Después de la ruta de los polvorones de la semana pasada y tras habernos puesto hasta las trancas en las comidas y cenas navideñas, decidimos que lo mejor era volver a tierras serranas a disfrutar un poco más si cabe y a penar un poco los posibles excesos gastronómicos.
Durante toda la semana se había
suscitado un cierto debate por decidir cuál era la ruta más conveniente.
Facebook, el foro y el whatsapp echaban humo con los diferentes puntos de vista
y las preferencias de cada uno aunque dos cosas estaban claras: el punto de
partida que iba a ser de nuevo la Plaza del Gargantón en Navacerrada y que este
fin de semana tampoco nos íbamos a escapar de subir de nuevo a la ladera del
Chiquillo. Lo que no estaba tan claro es si íbamos a tirar hacia Navalmedio
para subir hacia el Ortiz o íbamos a tirar hacia la Barranca y los Alakan.
Dado que no había quórum en cuál
iba a ser la definitiva, se decidió por una vez y sin que sirva de precedente,
que la elección se iba a realizar directamente en el punto de salida, aunque
todos teníamos bastante claro que dada la lista de asistentes íbamos a tirar
hacia Navalmedio casi sin remedio (bonito pareado).
La mañana, a la salida de casa,
no se presentaba precisamente agradable: una espesa niebla, humedad y frío era
lo que nos encontramos mientras cargábamos las bicis en los coches, pero
curiosamente nadie, absolutamente nadie mencionó esta circunstancia en ningún
momento. Bueno si, recuerdo a Fraile en Los Maños saltando de frío y diciendo
que estaba helado, pero la sonrisa en su cara no indicaba que estuviera
diciéndolo de forma que le desagradara. Y es que conforme a mi teoría, el frío
es simplemente un estado de ánimo si se está bien abrigado, ¿acaso recordáis
haber pasado frío cuando eráis canijos?. Yo no recuerdo nunca haber tenido frío
en invierno ni calor en verano con menos de 10 años. Y es que eso es justo lo
que parecemos: muchachitos de 10 años ilusionados a las 8:00 de la mañana con
lo que nos espera en las siguientes horas.
A la hora acordada salimos de Los
Maños (los que vivimos en Vicálvaro y alrededores) camino de Navacerrada. La
niebla se hacía más espesa cada vez según nos acercábamos hacia Tres Cantos,
incluso hubo momentos en la carretera bastante peligrosos por culpa de esta
circunstancia. Al igual que la semana anterior, la niebla se empezó a disipar
según íbamos ganando altura, pero a diferencia del domingo pasado, esta vez,
sobre la niebla había una pequeña capa de nubes que hizo que cuando llegábamos
a Navacerrada empezara a caer una escasa fina lluvia que por momentos era más
nieve que otra cosa.
Y al fin llegamos a la Plaza del
Gargantón. Poco a poco empezaron a llegar todos los apuntados en la lista
(salvo David que se cayó en el último momento). En total 22 éramos los
asistentes. Tratando de hacer memoria de todos y cada uno de nosotros,
asistimos: Javi (Marek), Ángel (Arrojo), Jose Manuel (Frailman), Pablo, Jesús
(Terminal), Pachi, Nacho (Gorcam), Valentín (Valiente), Rubén (Karpov), Rodrigo
(Glabre), Raúl (yiyirul), Miguel (miguelin), Edu, cuñado de Miguel, Fernando
(FZarcero), Jose Manuel (Zarzo), Nelson (el negrito), Mariano (Trisqui),
Alberto (Peke), Enrique (Endpar), Rafa (RaFaRu), Efrén (Diabolik) y yo, Juan
Carlos (JuanCar).
Como se ve, un pedazo de grupo
del 15 en el que no estaban muchos de los compañeros que de haberse presentado
sólo hubieran hecho aumentar el caché…una pena los que no pudisteis venir y a
los que desde aquí deseamos un muy Feliz Año Nuevo 2013.
Como no podía ser de otra forma,
es más, yo creo que casi ni se comentó, al final optamos por hacer la ruta de
Navalmedio con el Ortiz, y a las 9:10, minuto arriba, minuto abajo, ya
estábamos pedaleando calle arriba por Navacerrada en busca de la ya
archiconocida ladera del Chiquillo. A la salida de Navacerrada nos acompañaba
una fina nevada que no fue a más y que ni siquiera sirvió para enfriar el
ambiente, y que aun al contrario, la ladera del chiquillo te pone a tono más
rápido que inmediato, y en un abrir y cerrar los ojos ya estás casi sudando y
pensando en que te sobra ropa. La subida por la ladera del Chiquillo ayer fue
mucho más rápida que la semana pasada, y es que el menor número de asistentes
hizo que todo fuera mucho más fluido. Casi sin parar en el desvío a la mitad de
la subida de la ladera, enfilamos el cuestón hasta lo alto de la pista. Ayer no
había mar de nubes en Navacerrada, pero a cambio, estaba en Madrid. Las vistas
eran tan espectaculares como una semana atrás, e incluso más bonitas ya que la
falda de la sierra estaba casi despejada y la niebla se veía más como un mar
lejano y más brillante.
Tras un pequeño descanso y
primera reagrupación en lo alto, nos dispusimos a llegar hasta el depósito del
canal y desde allí tirarnos hacia la Fonda Real. Justo en ese momento Rafa
reventó literalmente la cubierta delantera de su Focus. Desafortunadamente la
cubierta se había rajado literalmente y gracias a los repuestos del tío Ángel,
conseguimos, con un trozo de cámara vieja hacer una pequeña pared para que la
cámara no produjera un abultamiento de la cubierta rajada. La reparación fue
perfecta ya que Rafa pudo seguir y completar la ruta casi con total normalidad.
Tras reagruparnos en la Fonda
Real, seguimos nuestro camino en busca de la pista de Navalmedio que a ritmo
vivo y sin casi darnos cuenta, nos llevó hasta el tramo final de la trialera
del “Miedo”. En realidad, en vez de subir por este tramo final, y como otras
veces, tomamos un pequeño camino que sale un poco más adelante, el cual según nos dijo Zarzo se conoce como senda de la Sal (no pregunteis porque) y que al menos
uno (que me conste a mí, aunque supongo que algún otro también lo hizo), subió
al completo: y es que nuestro diabóliko amigo es una auténtica máquina con su
flamante nueva Giant 29er.
La corta pero intensa subida del
camino sustituto del Miedo, nos lleva directamente al comienzo de los senderos de
Navalmedio, un senderito que pica continuamente hacia arriba, pero que se
disfruta como ninguno entre pinos y arbustos y un par de pasos nada complicados
entre pequeñas raíces y alguna que otra piedrecita. Fue aquí, en el sendero de
Navalmedio, donde Enrique (Endpar) empezó a encontrarse algo mal, mareado y
pálido, lo que nos hizo temer con que se tuviera que dar la vuelta antes de
tiempo. Menos mal que Fraile se quedó con él, y poco a poco se fue medio
recuperando hasta que, en las ruinas de lo que fueron los antiguos campamentos
de la OJE decidió que una vez subido el tramo del Calvario que quedaba hasta la
carretera del puerto de Navacerrada, decidiría si bajarse por dicha carretera y
esperarnos tranquilamente en la Plaza del Gragantón.
Afortunadamente Enrique se
recuperó muy bien, y poco a poco, los 22 fuimos subiendo y penando Calvario
arriba por esas rampas del 17% que si te las tomas con poca paciencia pueden
agotar todas tus fuerzas. Cuando hicimos la reagrupación en lo alto, ya no
estaban ni Fernando ni Zarzo ni Nelson que habían tirado hacia el Ortiz ya que
algunos andaban un poco pillados de tiempo. Mención especial a Rodrigo
(Glabre), que animado por todos y en especial por Valentín, completó una de las
mejores subidas que le he visto desde que le conozco. Y es que poco a poco las
subidas se le van atragantando menos; en pocas rutas nos dará p’al pelo a los
que siempre vamos atrancados…y si no, el tiempo y me remito a las pruebas de
Peke y Nacho…cómo suben los colegas!!!.
Una vez abandonado el Calvario,
enfilamos la carretera del Puerto de Navacerrada en dirección al pueblo para
afrontar la siguiente parte de la ruta: la subida por la pista de la Barranca
hacia el mirador que da entrada al Ortiz…una de las guindas de la mañana. La
subida es tendida aunque machacona. Es un ascenso que a ritmillo y con buena
conversación (gracias Rubén por darme palique, jejeje) se hace bastante
llevadera. Además, las vistas según vas ascendiendo son cada vez más
espectaculares por lo que en menos de lo que te esperas estás ya en el mirador
tomando un merecido refrigerio antes de uno de los platos fuertes del día.
En el alto del mirador el frío
era bastante intenso; hacía bastante viento y empezaban a caer pequeños copos
de nieve, pero aun así no oí ninguna queja que hiciera pensar que era
desagradable. Y es que yo creo que el que más y el que menos estaba pensando en
el Ortiz más que en el frío. Allí, en el mirador, nos dejó Enrique. Prefirió
darse la vuelta y bajar por la carretera y esperarnos en Navacerrada ya que se
temía que ya que no le gusta especialmente bajar, el mareo le jugara una mala
pasada y al final diera con sus huesos en el suelo
Los demás, a excepción de Zarzo y
Nelson que ya hacía rato habían tirado Ortiz hacia abajo, empezamos a desfilar
por el sendero. ¡¡Qué tendrá este sendero!!. Madre mía!!, es una pasada, y eso
que aun no estando ayer tan concurrido, sí que había bastante gente a pie que
en alguna ocasión hizo que ralentizáramos la marcha.
El Ortiz no deja indiferente a
nadie. Los dos o tres pasos que hay algo más técnicos que los demás, hacen las
delicias de los más “mákinas”, la velocidad que se alcanza es la justa como
para ir sorteando las piedras y los escalones sin demasiada complicación. En
definitiva, que al final del sendero, ya en la pista de la Barranca, cada uno
que llega hace derrapar la rueda trasera de la bici y aparece con una sonrisa
de oreja a oreja que denota cómo lo ha disfrutado: una delicia!!!.
Una vez terminamos de bajar todos
el Ortiz, enfilamos la penúltima rampa de la mañana: subir parte de la pista de
la Barranca hasta llegar a otra de las guindas del día: los senderos Alakan que
tan infausto recuerdo tienen para Pachi (dos caídas la última vez que pasamos
por aquí). La subida es igualmente tendida que la anterior; a ritmillo y con
charleta se llega fácilmente a la fuente de Mingo y de ahí a la entrada de los
Alakan hay tan solo unas decenas de metros.
Afortunadamente ayer fue la
primera vez que tuve la oportunidad de bajar los Alakan enteros y sin pararme.
Las caídas y reventones de las veces anteriores ayer no se produjeron y
afortunadamente todos pudimos disfrutar de lo lindo bajando por esos senderitos
tan rápidos para los que no se requiere ni una técnica ni una pericia especial.
Los gritos de diversión de algunos (al que más se le oía era a Rubén, jajaja),
mostraban cómo nos lo estábamos pasando: de auténtico vicio.
Los Alakan acaban prácticamente
en el vadeo del uno de los arroyos donde Pachi tuvo su segunda caída la última
vez. Algunos a pie y otros montados, conseguimos vadear el arroyo y tras subir
el talud de la orilla contraria, nos dispusimos a hacer la foto de grupo y
seguir con los chascarrillos, chistes y risas…¡¡y es que siempre es así!!.
El fin de los Alakan está en el
paso de las presillas de la Barranca. Desde aquí, y en un trepidante descenso
que en mi cuentakilómetros marcó los 59 km/h (en el de Efrén 65…lo que hacen
las ruedas gigantes) por la pista de los Almorchones, afrontamos la tercera
guinda del día: los senderos de los Almorchones. Qué decir de ellos: curvas
reviradas entre piedras y jaras, un par de escaloncitos de piedra y mucha
velocidad en los peraltes de arena para llegar a toda velocidad a la carretera
de Navacerrada.
Las ganas de llegar a la merecida
opcional hizo que en vez de ir en busca del pantano de Navacerrada, algunos
tiráramos por el sendero paralelo a la carretera, que aunque algo embarrado y
bastante pestilente, nos llevó enseguida a la entrada del Pueblo de
Navacerrada, y en un pis-pas a los coches y como no a las cervecitas, torreznos
y alitas de pollo con las que brindamos y celebramos la llegada del nuevo año.
De los 22 que empezamos, 18 nos
quedamos a la opcional, y es que, ¡¡qué ganitas hay de fiestuqui!!, jajajaja.
Como no, al igual que el Ortiz, los Alakan o los Almorchones, la opcional del Porrón (más conocido como “Los Torreznos”), no decepcionan nunca.
Con el fin de la opcional
poníamos ayer fin a la última ruta del año. La número 47…una pasada. Los
abrazos, las felicitaciones, los parebienes y las ganas de volvernos a ver
fueron lo último que hicimos. Eso sí, dar las gracias a Peke por la invitación
a toda la opcional; y es que nuestro amigo Alberto cumple 31 años el próximo 3
de Enero: Muchas felicidades por partida doble y de nuevo muchísimas gracias
por tu invitación: ¡¡eres grande, Peke!!.
ASI PUES, A TODOS LOS QUE DE UNA
MANERA U OTRA PERTENECÉIS A ESTE GRUPO O COMPARTÍS CON NOSOTROS ESTAS GRANDES
MAÑANAS DE MTB, OS DESEAMOS QUE TENGÁIS UN MAGNÍFICO AÑO 2.013 LLENO DE
FELICIDAD, SALUD, TRABAJO Y MAGNÍFICAS RUTAS COMO LA DE AYER.
Por cierto…el próximo día 7 más y
esperemos que mejor (aunque eso es ya casi imposible).
Fotos de Jesus
Fotos de RaFaRu
Fotos de Frailman
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