxima con piedras…jejeje (es broma).
AGRADECIMIENTOS:
A Juancar (alias canillas de zorro): por la pasión que le pone a esto del hierro, aunque al final terminara algo petado.
A Jesús Agila (alias Mr. Gin Tonic): Por su gran compañerismo y por sus bocadillos y productos extremeños.
Al compacto y chaparro diablo: Por ser un cabronazo, por decir que mi bici traga como una…..mejor dejarlo…jeje. Ya te dije que has compartido conmigo dos de los momentos más extremos de mi vida, mi rotura de hombro y este finde ciclista. GRACIAS.
Al pápa Chicote, Por su cocina a fuego lento de esta crónica, sin él…este parto no saldría a la luz.

A todos los que leáis esta crónica, espero haberos picado un poco en vuestro interior, y que cualquier día propongáis esta ruta para hacer, aunque se vuelva tarde a casa ese día, creo que merecería la pena, no es difícil y en unas 5 horas se podría hacer de sobra..eso si…ida y vuelta por el Cañón.
Por último deciros, que este relato no trata de competir con el del amigo Juancar (sería imposible porque no llego a la suela de sus Celsius), tan solo es una visión personal de las rutas, imprimiéndole un toque personal manchego y si saca una sonrisa…satisfecho.

                                                       El cañon del rio lobos por JuanCar
                                                       Asi lo vio Ruben



1 comentarios:

Javier Martín dijo...

No me canso de la zona, una ruta muuuuchula que se puede adaptar a los peques tambien. Creo que es un clasico anual y para mantener contentas a las contrarias...casita rural y paseo por el cañon mientras nosotros le damos a los pedales ;-) en mi caso no es asi jejeje.
Me encanta Ruben.
cuidaros.

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